El honorable Pujol y los principales políticos catalanes invitaron a tres exdirigentes en la Unión Europea para que anunciaran que su Comunidad se incorporará más adelante como una nación más a la bandera comunitaria.
Pero se llevaron un chasco: fuera de España no tienen posibilidad alguna.
Los exlíderes siguen siendo muy poderosos y prestigiosos: crearon los acuerdos de Maastricht. Aunque a uno lo minimicen los que mandan ahora en su país, eran el añorado expresidente de la Comisión, Jacques Delors y los exprimeros ministros de Alemania, Helmut Kohl, y de España, Felipe González.
Habían sido convocados por antiguos diputados y senadores y por parlamentarios autonómicos para hablar de “Europa: Estados. Regiones”.
Europa tiende al federalismo de los estados, y las regiones nunca podrán tomar decisiones ejecutivas, advirtieron los tres. Una de las razones es que, igual que Cataluña, Galicia y País Vasco, hay 179 regiones europeas.
Las regiones pueden ganar fuerza, pero su estatus deben de negociarlo con el Estado, y ni siquiera el Parlamento europeo las albergará.
Ésta es la doctrina de los países miembros actuales y de los que entrarán próximamente, dijo Kohl para terminar con la tenaz insistencia de dos nacionalistas que querían irse, al menos, con unos rayos de esperanza, pero que se marcharon soltándolos.
El periodista Alfred Rexach, con humor, sugirió que quienes los convidaron deberían advertirles que se paguen ellos las próximas comidas: en Barcelona los exdirigentes ya no tendrán gratis ni el agua.
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