Revista Política

La República como necesidad de higiene democrática

Publicado el 16 abril 2012 por Civeperez

14 de abril. Por ironías del destino, en la misma fecha del aniversario de la proclamación de la II República española, la Casa Real comunica que el monarca ha sufrido un accidente
en Botsuana. Cazando elefantes, por cierto. Mientras el Rey se divierte, España atraviesa un momento álgido de la crisis económica. Y cinco millones de desempleados, la mitad de ellos jóvenes, apenas tienen lo justo para sobrevivir. Parece llegado el momento de introducir un poco de higiene democrática en este país. Esta familia real es poco presentable.
La República como necesidad de higiene democrática
Salvando las distancias, y sin ánimo de molestar al mundo académico, tengo ya dicho que la democracia viene a ser algo parecido a la higiene: hay quien se ducha todos los días y quien se ducha sólo una vez al mes, aunque no le haga falta, según se ufana algún partidario del lavatorio mensual. La española es una democracia bastante deficiente desde el momento en que los presuntos representantes del pueblo son elegidos a través de un juego sucio que beneficia a las dos grandes formaciones políticas que se alternan en el Gobierno y a los partidos regionalistas.
Otro aspecto poco higiénico de nuestro sistema político es que sea
precisamente la Jefatura del Estado el único cargo público que no es elegible. A él sólo pueden acceder miembros de la familia privada que ostenta su monopolio. A esto llaman algunos democracia coronada, lo cual es una contradicción en sus términos, parangonable con otras especies imposibles como el triángulo de cuatro lados o el biciclo de tres ruedas. Mientras persista esta situación, habrá que decir que nos hallamos bajo los efectos de una Real democracia.

En la Edad Media, los reyes de León escogían la comarca de Babia para su reposo, el cual les permitía alejarse de las tareas cotidianas de la corte. Según la tradición, esto originó el dicho "estar en Babia", ya que cuando en la corte del reino alguien reclamaba al Rey los ministros contestaban "El Rey está en Babia".
¿Dónde estaba el Jefe del Estado durante la última semana? Una semana tremenda en que España se enfrentaba a una gravísima crisis económica: subida de la prima de riesgo de la deuda soberana, desplome de la Bolsa, Argentina amenazando con nacionalizar Repsol. Una semana en que el presidente del Gobierno que acaba de anunciar severos recortes en Sanidad y Educación huye despavorido al verse rodeado por la prensa en el Parlamento. Pues bien, mientras la nave del Estado estaba inmersa en plena tormenta, el Jefe máximo, Juan Carlos I, estaba solazándose con
actividades cinegéticas no en la Babia patria, sino en Botsuana, donde se accidentó. Según reza el comunicado oficial:

Palacio de La Zarzuela. Madrid, 14 de abril de 2012
Su Majestad el Rey ha sido intervenido quirúrgicamente de su cadera, esta madrugada, en el Hospital USP San José (Madrid) por el Dr. Ángel Villamor. D. Juan Carlos había sufrido una fractura en tres fragmentos de la cadera derecha, asociada a artrosis de dicha articulación. Se ha realizado una reconstrucción de los fragmentos de la fractura femoral, colocándose en el mismo acto quirúrgico una prótesis de cadera. Su Majestad el Rey ingresó anoche en el citado hospital a su regreso de un viaje privado a Botsuana, donde se dañó la cadera en una caída accidental.En las próximas horas, se hará público un parte médico más detallado.

La República como necesidad de higiene democráticaEl Rey Juan Carlos, en un safari en Botsuana. Foto publicada en El Confidencial, procedente de www.rannsafaris.com. Página ahora no accesible, que responde a la petición de acceso con el mensaje: This Account Has Been Suspended.

Por ironías del destino, este comunicado viene fechado el 14 de abril, justo en la misma fecha en que se conmemora el aniversario de la proclamación de la II República española. Aunque el comunicado oficial no nos cuenta que el propósito del "viaje privado" era el de cazar elefantes en
ese país africano. Botswana es uno de los grandes paraísos mundiales para los aficionados a la caza mayor, fundamentalmente de elefantes.
Juan Carlos I figura desde hace tiempo en la lista de cazadores que han abatido al menos dos elefantes en aquel país. Particularmente polémico fue su viaje a Bostwana coincidiendo con el accidente de un helicóptero Cougar en Afganistán por el que perdieron la vida diecisiete militares españoles el 16 de agosto de 2005. En aquel momento, el Rey se encontraba desde principio de semana en Botsuana, y allí recibió la noticia del trágico suceso, por una llamada del presidente del Gobierno. Aun así, decidió mantener el programa de su estancia. Dos días después del accidente llegaba a Madrid, donde más tarde acudiría con el Príncipe a recibir los cadáveres repatriados.
¿Refleja esta actitud
de Juan Carlos I la responsabilidad de un Jefe de Estado en un momento tan delicado como el que atraviesa España? Si añadimos los últimos acontecimientos que se producen en el seno de la Casa Real (caso Urdangarín, niño Froilán manejando escopetas) llegamos a la conclusión de que, lo que tal vez sea bueno para la prensa del papel couché, no es bueno para España. Un país que necesita con urgencia que se introduzca un poco de higiene democrática. Y aunque no fuera más que por el hecho de que es un sistema en el que el Jefe del Estado es elegido por los ciudadanos —y por tanto, revocable en las urnas— la República es mucho más higiénica que la monarquía.

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