Revista Opinión

La reforma laboral ha empeorado la dualidad del mercado laboral

Publicado el 02 noviembre 2010 por Trinitro @trinitro

Los últimos datos de la EPA indican que la Reforma laboral no ha generado incentivos para acabar con la dualidad del mercado laboral, los nuevos contratos temporales vuelven a concentrarse en los jóvenes y la destrucción de empleo indefinido se centra en ellos. No sólo la reforma laboral fomenta una mayor precarización de los jóvenes al introducir un contrato de aprendizaje, a la práctica prorrogable hasta los 30 años con un 60% del sueldo de convenio, sino que las propuestas que presenta CiU para las elecciones autonómicas van aún más allá: contrato de aprendizaje sin sueldo y precarizar aún más el contrato de aprendizaje para hacerlo más atractivo a los empresarios.

Los cambios introducidos en el mercado laboral por la reforma laboral no iban a generar empleo, algo que afirman incluso aquellos que la impulsaron. El objetivo era establecer un mercado laboral que permitieran la creación de empleos de mayor calidad y que luchara contra la dualidad de este.

La dualidad del mercado laboral no es más que la descripción de una realidad: hay un 25% de trabajadores en condiciones precarias frente a una mayoría que tiene protecciones y relativa estabilidad. El mercado laboral dual se ensaña especialmente con los jóvenes que son los que sufren mayor temporalidad, y actualmente uno de los colectivos en los que más se sufren el desempleo.

Teóricamente la reforma laboral iba a generar incentivos para reducir la dualidad del mercado laboral y que se genera empleo asociado a actividad de valor añadido.

Es difícil entender que los objetivos de luchar contra la dualidad del mercado laboral fueran eficaces, al ampliar que el contrato en prácticas pueda prorrogarse hasta los 30 años pagando sólo un 60% del salario que estipula el convenio. Es decir, alguien podría estar con estos contratos de prácticas desde su entrada en el mercado laboral a los 16 en adelante hasta los 30 cobrando un 60%, aunque tenga ya 5, 6 o hasta 13 años de experiencia en ese sector. Algo que abre las puertas no sólo a mantener el mercado laboral dual sino hacerlo aún más lesivo.

Los efectos de la reforma en el mercado laboral, más allá de facilitar el despido, cosa que se ha notado inmediatamente, se deben notar en el momento que se comienza a generar empleo, aunque sea en pocas cantidades.

Los primeros datos “algo” positivos del empleo más allá de los asociados al paro registrado, son los que nos ha dado la Encuesta de Población Activa que nos indica un ligero incremento de personas con trabajo y un ligero descenso de personas en desempleo. Estos datos no son tan volátiles como los “famosos” brotes verdes ya que muestran una ligera tendencia que va más allá de la estacionalidad de la contratación veraniega (septiembre terminó más personas con contrato que a inicios de este año, o que a finales de Junio cuando se elaboró la EPA del segundo trimestre). Que el empleo aumente ligeramente no tiene que ver con la reforma laboral (los expertos indican que una reforma laboral a lo sumo puede afectar al nivel de desempleo estructural, es decir, al que tenemos cuando la economía va bien). En cambio la reforma laboral debería estar afectando a la composición de este nuevo empleo.

¿Cuál ha sido su efecto?, los datos a primera vista nos indican que en este tercer trimestre hay una destrucción neta de 30.000 puestos de trabajo indefinidos y un aumento neto de 120.000 puestos de trabajo temporales. La conclusión fácil de llegar sería decir que la Reforma Laboral no está consiguiendo sus efectos de luchar contra la dualidad del mercado laboral, y que los incentivos que se han generado ha sido todo lo contrario, aunque para poder afirmarlo así hay que analizar como ha afectado el empleo al colectivo que más sufre la temporalidad, los jóvenes.

Un dato sencillo es analizar la evolución de los contratos en el sector privado entre los más jóvenes, el más sensible a las reformas laborales, los contratos indefinidos en menores de 30 años han caído en 40.000 personas (más que la caída de contratos indefinidos en el conjunto de la población). Es decir, el indicador “a lo macro” nos refleja que realmente los que han transformado empleo estable por empleos temporales, han sido los jóvenes, no los otros grupos poblacionales.

Podemos analizar la temporalidad en cada grupo poblacional, comparando el conjunto de total de trabajadores con el colectivo de los más jóvenes y ver que tipo de contratación está fomentando la reforma laboral.

