"Hoy casi todo el mundo ha oído hablar de Bali. Para algunos significa un pequeño sitio al que ir, uno de los muchos puertos de un crucero alrededor del mundo; a otros, les trae imágenes mentales de chinas morenas con pechos bonitos, palmeras, olas, y todas las nociones románticas que la convierten en un paraíso de los Mares del Sur. En general, la idea popular sobre Bali acaba aquí." - Miguel Covarrubias en The Island of Bali (1937).
Si casi todo el mundo había oído hablar de Bali en 1937, todo el mundo ha oído hablar de Bali en 2011: sin embargo, la idea general persiste. Bali es una isla de las muchas de Indonesia, más pequeña que la Comunidad de Madrid; hoy la habitan unos 4 millones de personas, pero a principios de siglo no llegaban a un millón.
¿Que le hace tan diferente del resto de Indonesia? Su religión. En Bali, se practica, aunque cada vez menos, una suerte de Hinduísmo sincrético único en todo el sudeste asiático: desde la difusión del islam en Indonesia en el siglo XVIII, Bali se convirtió en el refugió de los hinduístas. De hecho, hay una leyenda, no tan desencaminada, que explica su fundación, y que por literaria debemos reproducir aquí (permitanme adornar un poco la tradución, que viene de Revolt in Paradise de K tut Tantri):
Hace siglos, cuando la India fue invadida por los mahometanos, un grupo de sacerdotes brahmanes decidió huir del país y buscar un nuevo hogar allende los mares en vez de someterse al conquistador. Tomando todas sus esposas, familiares y bienes materiales, los brahmanes se navegaron, y después de mucho vagar, desembarcaron en las costas de Java, donde decidieron instalarse en una hermosa llanura llamada Madjapahit. Allí prosperaron en paz durante trescientos años hasta que una gran cruzada islamista sacudió Java. Pero cuando la horda invasora estaba a punto de alcanzar a los hindúes de Madjapahit, un dios brahmán llamado Vishnu apareció y les prometió la liberación de su pueblo si se evaban Madjapahit y se marchaban a la costa oriental de la isla. (...) Hasta que muy agotados y exhaustos llegaron a la orilla de un pantano impenetrable, en el lugar que más tarde sería llamado Banjuwangi. Aquí los brahmanes esperaron, siguiendo instrucciones, hasta que el dios Vishnu apareció e invocó al pájaro sagrado hindú, Garuda, que milagrosamente transportó a todos, uno por uno, a la seguridad en el otro lado del pantano. Los musulmanes llegaron justo a tiempo para presenciar con rabia e incredulidad el milagro.
Al otro lado del pantano, los brahmanes rezaban y celebraban dando las gracias. Y mientras que los sacerdotes iban rociando agua bendita tomada de los pétalos de flores de la orilla del pantano, un segundo milagro sucedió. El hedor inmundo del pantano desapareció y fue reemplazado por un olor tan divinamente perfumado que parecía contener la esencia de cada flor que nunca había floreció en ese campo, que se llamaba Bali. Y entonces, ante los ojos de los felices brahmanes y de los angustiados musulmanes, del pantano comenzó a emenar agua fresca de manantial, al principio corría, luego formó charcos, y más tarde, inundó las hierba y las cañas, y finalmente, absorvió el pantano. Pronto, un gran mar embravecido separó a los musulmanes de los brahmanes y, Bali, separado de Java, quedó siempre musulmana a salvo de la invasión. Porque, aunque los musulmanes consideraron continuar la conquista con barcos, las olas del mar ser conviertieron en una nueva montaña, mientras que la espuma hervía con furia. Los musulmanes se rindieron, y aunque posteriormente establecieron su supremacía en Java, nunca más se les ocurrió reclamar la isla de Bali.
Bali según Miguel Covarrubias.
Y de hecho, la isla quedó a salvo de la conquista durante muchos siglos. Quizás fuera el caracter religioso, quizás fuesen sus castas beligerantes, pero Bali fue la última gran isla de Indonesia en ser dominada por los Holandeses, que ejercieron una sangrienta conquista en las últimas décadas del siglo XIX, culminada con el asesinato del último Rajá unitario en 1906. Después los holandeses permitirían a las familias reales seguir ejerciendo cierto control sobre sus territorios (aunque siempre como gobiernos títeres), lo que les ahorraba mucho trabajo.
El cuerpo del Rajá tras el pupután de Bali (1906)
En los años 30 se generó una auténtica Bali-manía que, salvo periodos de conflictos bélicos, nunca ha dejado de aumentar. La popularización, y con ello, el descubrimiento, de la isla de Bali especialmente interesante porque surgió de una mezcla del turismo comercial (con la inicial oposición colonial), la antropología, el arte de vanguardia y el cine. Como esta Bali-manía todavía no ha acabado, creo conveniente que sepan de donde viene, y porqué fue beneficiosa para la isla no solo en términos económicos, sino también artísticos.
