Revista Comunicación

La responsabilidad de Rolling Stone en el caso de Jackie

Publicado el 08 diciembre 2014 por The Greedy Ugly People
rolling stone jackie

Número de Rolling Stone en el que aparece la historia de Jackie

Las violaciones constituyen un crimen especialmente complicado para la justicia, pero también para los medios de comunicación a la hora de informar sobre ellas. La manera en la que se hace pocas veces es la más respetuosa con los supuestos agresores y, en una mayor medida, con las víctimas. Otras muchas veces  parece que incluso los diarios considerados serios y de calidad no pueden evitar caer en los detalles más morbosos y a la vez irrelevantes de la historia, como recientemente ocurrió en el caso de Málaga.

Rolling Stone ha dado una vuelta de tuerca más a un problema que ya de por sí tienen muchos medios al tratar este tema. La revista decidió publicar en noviembre un largo reportaje para contar la historia de Jackie, una joven que sufre una violación en grupo en la fiesta de un colegio mayor del campus de la universidad de Virginia.

Jackie, aunque no sea el nombre verdadero, no se trata de un personaje inventado por la reportera de Rolling Stone encargada del texto, Sabrina Rubin Erdely, sino de una alumna real de la Universidad que denunció por primera vez lo que le ocurrió en el campus a los 18 años a través de un medio de comunicación masivo. Un dato muy a tener en cuenta si se quiere contar su historia con el respeto que se merece.

Según comentó la misma alumna al Washington Post, antes de la publicación del reportaje decidió no continuar con él, pero al trasmitírselo a Erdely, ésta decidió continuar con él de todos modos, aunque fuese manteniendo el anonimato de la chica. Éste es el primer punto en el que la revista empieza a dejarse llevar por el morbo que el reportaje conlleva, olvidándose por completo de los sentimientos de su protagonista.

Una vez publicado, el repostaje suscitó el tipo de comentarios que se esperan siempre que uno de estos casos alcanza un cierto interés público. Si la historia de Jackie es verdadera, ¿por qué ha esperado años para contarla? Y lo que  es más ¿por qué no a la policía y sí a la Rolling? Es muy probable que simplemente esté tratando de conseguir fama.

Parece que cuando ocurre una violación nos parece imposible que la víctima –que al fin y al cabo ha pasado por una experiencia traumática- pueda incurrir en algunas incongruencias. A las doce seguías en la discoteca, ¿cómo puedes no acordarte? El apellido de esa persona no es Vázquez, sino Rodríguez, ¿no estarás mintiendo?

Parece que esperamos que ésta se comporte de la manera en la que –creemos- nosotros lo haríamos en su situación: ni más, ni menos. Quizás nos atrevamos a opinar que no se ve tan afectada como debería para nuestro gusto.

Por supuesto, todos estos argumentos han estado circulando a través de la red día sí y día también desde que la historia de Jackie salió publicada en Rolling Stone. A aquellos que los han emitido y movido a través de la red les animaría a leer páginas como ésta en la que pueden informarse un poco más sobre la realidad que atraviesan las víctimas de violaciones.

rolling stone jackie

El reportaje en el interior de la revista

Pero en este caso ha habido una clara diferencia: en su ánimo por crear para sus lectores una historia dramática e impactante, Rolling Stone  decidió incluir detalles no contrastados o directamente magnificados en el reportaje. Por ejemplo, y según publica The Washington Post, en el colegio mayor que aparece en él no hubo ninguna fiesta el día en el que Jackie afirma haber sufrido el ataque.

Después de la insistencia de otros medios para obtener aclaraciones en este tema, la revista decidió dejar una nota en su página web en la que asumía toda la culpa en cuanto a las discrepancias en la historia.

Sin embargo, el daño ya está hecho: las acusaciones vertidas sobre su protagonista desde un principio parecen validarse de repente a ojos de muchos, en éste y futuros casos similares. En manos de Rolling Stone estaba el haber contrastado los datos de Jackie, que al contrario que la revista, no tenía ninguna obligación de ser absolutamente congruente.


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