La reforma laboral ha empeorado la dualidad del mercado laboral

EPA, Tasa de temporalidad por grupo poblacional. Fuente: INE

 

Es fácil darse cuenta que la temporalidad ha ido cayendo en los últimos trimestres de la crisis (es más fácil no renovar que despedir) un fenómeno más o menos normal. También es fácil ver como a partir del segundo trimestre del 2010 la temporalidad vuelve a subir en los jóvenes de entre 16 y 20 años (la EPA del segundo trimestre se elabora en Junio, época de contratación estacional asociada al verano donde muchos jóvenes entran a trabajar en sustitución de los turnos vacacionales de verano en el sector industrial y en el sector servicio) sin que apenas se note en el resto de grupos poblacionales, algo que también es “normal” y que cabía esperar, pero ya en el III trimestre del 2010 con la reforma laboral presentada (y por tanto los empresarios sabiendo a que se van a atener) o aprobada, la temporalidad se ha disparado en el conjunto de los más jóvenes, no sólo entre los trabajadores entre 16 y 20 años (que pasa a superar el 80%), sino entre 20 y 24 años (que se acerca peligrosamente al 60%). Es gráfico observar como en el conjunto de los trabajadores este incremento de la temporalidad casi no se nota (120.000 puestos de trabajo temporales entre casi 15.000.000 de asalariados son muy pocos, en cambio esos 120.000 concentrados en los menores de 30 años, especialmente en los menores de 24 sí que tienen un efecto más visible).

Es evidente que la reforma laboral no está cumpliendo su objetivo de luchar contra la dualidad del mercado laboral. Que propuestas de reducir la protección de los trabajadores indefinidos sin medidas paralelas (como las negociadas en la reforma laboral del 2006) no incentiva a contratar de forma más estable a los jóvenes, mientras exista un contrato temporal seguirá siendo más barato y fácil contratar a los jóvenes como temporales.

Los datos de temporalidad nos están diciendo también otra cosa, no sólo que el mercado laboral profundiza en la dualidad, sino que el nuevo empleo que se genera y las oportunidades para los jóvenes siguen estando asociadas a modelos productivos de poco valor añadido. La reforma laboral no ha introducido incentivos para que generemos una economía de mayor productividad, y por tanto no sostenible. Los (pocos) empleos que se están generando, son muy parecidos al conjunto de empleos (mayoritariamente temporales) que durante la crisis se han ido destruyendo y los sectores económicos que los generan son básicamente los mismos. No hay ni cambio de modelo productivo, ni se generan los cimientos para que este pueda producirse.

Nuestro sistema productivo ha ido generando un mercado laboral muy triste, condiciones laborales precarias hasta los 30, tener una vida laboral más o menos digna entre los 30 y los 45 y a partir de los 45 rezar para no perder el empleo ya que nuestra capacidad para ser contratados cae en picado. La reforma laboral es evidente que no ha introducido los incentivos correctos para que el modelo productivo genere otro tipo de mercado laboral, como ya habían dicho los opositores a esta.

Es mejor tener un empleo temporal, precario, que estar en situación de desempleo, pero recuerdo que el objetivo de la reforma laboral era facilitar la contratación indefinida, fomentar una economía más sostenible y no dependiente de sectores de poco valor añadido y reducir la dualidad del mercado laboral y por tanto que haya aumentado la temporalidad es una mala noticia para los que han impulsado esta reforma laboral. Pero no sólo por los que la impulsaron sino que también es un mal indicador para los que consideraban que la reforma laboral iba por un buen camino pero que se quedaba corta, como afirmaba la derecha mediática y política española y catalana. El argumento que utilizaban sobre que a los opositores a la reforma laboral no estaban “preocupados por los jóvenes y la dualidad del mercado laboral” es el que más ha sido utilizado por la derecha mediática y política.

Algo también que nos ha de permitir reflexionar es que las propuestas de algunos partidos como CiU que plantean contratos de prácticas sin retribución salarial para jóvenes (por mucho que lo analizo me cuesta entender que diferencia hay entre este tipo de contrato y el aprendizaje de oficios de las sociedades preindustriales donde al menos los aprendices tenían techo y manutención a cargo del artesano que los tenía a su cargo) o flexibilizar aún más el nuevo contrato en prácticas (donde se cobra el 60% del salario y puede ser prorrogado hasta los 30 años), no generan los incentivos adecuados para luchar contra la dualidad del mercado laboral o generar actividad económica de mayor valor añadido.

Si la reforma laboral aún precariza más a los jóvenes, las propuestas de los partidos de derechas en estas elecciones autonómicas empeoran la situación. Si lo que buscamos es que cuando venga la época de vacas gordas tener un mercado laboral con una dualidad reducida y con empleos de mayor valor añadido no vamos por el buen camino, ni con la reforma laboral y mucho menos con las propuestas que nos presenta la derecha.


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