Revista Economía
La Regla de Taylor trataba de analizar la política de la Fed (Reserva Federal) siguiendo tres parámetros básicos: Inflación, Estado de la capacidad productiva y Meta de inflación.Básicamente confirma lo establecido por Keynes, al idear una regla matemática que confirma que si cae el Producto Interior Bruto hace falta una política monetaria expansiva (bajos intereses). El problema es acertar con un objetivo de inflación que genere un crecimiento adecuado, sin limitar una inflación que permita acabar con el paro.Porque la Curva de Phillips, en macroeconomía, representa una curva empírica de pendiente negativa que relaciona la tasa de inflación y la tasa de desempleo. La curva de Phillips relaciona la inflación con el desempleo y sugiere que una política dirigida a la estabilidad de precios promueve el desempleo. Por tanto, cierto nivel de inflación es necesario a fin de minimizar el paro. El interés del BCE por controlar la “inflación comunitaria” ha perjudicado claramente a España.Es algo que Arthur Schopenhauer describió perfectamente en el famoso “Dilema del erizo”:En un día muy helado, un grupo de erizos que se encuentran cerca sienten simultáneamente la necesidad de juntarse para darse calor y no morir congelados.Cuando se aproximan mucho, sienten el dolor que les causan las púas de los otros erizos, lo que les impulsa a alejarse de nuevo.Sin embargo, como el hecho de alejarse va acompañado de un frío insoportable, se ven en el dilema de elegir: herirse con la cercanía de los otros o morir. Por ello, van cambiando la distancia que les separa hasta que encuentran una óptima, en la que no se hacen demasiado daño ni mueren de frío.Es lo que ocurre exactamente con la inflación. Es bueno animar la situación económica, reducir el nivel de paro e incrementar nuestro producto interior tratando de respetar las directrices de Europa, pero no es fácil acertar con un equilibrio que lo cumpla todo. Bajos tipos de interés, inflación y, como colofón … estar en sintonía con Europa.Como dijo Groucho Marx: Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cuatro años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cuatro años!
Mark de Zabaleta