Nuestra realidad política no solo ha robado las oportunidades a millones de personas hoy desamparadas, sin estudios, sin empleo, sin derecho a una pensión cuando el invierno les llegue.
En mi caso me ha robado la oportunidad de una reseña de novela policíaca, género conocido en todo el mundo como novela negra.
Los suecos son grandes escritores de este tipo de novela, Henning Mankell, el fallecido Stieg Larsson y en mis manos tengo la obra “Aurora Boreal” de Asa Larsson, podría pasarme el resto del día señalando a estupendos autores europeos amantes del suspenso policíaco, por lo que es triste rebuscar en la literatura moderna mexicana y no encontrar algo similar, acá no tenemos novela negra, imposible recrear alguna trama donde se involucre a los oficiales de policía y hacer a una lado la corrupción, imposible.
En México nadie estaría interesado en leer una novela policíaca, todos sabemos que la Policía en nuestro país es por lo general un organismo devaluado, son pequeños seres sin capacidad para ser íntegros, han rebajado tanto esa bonita profesión que todo lo relacionado suena a burla, a engaño, son empleados del hampa en su gran mayoría y lo último que les interesa es servir y proteger a la sociedad.
Así que los lectores que gustamos de la novela negra nos vemos obligados a recurrir a los suecos, a esa investigación bajo el frío austral, pero policías honestos.
Empezaré esta novela hoy en la noche, en el verano más frío -y por lo tanto agradable- que me ha tocado disfrutar en mi Tijuana (Por las noches es común que estemos a 16°C).
Adquirí la obra en Librería Gandhi, costó $248 pesos, aproximadamente $19.84 USD, no es barata la lectura en mi país, por lo que le doy las gracias acompañadas de un fuerte madrazo a los políticos que lo han hecho posible, ayudaron a construir un pueblo incapaz de leer.