Urraca Alfonso, conocida como “la Asturiana”, nació en Aller, Asturias, en 1133, fruto de una relación entre el rey Alfonso VII de León y la noble Gontrodo Pérez. Al parecer, el rey leonés, casado entonces con la reina Berenguela, se había trasladado a tierras asturianas para frenar la rebelión de un conde y se había instalado en casa de la familia de Gontrodo. Esta también estaba casada, por lo que poco después de dar a luz a Urraca, la pequeña fue trasladada a la corte para ser educada por su tía paterna, Sancha Raimúndez, propietaria del Infantado y mujer con gran influencia en el círculo de su hermano, no en vano era tratada con el título de reina.
Restos de la Torre de Soto de Aller, lugar de nacimiento de la reina Urraca
Siendo todavía una niña, Urraca se casó con el rey García Ramírez de Pamplona, de más de cuarenta años de edad. De aquel enlace, fruto de un acuerdo político entre su padre y su marido, nacería una hija, Sancha Garcés. Seis años después, en 1150, Urraca quedaba viuda y decidió entonces volver a su tierra natal con el beneplácito de su hermano quien la nombró reina de Asturias. Instalada en el palacio de Alfonso el Casto en Oviedo, Urraca dedicó su vida a gestionar las tierras donadas por su padre y ayudó a fundar instituciones religiosas. Hacia 1163 se casó en segundas nupcias con Álvaro Rodríguez de Castro, con quien protagonizaría un intento de independencia del reino de Asturias, rebelión que fue abortada por su propio hermano, rey desde la muerte de su padre, en 1157. De su segundo matrimonio nacería un hijo, Sancho Álvarez de Castro.
Sepulcro de la reina Urraca
Aunque no está del todo clara la fecha de la muerte de Urraca, al parecer vivió sus últimos años en Palencia, después de ser expulsada de su amada Asturias por orden expresa de su hermano el rey. La fecha más probable de su muerte se sitúa en torno al año 1179.
Si quieres leer sobre ella