Si ustedes quieren iniciarse, o profundizar en la historia de Bali, deben tener en cuenta un par de cosas que les facilitarán tremendamente la investigación, y que yo hubiera agradecido saber de antemano:- Los nombres en Indonesia (hasta época muy muy reciente), no tienen apellido: únicamente lo adoptan cuando la persona necesita de algún documento legal en el extranjero, lo que produce situaciones más que graciosas. Sin embargo, algunas personas decidían ponerse uno, que elegían, tal como sucedía en nuestra Edad Media, y que puede ser el nombre el padre, su lugar de origen, su profesión, etc...- En Java, lo habitual es que las personas solo tengan un nombre (como Sukarno o Suharto), pero en Bali es habitual que tengan al menos tres; no se engañen, muchos de estos nombres, especialmente si van referidos a personas de alta alcurnia son palabras que indican su estatus, como por ejemplo Anak Agung y Cokorde (que indican los más altos cargos de la realiza, como por ejemplo los Rajás y sus herederos), Padmi (la esposa 1ª de un monarca) o Gusti (la posición más baja de su nobleza, algo así como nuestros barones).- Para complicar más las cosas, es habitual que los balineses cambien su nombre a lo largo de su vida, tras la muerte de algún familiar importante (pues muchos se llaman "Primer hijo" "Segundo hijo") o tras haber sobrevivido a alguna enfermedad mortal.
Pero a lo que íbamos. ¿Cómo pasó Bali de ser un lodazal a un paraíso de los Mares del Sur de los que aparecían en libros y películas? La época que nos atañe es la que va desde la conquista definitiva holandesa hasta la anexión japonesa durante la Segunda Guerra Mundial. En esta época se produjo el mayor cambio en habido en siglos, y que seguramente, todavía no ha sido superado.
Para 1900, el paraíso tropical era el Tahití de Gaugin; nadie había oído hablar de Bali. Cuando el gobierno holandés controló definitivamente la zona, y tuvo bien establecido un funcionariado, se dio cuenta que Bali era, aunque paupérrimo como tantos otros, una maravilla de la naturaleza: los primeros visitantes eran diplomáticos holandeses, militares que aprovechaban las paradas de los vapores y recaudadores de impuestos. ¿Por qué no había turistas? Porque no había manera de llegar a Bali: los cargueros rara vez hacían paradas largas, y por supuesto, no existían barcos de pasajeros que llegaran a la zona. Si se conseguía llegar a la isla, tampoco había carreteras, porque apenas había vehículos a motor, ni agua corriente o electricidad (excepto en los edificios de los altos cargos coloniales en la capital, Den Pasar); de hecho, los palacios de los rajás, cubiertos de oro y relieves, no tuvieron electricidad hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Tampoco había hoteles donde quedarse: únicamente, una casa de huéspedes del gobierno colonial en Den Pasar, y unos pocos puestos de guardia en el resto de la isla, donde el occidental agradecido podría al menos tener una mosquitera y una lámpara de queroseno.
Lo primero que hubo que solucionar, fue por tanto, la logística: comenzaron a realizarse folletos turísticos que hablaban de las bondades de la isla, en 1923 comenzaron a operar barcos de pasajeros entre Java y Singaraja (capital colonial, al norte de la isla), y en 1928, la casa de huéspedes de Den Pasar se reformó y abrió sus puertas al mundo como el primer hotel de Bali (el Bali Hotel), aunque los visitantes lo describían como una serie de celdas como camas de hospital. Comenzaron a importarse grandes coches americanos (sobre todo, Packards) y se crearon tours que enseñaban toda la isla en 5 días.
Relieves que muestran a occidentales y sus coches, fotografiados por Rosa Covarrubias en The Island of Bali.
De este primer periodo, antes de que llegue a la isla, el gran revitalizador (Walter Spies), tenemos que destacar dos figuras importantes, que dieron a conocer Bali al mundo, o que quizás, crearon el mito de Bali, y cuya obra fue mucho más productiva que los intentos del gobierno holandés por darla a conocer:
W. O. J. Nieuwenkamp fue un periodista y artista gráfico holandés, que llegó a Bali en 1904 y que asistió, en 1906, a la conquista definitiva, y destrucción de Den Pasar. Fue el primer artista que visitó Bali, y se interesó no solo por sus paisajes sino en aprender a pintar a manera tradicional de la isla. Publicó, en 1910, el primer libro importante sobre Bali, en clave de Art Nouveau, compuesto esencialmente por dibujos a tinta en color sepia, que le hizo ser bastante conocido en Holanda.
Me resulta tan parecida al Cabaret de l'Enfer de París...
Sin embargo, el turista lo conocerá más bien por estar representado, en bicicleta, en un relieve de un templo de Medwe Karang, al norte de Bali.
Gregor Krause fue un médico alemán que trabajó en Indonesia para el ejército holandés en los años previos a la Primera Guerra Mundial. Llegó a Java en 1910, y en 1912 fue transferido a Bangli una aldea del interior de Bali donde tomó centenares de fotos y apuntes, además, de obviamente, ejercer la medicina occidental. Tras los devenires de la Primera Guerra Mundial (ejerciendo en Sudáfrica, encerrado en Londres), publicó en 1920 su libro "Bali 1912", con más de 400 fotos y texto del autor.El libro se hizo especialmente conocido, especialmente tras su traducción al inglés en 1926, y fue el "culpable" de la venida de muchos de los artistas que comentaremos después, a Bali. Como las fotos disponibles son muchas (aunque no están todas), he hecho un pequeño video donde pueden verlas mientras escuchan música de gamelán (conjunto tradicional balinés).
Las fotografías de Krause y los dibujos de Nieuwenkamp culminaron en la primera exposición de Arte Balinés, que se realizó en Amsterdam en 1918.