La republica dependiente de MavisajVíctor J. MaicasISBN: 978-84-936758-2-0Formato: Tapa blanda– 168 PágsEditorial: Éride Ediciones
Para saber más del autor, AQUI.
Argumento
En un país real, pero a la vez imaginario, dos comisarios investigan la sorpresiva muerte del vicepresidente de la República. En medio de un espectacular paraíso en el que la naturaleza expresa lo mejor de nosotros mismos, un mundo de conspiraciones y maldades se abre camino descomponiéndolo todo, transformando aquel idílico edén, en la realidad en la cual la humanidad se ha abocado ella misma a vivir.
Estructura, ambientación y estilo narrativo
La novela esta estructurada en 17 capítulos de escasa duración, mas un prólogo y un epílogo acompañado de la moraleja. Cada uno tiene un titulo independiente que evoca los sucesos que se narran en él.
La historia esta ambientada en una pequeña isla casi tropical donde surgió la republica de Mavisaj, un estado ficticio que presenta analogías con varios países asiáticos y caribeños, tanto geográficas como sociales.
El estilo es pausado, reflexivo y pulido. Combina los diálogos con la descripción sin excederse en ninguno de los dos casos, y se van combinando capítulos dedicados al desarrollo de la investigación con otros de definición de los personajes, en los que se cuenta la historia.
Mi opinión
Antes de nada quiero pedir disculpas por haber tardado varios meses en reseñar este libro, que tengo desde diciembre. Por algún motivo (emocional, supongo) quedó relegado a una esquina. Sabia lo que iba a encontrarme y necesitaba estar preparada y tener mucha calma.
Este no es el primer contacto que tengo con la narrativa de este autor. Hace unos meses leí 2112. El mundo de Godal, y quedé encantada con el estilo. Sin embargo, hay algo en esta novela (que ni yo alcanzo a entender) que ha hecho que hoy me salte el apunte de personajes que suelo hacer habitualmente.
Aviso ya desde el principio que en mi opinión este es uno de esos libros que hay que leer con calma y con la mente clara, porque considero un verdadero sacrilegio pasar volando por sus paginas sin darle tiempo a la información a sedimentar en las neuronas.
Mi único punto de referencia para comparar al autor es su última novela, que yo leí primero. A diferencia de ella, este libro es algo mas liviano, combinando el misterio de una investigación policial (genero del que soy verdadera fan) con una trama política y social muy bien planteada y desarrollada.
Se habla del poder, de lo que domina el mundo, de la ignorancia en la que nos movemos, de la ambición sin medidas y del abuso de influencias. También hacen su entrada triunfal la malicia, la falta de escrúpulos o remordimientos, y el egoísmo extremo. Se habla de todo esto que esta a la orden del día pero que se repara en ello, o lo dejamos pasar.
Me fascinan este tipo de lecturas casi desde la adolescencia, donde empecé a desarrollarme para llegar a ser la persona más cínica del mundo. A base de ver cosas, he desarrollado una total desconfianza hacia el ser humano (con raras excepciones) que en ocasiones se convierte en absoluto desprecio (y otras muchas, en ira).
No voy a convertir esto en un ensayo sobre la malicia y el egoísmo, pero sobre todo creo que este último viene implícito en nuestra naturaleza. Y eso es lo que nos muestra el autor en esta novela.
Se describe un cambio social en un país dominado y sobrexplotado, en el que el pueblo se alza para derrocar a los “invasores” y así devolver su riqueza natural. Esto podría ser un motivo de optimismo, que luego vemos como decae cuando los nuevos dirigentes comienzan a seguir el mismo camino.
Por lo que se plantea, solo existe un hombre bueno y honrado que intenta hacer las cosas como se deben. ¿Y que hace cuando ve que no puede hacer nada contra el mundo? Se suicida… Y ahí entran nuestros inspectores.
Me han gustado mucho esos personajes, porque los veo muy como yo: irónicos y hasta las narices del mundo. Que no les importa decir o hacer lo que sea correcto, aunque vaya contracorriente. Que llevan las cosas hasta las últimas consecuencias aunque les perjudique personalmente….
Los diálogos que mantienen entre ellos no tienen desperdicio. Algunas veces son profundos, aunque tienen sus momentos de desvarío, las típicas conversaciones de bar y todo ello regado con mucho alcohol e ironía.
Ya había visto el mismo sistema en El mundo de Godal, pero me gusta especialmente que se intercalen pasajes del presente con el pasado, dedicados al desarrollo de los personajes y como llegaron a donde están. Eso te da una mayor visión del entorno, sin perder demasiado el interés por la trama principal.
Tengo que reconocer que a mi el final (ultimo capitulo y epilogo) me produjo un cierto malestar. Primero, porque es algo que caía de cajón, pero que no quería aceptar. Sin duda, no podía ser de otra manera.
Así que no puedo aportar nada a la pregunta final del autor: “Si a alguien se le ocurre como podría terminar de otra forma, que me lo diga”. Y la verdad, por triste que sea, es que no la hay.
Aunque se vea tan cortito, no es libro de una tarde. De hecho, no recomiendo leer mas de un capitulo o dos por vez, para poder parar a pensar. A mi me ha llevado algo mas de una semana (todo un record para mi, que tengo una media de libro cada dos días).
La recomiendo sin duda, sobre todo si te apetece leer algo diferente, con un estilo muy pulido y mucha atención al detalle, para leer con calma y que te aporte una nueva visión de las cosas. O en mi caso, afiance una que ya tenia.
Sin duda repetiré con la última novela que me queda por leer este este autor: La playa de Rebeca.
- Gracias a Victor J. Maicas por el ejemplar -