Esos millones de catalanes que iban a lanzarse a cerrar calles, vías férreas, carreteras, puertos y aeropuertos y a paralizar Cataluña, especialmente Barcelona, con separatistas indignados con el Consejo de Ministros del pasado viernes en el centro de la ciudad, se quedaron poca cosa.
Fueron quizás 40.000, que molestaron mucho en varias zonas pero no más que cualquier día de algaradas de los abundantes antisistema y separatistas que se reúnen por allí y que convocan acciones parecidas.
El presidente catalán, Quim Torra, quería que las fuerzas vivas de la República de los Ocho Segundos, empresarios, trabajadores, funcionarios y todos los simpatizantes del independentismo actuaran para paralizar Cataluña, con lo que él recibiría la fuerza necesaria para acosar al Estado.
No pasó nada anormal dentro de la anormalidad permanente que se sufre en la región. Y le dieron un disgusto a Torra, que esperaba masas de patrioteros indignados tratando de descuartizar España para apoderarse de un buen trozo.
Lo que quedó en las imágenes recogidas por las televisiones, quizás por primera vez en los últimos cuatro años, fue la brutalidad de los manifestantes con enfrentamientos con su policía autonómica, “la nostra”, su lanzamiento de adoquines y vallas, su maltrato a los medios informativos con golpes e insultos, y numerosos desmanes más.
Se repitió todo lo conocido del baúl de desmanes de los antisistema, pero nada parecido en número e importancia al fenómeno francés de los Chalecos Amarillos.
Quien mejor sintetizó lo ocurrido y el espíritu derrotista que va apoderándose de quienes creían en la independencia, fue un mosso d’Esquadra antidisturbios que le plantó a un funcionario que le exigía ir contra el Estado en nombre de la república catalana:
“¿Qué república ni qué collons? ¡La república no existe, idiota!”, naturalmente dicho en catalán.
Esta frase le costará al mosso las represalias de la Generalidad, que ha anunciado un expediente en su contra. Lo que no elimina su gran verdad y un excelente lema para imprimir en pancartas: “La república no existe, idiota!"
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SALAS