La reforma fiscal recién aprobada por el gobierno de Mariano Rajoy, "vendida" a los españoles como una bajada de impuestos para reactivar la economía, es engañosa, opaca y truculenta. Diseñada para confundir a los contribuyentes y para que el Estado no pierda demasiados ingresos, es la "lógica" reforma de un gobierno que incumple sus promesas electorales, suele ocultar la verdad e ignora que la democracia es incompatible con la desinformación y el engaño.
El PSOE acaba de agregar su crítica a las de cientos de analistas y expertos, en su mayoría decepcionados por la mezquindad de la reforma, que quita por un lado, pone por otro y pretende siempre mantener los ingresos del Estado, La reforma fiscal recién aprobada por el gobierno de Mariano Rajoy, "vendida" a los españoles como una bajada de impuestos para reactivar la economía, es engañosa, opaca y poco inteligible, mas orientada a confundir que a aclarar conceptos.
El gobierno del PP ha preferido, desde el principio, esquilmar los bolsillos del ciudadano con impuestos injustos e insoportables a imponerse a si mismo y a las instituciones una política austera y de ahorro en un Estado que es demasiado grande y que soporta a mas políticos enchufados y cobrando del erario público que los que tienen Francia, Alemania y Gran Bretaña juntos.
Esa voluntad de hacer pagar a los ciudadanos el grueso de la crisis, sin que el Estado renuncie a sus privilegios, lujos y abusos, es lo que está causando al Partido Popular un desgaste potentísimo, hasta el punto de que si continua el mismo ritmo de deterioro actual, el PP podría llegar a ser un partido marginal en las próximas elecciones generales.
El abuso fiscal del gobierno, según muchos expertos, no solo no ayuda a salir de la crisis, sino que oprime la economía e impide el despegue económico porque el gobierno se niega a ser austero y a recaudar menos.
Pero esa política injusta y desequilibrada tiene también otros efectos perniciosos, entre los que destaca el creciente rechazo y hasta odio de los ciudadanos a sus clases dirigentes y el crecimiento exponencial de la voluntad de engañar al Estado no pagando impuestos.
Cada día son mas los españoles que dicen públicamente que evitarán pagar impuestos a unos gobernantes que, por su fácil convivencia con la corrupción y por su protección a los indeseables y corruptos, no pueden garantizar que el destino de los impuestos que pagan los ciudadanos sea decente.
Todo es tan opaco y confuso que no es fácil saber si es cierto o no que la reforma representa o no es una bajada de impuestos, pero lo que está claro es que el sistema fiscal es tan misterioso y complejo que ni los expertos se ponen de acuerdo.
Los políticos saben que la confusión es su mejor arma, cuando en lugar de gobernar con decencia y honradez pretenden, como ocurre en España, mantenerse en el poder a toda costa y conservar privilegios, ventajas, impunidades y patentes de corso en contra de la voluntad del ciudadano y las reglas de la democracia.