Un nuevo lío sobre nuestras cabezas que desprende reflejos en múltiples direcciones dependiendo desde donde se mire. Empezaré diciendo que a mí personalmente no me gusta, ni el fondo ni la forma. No me gusta que el fondo por el que se hace necesite entrar en la Constitución y no me gusta la forma poco consultiva, poco participativa.
No me gusta que un acuerdo sobre ingresos/gastos, sobre estabilidad presupuestaria necesite ir en la Carta Magna. Tampoco creo que esto sea un acuerdo sobre déficit cero, me parece otra cosa. Claro, no diametralmente opuesta sino dentro de este mundo en que vivimos. En todo caso la decisión de equilibrio presupuestario es una opción política y podría ser desarrollada por cualquier gobierno e incluso si se pretende un acuerdo superior pactado por la mayoría del Parlamento, por una ley orgánica o de otro tipo.
La forma, parece que legalmente no requiere referéndum, por no afectar a partes vitales, a libertades básicas, pero creo que no se discute la forma solo por su implicación legal, sino por lo que conlleva de tomar decisiones sin contar con el Parlamento, con el partido, con el sindicato, con la ciudadanía, con otras instituciones. Lo que se discute en cuanto a la forma es el vicio de este Presidente de Gobierno, de los poderes políticos, de tomar decisiones sin publicidad, debate y participación colectiva. Ya sabemos que los poderes económicos lo hacen reiteradamente pero quisiéramos influir en las decisiones de los políticos que elegimos. Un matiz sobre el referéndum, es que se puede perder muy posiblemente, no parece que exista ni ligero equilibrio en las fuerzas.
Así que el asunto produce diversos reflejos. Uno de gran intensidad que me interesa sobremanera es el de ¿por qué se propone ahora?, a poquito de las elecciones, ¿como el Presidente no se ha quitado de en medio esperando que el tiempo se gastara y punto?. Por el contrario se mete en otro nuevo lío, que le costará sudor y lágrimas y que evidentemente en principio daña al PSOE y a un cierto espíritu de izquierdas. Se propone ahora porque necesitaba a las Cámaras abiertas, antes de disolverlas. Bien. Pero ¿por qué?
El fondo del problema hay que imaginarlo con los mimbres que tenemos. Termina el verano y los problemas de la deuda pueden volver a surgir con fuerza en plena campaña electoral. La especulación mundial podría aprovechar el ínterin de la campaña electoral para llevar el diferencial de prima de riesgo por encima de 400. Podría hacerlo porque es muy sencillo operar especulativamente, porque es barato y muy rentable, porque el freno provisional puesto a las ventas a corto y crédito era por unos días, y además hay montones de instrumentos financieros sobre los que no se tiene control para utilizarlos en estos asuntos.
Rodeando el fondo del asunto están las dificultades de la banca europea, con participaciones cruzadas entre sí y con la banca americana, norte, porque la banca española hace agua en cuanto a solvencia, ya no solo en cuanto a liquidez, porque los mercados interbancarios mundiales están congelados con parálisis crediticias y porque las perspectivas de crecimiento son nulas aumentando las de estancamiento y nuevos miedos a la recesión.
Supongo que estas cosas han influido en nuestro Presidente, y en el BCE para sugerir medidas de contención, porque no olvidemos que el BCE ha comprado bastante deuda española en las últimas semanas, y no con apoyos unánimes de la UE al contrario con fuertes críticas de algunos sectores. Ante este cuadro y la historia de estos 3 años contada en estas páginas, quizás estamos abocados a tomar medidas que pudieran causar efecto psicológico, la confianza de los mercados.
Otra vez nos encontramos con una discusión hurtada y por lo tanto salen a relucir deseos sin considerar los riesgos de cada decisión. Me gustaría que… tiene gran parte de infantilismo porque no contempla el coste alternativo de tomar una u otra decisión o de no tomar ninguna, que también tendría costes. Otra vez las discusiones se evaden del terreno de resolución de problemas, se debate al margen de la realidad soportada.
Poco sentido tiene decir que nos obliga Merkel o el BCE, como si fuéramos muñecos, sin considerar que cada día que vamos a trabajar es porque nos obliga XXX, o que si vivimos en tal piso y no otro es porque nos obliga YYY. (Al margen que muchos quisieran tener esas obligaciones). La realidad, la vida, las circunstancias nos obligan a tomar decisiones, los otros pesan sobre ellas, los prestamistas, inversores, mercados, el euro, China, nuestra debilidad económica y política, etc. pues claro que están condicionando muchas de nuestras opiniones diarias. Nadie lo duda, el problema de fondo es que tenemos que resolver si queremos dinero fresco cada mes para poder pagar sanidad y pensiones, o evitamos que nos influyan y a tomar por saco dentro de 2 meses.
¿Alguien cree que Grecia por evitar en su Constitución un artículo semejante al de la reforma española podría sentirse más libre durante los próximos 30 años?