El mundo va cambiando y los nuevos tiempos nos traen nuevas herramientas que hacen que empresas y personas se preocupen, por ejemplo, de aquello que la red dice de ellas, o lo que es lo mismo, les preocupa su reputación online. En estos momentos, es normal que se comiencen a establecer estrategias más o menos adecuadas para controlarlo.
La reputación no deja de ser una casación entre lo que somos y hacemos y lo que se dice que somos y hacemos. Es decir, debe producirse una coincidencia entre ambas. Para empezar, debemos partir de la premisa de que es imposible que a todo el mundo le guste lo que hacemos. Debemos aceptarlo porque la diversidad de criterio y de opinión es respetable y necesaria.
La reputación es lo que se dice sobre nosotros, sobre lo que hacemos, la opinión que los demás tienen de nosotros, es decir, es un compendio de cosas que conforman la reputación que tenemos. A ella, ayudan a generarla las personas que nos conocen, que trabajan con nosotros, que han tenido alguna experiencia laboral más o menos intensa. Aunque no debemos olvidar que también pueden existir personas que opinen sobre nuestro trabajo sin conocernos ni tener ninguna relación con nosotros y, en función de su influencia, nos puede causar mayor o menor daño. Yo siempre digo que en el mundo real, si uno es fiel a lo que dice con lo que hace y, además, es consciente de que todos nos equivocamos, asumiendo que no tiene nada que ocultar, no debe tener ningún miedo sin olvidar ser precavido.
La cosa cambia en la red porque es un sitio donde fluye una gran cantidad de información de cosas, personas, etc. procedente de múltiples fuentes de veracidad diversa. Es decir, cualquiera puede decir cualquier cosa en la red sobre una empresa, producto o persona y esto se queda ahí y lo puede encontrar cualquiera con mayor o menor influencia. Por ello, lo primero que debemos hacer cuando encontremos información sobre algo que nos interese en la red es contrastar la fuente, es decir, de dónde o de quién proviene esa información y luego buscar más información que ratifique esa información en una u otra dirección.
Para ello, lo primero que debéis hacer para poder controlar vuestra propia reputación online es saber qué dice de vosotros la red, tanto buena como mala y llegar a la fuente que dice eso y en qué se basa. Es decir, debéis investigar que se dice de vosotros en diversos buscadores y es tan fácil como poner vuestro nombre completo en cualquier buscador, esto se llama egosurfing. De la misma forma, tenéis que conocer qué información dejáis disponible en la red a disposición de cualquiera y para ello tenéis que controlar el apartado de configuración de cada Web, página o portal donde tengáis información y decidir conscientemente qué dejáis disponible y qué no. La red es un gran motor de búsqueda que permite que se encuentre, en la gran mayoría de las ocasiones, lo que nosotros dejamos disponible sin protección. La red es una gran ventana que hará que la hagamos discreta o indiscreta si somos concientes de que los protagonistas de la misma somos nosotros mismos.
La red es interactuación, por lo tanto, si la red no dice nada de vosotros eso significa que no existís en el mundo online. El que aparezcan cosas positivas de vosotros en la red es bueno siempre que se corresponda con la realidad que demostramos diariamente en nuestra vida profesional. Por ello, el hacer cosas en la red que muestren lo que sois capaces de hacer es muy positivo siempre que lo planifiquéis adecuadamente y conectéis con las personas y los sitios apropiados para mostraros. Esto por supuesto requiere constancia, trabajo y tener algo que mostrar.
La red no olvida y no podéis pretender mostrar solo las grandezas de vuestra persona o compañía porque, para empezar, nadie es perfecto. Por ello, ayuda más en un momento dado reconocer vuestras debilidades o las cosas a mejorar que intentar ocultarlas a cualquier precio. Se consigue mucho más con la sinceridad que con la prepotencia. Quienes interactuamos en la red somos personas y cada vez tenemos más poder cada uno de nosotros y sabemos obtener más información y el criterio más adecuado. En la red puedes mentir una vez pero no dos ni tres porque al final, se te 've el plumero' y borrar después eso será muy costoso.
Lógicamente, no toda la información inadecuada que aparece de una persona o compañía tiene porque ser verdad y si es falsa se deberán tomar las medidas adecuadas de la índole necesaria para revertir la situación a lo que es real.
En otras ocasiones el saber lo negativo que aparece de nosotros o de nuestra compañía en la red nos puede servir como punto de inflexión para comenzar un proceso de cambio que nos ayude a saber por qué camino debemos ir para conseguir la imagen deseada. Es decir, la imagen debe ir acompañada de hechos que den veracidad a la misma.
La información se puede gestionar de muchas formas y debemos de tener claro que no vale cualquier manera porque a veces el precio que pagaremos es más caro de lo que a priori pensábamos. Las cosas llevan su proceso y los atajos no siempre son recomendables.
Debemos saber preparar, lanzar y trabajar la estrategia de nuestro trabajo o de nuestra compañía en la red. Para ello, debemos ponernos más en el lugar de los demás y plantearnos qué es lo que más van a valorar y qué menos. Si nosotros fuésemos usuarios de la red, ¿qué nos gustaría encontrar de una persona o compañía?
¿Qué opinión te merece la reputación online? ¿Habéis hecho egosurfing? ¿Os habéis encontrado? ¿Estáis de acuerdo con lo que se dice de vosotros?