Imagina que un niño de unos 7 u 8 años se te acerca y te cuenta, lleno de orgullo, que ahorrando propinas ha acumulado 30 €.
Le gusta el dinero y quiere multiplicarlo, pero no sabe cómo. Te pide consejo.
Tú le sugieres que invierta. Que compre algo en eBay y lo venda un 10% más caro en Wallapop.
La idea le gusta, pero lo tiene que pensar.
¿Pero qué coño tienes que pensar? Le has propuesto es una auténtica chorrada, no hay nada que perder.
Añade que lo que ha hecho le ha funcionado bien hasta ahora. Y si lo otro no funciona podría perderlo todo.
Además, si fuera tan fácil lo haría todo el mundo.
Su inocencia te produce ternura, pero también rabia, porque sobrevalorar la dificultad que tiene dar el siguiente paso le frenará toda su vida.
A los días conoces a un adolescente de 15 o 16 años.
Te cuenta que hace unos meses empapeló el barrio anunciando que arreglaba smartphones.
Hoy, dedica 50 horas al mes y gana 400 €.
El orgullo ya se ha evaporado, ahora está quemado. Quiere algo mejor pero no sabe por dónde empezar, está bloqueado.
Le propones dar clases de informática:
- Una hora por semana
- 10 alumnos
- 10 €/h por alumno
- Resultado: 400 €/mes por 4 horas de trabajo
Te dice que suena bien, que lo pensará. Quizás lo intente en paralelo.
¿Pero qué coño…? No dices más.
Te dice que lo que ha hecho le ha funcionado bien hasta ahora. Y si lo otro no funciona podría perderlo todo.
Además, si fuera tan fácil lo haría todo el mundo.
Su inocencia te produce ternura, pero también rabia, porque sobrevalorar la dificultad que tiene dar el siguiente paso le frenará toda su vida.
En una cena entre amigos te presentan a un millonario.
Te interesas, le preguntas, te cuenta sus claves.
Arriesgar, formarse sin parar, probarlo todo, ser profesional y ganarte una reputación, no parar de conocer gente, ignorar la vergüenza, pasar de la crítica, hablar sin rodeos, desvincularte emocionalmente del dinero.
Te gusta lo que oyes, le tienes que dar una vuelta. No estás tan mal.
Lo que has hecho te ha funcionado bien hasta ahora. Y si lo otro no funciona podrías perderlo todo.
Además, si fuera tan fácil lo haría todo el mundo.
El tipo no dice nada. Simplemente te mira con ojos de ternura, en silencio…
Siempre he obedecido ciegamente y puesto en práctica con rigurosidad militar lo que gente que vendía más que yo me ha recomendado.
Ha funcionado y sigue funcionando.
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Acepto la política de privacidadLa entrada La reflexión jodida del día se publicó primero en Luis Monge Malo.
