Ayer hubo noche de abogados y juristas. Me acerqué al Ateneo de Madrid para asistir a la presentación del libro Responsabilidad civil médica, su tercera edición ya, del abogado asturiano Julio César Galán. Conocí a Julio con ocasión de la presentación en del Bufete RAM (Reacciones Adversas a los Medicamentos). En aquella ocasión no pude saludarle pero estos días sí hemos intercambiado palabras y ha tenido la amabilidad de enviarme un ejemplar firmado de su texto. Galán es lo que se dice un “cerebrito”, Doctor en Derecho y en Medicina ahí es nada y pasa por ser uno de los mejores abogados del país en su especialidad que es la que da título al libro, la responsabilidad de médicos y otros profesionales sanitarios y de los ciudadanos en materia de salud y también al de los laboratorios y compañías biomédicas o de material sanitario sobre sus productos.
El trabajo de este abogado se sustenta principalmente no en ejemplos puramente teóricos o imaginados por el autor sino en casos de la vida diaria, lo que ofrece un valor añadido al texto.
El compendio tiene más de 750 páginas, unas 200 más que en 2005 porque desde entonces ha habido que actualizarlo con las novedades que se han producido en el mundo jurídico en este ámbito. Es un libro erudito, me consta que hay magistrados que a la hora de dictar sentencia lo tienen como libro de cabecera. Prueba de la influencia en este ámbito de las togas y las leyes que tiene Julio César Galán es que ayer le acompañaron en su presentación: Juan Antonio Xiol Ríos, Presidente de la Sala Primera del Tribunal Supremo; Francisco Marín Castán, Magistrado de la Sala Primera del Tribunal Supremo; José Antonio Seijas Quintana, Magistrado de la Sala Primera del Tribunal Supremo; y Mariano José Herrador Guardia, abogado.
Sus discursos estuvieron cargados de palabras de elogio para el autor del libro. Yo lo que sentí, como ciudadano, es que esos discursos exhibían profesionalidad y técnica, erudición, aunque me repita, pero les faltó en general calor humano. Estar más cerca de la ciudadanía y eso que siente la calle de que el Poder Judicial necesita estar más comprometido socialmente es lo que yo comprobé ayer. Necesitamos abogados y jueces que se pongan en la piel de las víctimas y que no sientan la presión con tanta frecuencia del qué pensarán los profesionales sanitarios, las administraciones o las compañías encausadas en un posible delito.
Me consta que Julio tiene una agenda apretada de “casos por resolver” lo que da muestra de la importancia que en nuestra sociedad ha alcanzado la responsabilidad de todos los agentes del sistema sanitario. Me alegro y me quedo un poco más tranquilo sabiendo que el doctor está en ello.