Revista Libros

La rendición de un caballero. Cecilia Grant

Publicado el 17 febrero 2013 por Marijo

Título original: A Gentleman Undone

La rendición de un caballero. Cecilia Grant
Autora: Cecilia Grant
Editorial original: Bantam / Mayo 2012
ISBN original: 0-553-59384-6

Editorial: Random House Mondadori, DeBolsillo / 7 Febrero 2013

Serie: 2º- Familia Blackshear

na seductora dama va a cambiar las reglas de un juego dominado por caballeros. ¿La recompensa? El mayor de los placeres...

Mujer de mente afilada y un cerebro dotado para los números, Lydia Slaughter conoce todos los juegos para divertir a los hombres tanto dentro como fuera de la cama. Desesperada por conseguir el dinero que le dará la libertad, ha decidido desplumar a Will Blackshear, héroe de Waterloo y poseedor de una jugosa agenda de juego.

Will no tarda en caer a sus pies pero ella se esfuerza en mantener las distancias, hasta que descubre que una alianza sería lo más conveniente para ambos. Su trato, conlleva sin embargo riesgos insospechados, pues una mala mano podría hacer que sus corazones arriesguen aquello por lo que ninguno de los dos está dispuesto a apostar: el amor.En la partida del amor el ingenio y el deseo son las cartas principales.

L a acción comienza en el año 1815, con un prólogo en el que aparece el protagonista, el teniente Will Blackshear, tras las batallas de Quatre Bras y Waterloo, deambulando por diferentes hospitales de campaña.

Nueve meses después da inicio la novela, con la aparición del protagonista en una casa de juego. La finalidad de esta visita es reunir dinero con el juego, concretamente jugando al veintiuno o blackjack. En ese lugar conocerá a la protagonista femenina, Lydia Slaugther. Ella es la amante de uno de sus contrincantes, Edward Roanoke.

Lydia Slaugther, es una mujer cuyo cruel pasado la ha llevado a convertirse en mantenida. Tres años atrás se quedó embarazada y este hecho obliga a sus padres a abandonar su domicilio en busca de otro lugar donde vivir. A partir de entonces se concatenan una serie de desgracias que la llevan a acabar en un prostíbulo, casi por voluntad propia, como manera de expiar sus "pecados".

La joven es, además, un cerebro con las matemáticas y una experta en el cálculo de probabilidades numéricas, razón que la lleva a intentar ganar en las mesas de juego la fortuna que le permitirá independizarse. A Will le conoce después de derrotarlo en una partida, aunque realmente ya se habían visto cuando él es testigo de un interludio amoroso que ella mantiene con su amante.

Tras varios encuentros en torno a la mesa de juegos, que invariablemente gana ella, Will le propone un trato para que le enseñe a "hacer trampas".

Lo que más me ha gustado del libro es que a pesar de englobarse dentro de la romántica histórica, no puede catalogarse como una novela al uso. Su innovador argumento y el hecho de que la protagonista sea una cortesana en activo la alejan de cualquier libro que yo haya leído hasta el momento.

Will Blackshear es un teniente inglés que tras disputar la batalla de Waterloo, vende su comisión en el Ejército al regresar a Inglaterra. Vuelve de la guerra destrozado y atormentado. Realmente no sabemos el motivo de su tormento hasta casi el final del libro, pero esta incógnita dota al personaje una entidad y una grandeza que casi se sale de las páginas.

Se siente atraído por Lydia, la protagonista femenina, desde el principio y vivimos con él el sufrimiento que esto le supone. La autora consigue dotar al personaje de una gran profundidad que contrasta con el estilo un poco académico de la narración.

Me gustaría destacar un pensamiento de Will al poco de conocer a Lydia:

Ella tenía reservado ya un lugar en sus sueños y, desde allí, hablaría sin cesar.


Es casi al principio y con esa frase me ganó por completo.

Lydia Slaugther pertenece a la clase acomodada rural, y las circunstancias la convierten en prostituta y luego en cortesana. Al principio del libro resulta fría y no sabes a qué atenerte con ella, aunque te preguntas qué es lo que la lleva a esa situación.

Sin embargo hay mucho más en Lydia de lo que parece. La autora comienza a aclararnos desde el principio a que motivos responde su actitud, si no su afán de acumular dinero resultaría un poco anormal y el personaje parecería demasiado avaricioso. Sin embargo, así como en el caso de Will su secreto se revela al final, con Lydia vamos enterándonos casi desde el primer capítulo.

Resulta chocante saber que disfruta del sexo y no lo disimula. De hecho, lo utiliza para su conveniencia, hasta que llega el protagonista masculino, con el que no puede hacerlo.

Es un libro que no dejará indiferente a nadie dado que la protagonista femenina es una cortesana en ejercicio. Cuando el protagonista masculino la conoce, ella es la amante de otro hombre, con el que disfruta en la cama. Acostarse con su protector no supone en ningún momento un sacrificio para Lydia. O al menos eso parece al principio.

Este libro me ha mantenido pegada a sus páginas desde que empecé a leerlo, aunque el prólogo me desconcierta un poco y hasta que no avanza la lectura no se entiende demasiado bien su propósito. A partir de ahí, la trama te envuelve, te impulsa a seguir leyendo porque la autora va presentando los datos que aclaran los porqués de las diferentes actitudes a medida que avanza la historia sin entregar ninguna información de golpe. Ello implica que estés deseando saber lo que ocurre a continuación o qué es lo que ha provocado que ocurra.

A pesar de los hechos moralmente reprobables que narra, contrasta el cuidado uso del lenguaje, muy culto salvo en ocasiones puntuales.

Llama la atención que en ningún momento la autora se detiene a hacer profundas descripciones de ninguno de los personajes, ni principales ni secundarios, no así de sus pensamientos, que nos proporciona a cada momento.

La ambientación está perfectamente conseguida. Nos traslada a principios del siglo XIX, indignándonos el trato de desigualdad que reciben las mujeres y lo que tienen que hacer para sobrevivir.

Así mismo, la relación entre ambos protagonistas -primero es lejana y solo comienzan a tutearse cuando se dan permiso- es el adecuado para esos tiempos.

Es notable la imagen que presenta de la hipocresía existente en la época mostrándonos un mundo al margen de la sociedad moral y de lo políticamente correcto. Como de costumbre, el límite entre lo moral y lo inmoral es sumamente afilado.

De lectura obligada si últimamente tienes la impresión de estar leyendo una y otra vez el mismo libro de romance histórico. Un soplo de aire fresco.


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