Hace unos días me apetecía leer algo cortito por la noche y decidí ponerme con La residencia de estudiantes, de Yoko Ogawa, una novelita de 110 páginas. Ya había leído El embarazo de mi hermana y La fórmula preferida del profesor y como los dos me gustaron mucho abordé la lectura de esta otra novela de la autora con ilusión y altas expectativas... que no se vieron defraudadas. Os cuento...
La narradora, de la que no conocemos el nombre, recibe al inicio de la novela la llamada de su primo, al que no ve desde que eran niños. Él acaba de ingresar en la universidad, necesita un alojamiento barato y le pide que interceda para poder obtener plaza en la residencia de estudiantes donde ella se alojó, seis años antes. A partir de aquí, él se instala y la narradora efectúa una serie de visitas a la residencia (en la que el primo está extrañamente ausente) y retoma el contacto con el director del establecimiento, el sensei, un hombre aquejado de una extraña enfermedad...
La narradora es una mujer impasible que vive sola. Su marido está en Suecia, ella debe reunirse con él en breve pero a ella no parece hacerle ilusión. Suecia le parece un país demasiado lejano y exótico. La llegada de su primo, un persona llena de vida, alegre y tierno, trae un poco de aire fresco a su rutina metódica y en soledad, sin ilusiones ni ambiciones.
Yoko Ogawa
El sensei en un hombre mayor que sufre la misma decadencia que la propia residencia de estudiantes, lugar que se erige en el centro, junto con la casa de la narradora, de la acción de la novela. La relación que se establece entre ellos dos y lo que el sensei va contando sobre sucesos acontecidos en el pasado en la residencia van creando, junto con la ausencia del primo, el creciente desasosiego.La residencia de estudiantes (The Dormitory en inglés, Les abeilles en francés) ha sido considerada por algunos una obra menor y con un final decepcionante. El final abierto, sin embargo, es lo que, en mi opinión, hace de la novela no un thriller más sino una obra desasosegante, desconcertante y muy particular y original. La magia de la novela surge no solo entre sus líneas sino cuando se cierra el libro, tras su lectura, y se comienza a intentar desenmarañar el engranaje de la confusa historia, las múltiples posibilidades, los matices de cada una de las palabras. ¿Qué es ese ruido que escucha? ¿Dónde está su primo? ¿Qué es ese goteo?... Pero todo está en lo que no se dice.
Entre los tres libros que de esta autora he leído he podido encontrar ciertas similitudes, su sello personal, como son su prosa sencilla y suave, el hecho de que sean tres los personajes principales, que desconozcamos los nombres de casi o todos los personajes, la soledad siempre presente,... He de reconocer que me encanta Yoko Ogawa. Me gusta su estilo tan personal y ese el lenguaje que, por momentos, parece caricia creando imágenes que perduran.
Mi siguiente lectura de la autora será Perfume de hielo, que ya está en casa a la espera de su momento..."El sonido sólo se escuchaba durante un instante muy breve (...) Nunca supe cómo describirlo. A veces, debido a esta indefinición, me daba por hacer comparaciones: el murmullo helado de una fuente en invierno cuando una moneda se hunde hasta el fondo, la vibración del líquido linfático del oído interno al bajarse uno de un tiovivo, el sonido de la noche atravesando la palma de una mano que aún sostiene el teléfono tras haber colgado la llamada de un novio. Pero dudo que alguien pueda entenderlo."
Y vosotr@s... ¿Habéis leído este libro o alguno otro de la autora? ¿Qué os parecen?
Marcapáginas 102