Nos preocupa demasiado nuestra apariencia, sólo vemos deterioro.
La barriga que se instala cruel, el trasero que nunca tendremos, la estatura que la genética no nos ha dado, el pelo pantene del que no disfrutamos, la crema milagrosa que no funciona en nuestro cutis, el abdomen flojo y arrugado tras la maternidad, los pechos que obedecen a la gravidez irremediablemente, las arrugas que marcan el surco de la edad, las bolsas y ojeras que no desaparece una cura de sueño....Cuesta asumir al tiempo inexorable.La resiliencia como tal, supone sobrevivir a las experiencias que traen consigo dolor y salir más fortalecidos. La resiliencia visual opera en el mismo sentido, superar el duelo del cambio físico y aprender a mirarse con amor, aceptación y respeto ante el espejo. Necesitamos para eso un gran filtro de autoestima.Ayer tuve la oportunidad de cerrar un ciclo de talleres de empoderamiento para mujeres inmigrantes. En una de las dinámicas que realicé pude comprobar el grado de no-percepción de la belleza auténtica y natural de la que disponemos todos.Cinco mujeres elegían a otras cinco, que llevaban los ojos vendados. Cada una se centraba en otra para describir físicamente todo lo que les gustaba y apreciaban de la elegida. Cuando la escogida se sentía reconocida en los atributos descritos, entonces daba un paso al frente. Sólo dos avanzaron. Las otras tres se quedaron en su sitio incluso cuando las cinco descriptoras hubieron finalizado sus turnos. Significativo, no? Aún sabiendo que alguien las había escogido para centrarse en sus atributos físicos, no se dieron por aludidas.Hace unos días disfruté muchísimo con la película argentina "Corazón de León", las vicisitudes de un hombre que desde su 1.36 de estatura ha sido capaz de tantísimas cosas. Me pareció maravillosa por la múltiples lecturas que deja su historia.Y qué menos que ofreceros una página recién descubierta, un hallazgo para este tema, El Proyecto Nu, un proyecto que retrata la belleza natural. Os deseo una nueva mirada.