El Ayuntamiento de Madrid decide que a los Reyes Magos les acompañe una Reina Maga y arde Troya porque se intenta romper una tradición. Como si en España a día de hoy no tuviéramos cosas más importantes sobre las que debatir, como si no tuviéramos que formar un Parlamento o algo de eso, por ejemplo.
Las tradiciones son, según la RAE, "transmisiones de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, etc., hechas de generación en generación". Está claro que para que algo se convierta en tradición lo único necesario es que se repita a lo largo del tiempo. Está claro, también, que ninguna tradición nace siendo tradición.
Hubo un tiempo en que la cabalgata de los tres reyes magos no era tradición en ninguna ciudad española -ni de cualquier otra parte del mundo-. Básicamente, la llegada de los tres reyes magos hace referencia a un epígrafe de la Biblia en el que las personas que vienen del Oriente de Jerusalén ni eran tres (no se explicita el número de visitantes, sólo el número de regalos), ni eran reyes (en ningún momento aparece esta palabra), ni eran magos (en el sentido en que mago se emplea hoy en día, ya que por aquel entonces la connotación del vocablo significaba "sabio").
Hubo un tiempo en que si yo felicitaba estas fiestas al grito de "Feliz Falsedad" no dejaba de ser un delirio de carácter excéntrico. A día de hoy, y a base de repetirlo año tras año, mi "Feliz Falsedad" se ha convertido en una pequeña tradición dentro mi círculo más próximo. Así se construyen las tradiciones. A base de repetición se crean, se recrean y se modelan las tradiciones, así que no apelemos a la tradición como entes inmutables venidos de la nada por iluminación divina, porque las tradiciones son productos sociales de los hombres creadas por los hombres y reiteradas por los hombres.
Al decir "los hombres", por supuesto, me refiero a los hombres y las mujeres. Lo único que la tradición lingüística, por iluminación divina, no acepta como válido que diga "las mujeres", porque "los hombres" somos el todo social, y "las mujeres" sólo somos las mujeres. Así que dejemos en paz la tradición lingüística, de momento, y al hablar de los hombres hagamos como si incluyéramos también a las mujeres en esto de crear, recrear y modelar las tradiciones.
Hagamos como si las incluyéramos, porque como expresé al principio, sería más lógico debatir sobre la construcción del Parlamento que sobre cabalgatas absurdas. Y digo absurdas porque la Reina Maga se está convirtiendo en un asunto de Estado... laico. Y digo hagamos como si las incluyéramos por lo del Parlamento, porque queda muy bonito hablar de paridad cuando los candidatos a la presidencia son varones. ¡Esa sí que es una tradición que no conseguimos modelar en España!
Las tradiciones que tampoco conseguimos modelar en España son las de la desigualdad... de género. Las de menos salario por realizar el mismo trabajo, menos mujeres en puestos de responsabilidad corporativa aun demostrando igual o superior valía, menos mujeres en los parlamentos, menos mujeres... y punto, porque lo de la violencia de género es para escribir aparte.
Y la tradición que, por encima de todas, menos conseguimos modelar en España es la de la necedad. Porque decimos que para que haya igualdad fáctica el primer paso es la educación, pero queremos que nuestros niños -en edad de ser educados- sigan viviendo lo mismo de siempre porque hay que apelar a la tradición de los Tres Reyes Magos, que ni eran tres, ni eran reyes, ni eran magos. ¡Feliz Falsedad!
NOTA: Cabe destacar que se habla de Reina Maga simplemente porque en algunos distritos el papel de Rey Mago será interpretado por mujeres, no porque se esté introduciendo la figura de la Reina Maga.