Wikileaks ha demostrado que el gobierno de Estados Unidos y los militares forman una 'máquina de mentiras" que perpetra el asesinato en masa en nuestro nombre.
Fred Branfman, Alternet.org
“Por más que trato, no puedo escapar al sonido del sufrimiento. Quizás, cuando sea un anciano, acepte el sufrimiento con despreocupación. Pero no ahora; todos los hombres en la plenitud de sus vidas, si tienen convicciones, están obligados a actuar”. Julian Assange, 2007, en su blog.
¿Cree Ud. que está en el mejor interés de los estadounidenses permitir que un pequeño grupo de líderes, unilateralmente, asesinen, mutilen, encarcelen y/o torturen a quienes quieran en cualquier parte del mundo, sin el conocimiento ni, mucho menos, la supervisión de los ciudadanos o de la comunidad internacional? Y, a pesar de su demostrado récord de omisión de su deber de proteger a los Estados Unidos – de Indochina e Irán e Irak – ¿cree Ud. que debería permitirse que se extiendan, clandestinamente, las guerras sin un debate público informado? Si así fuera, estaría Ud. traicionando los principios sobre los que se fundaron los Estados Unidos, poniendo a su nación en peligro y mostrando una clara sumisión “poco estadounidense” a una autoridad que no le rinde cuentas a nadie. Pero si uno se opone al poder autocrático, debe apoyar a Wikileaks y a los otros grupos que intentan detener el homicidios en masa que está cometiendo el Ejecutivo estadounidense en el extranjero y su omisión de proteger a los estadounidenses en casa.
Estos dos temas fueron oficialmente vinculados, por vez primera, cuando el ex –Comandante estadounidense en Afganistán, General Stanley McChrystal, explícitamente dijo que el asesinato de civiles aumenta, y no reduce, la cantidad de personas que juran vengarse de los estadounidenses; y, por ello, implementó políticas – desde entonces abolidas por el General Petraeus – para reducir el número de civiles asesinados por los soldados estadounidenses. McChrystal dijo que “por cada persona inocente que asesinamos, creamos 10 nuevos enemigos”. Al decir esto, dejó en claro que matar a civiles no era solamente un tema meramente moral y de crímenes de guerra, sino –en el mundo interdependiente de hoy– también una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos.
Con todo lo importante que es la libertad de expresión, lo que verdaderamente se discute con la controversia de Wikileaks es el tema de si, efectivamente, el Ejecutivo estadounidense está protegiendo a su pueblo a través de los homicidios en masa que avala en el extranjero. Los funcionarios del Poder Ejecutivo justifican el perseguir y amenazar de muerte a Assange por el argumento de que él ha dañado la “seguridad nacional” estadounidense. Si McChrystal está en lo cierto, sin embargo, lo que representa una verdadera amenaza a la seguridad nacional ha sido la última década de homicidios en masa ocasionados por el Ejecutivo estadounidense en Irak, Afganistán y Pakistán, revelado más allá de cualquier duda por Wikileaks.
El hecho aterrador es el siguiente: ya sea que Ud. crea que los ataques del 11de septiembre de 2001 se debieron a un incomprensible fanatismo o a reclamos genuinos, lo que es muy probable es que el asesinato de miles de musulmanes por las líderes estadounidenses desde 2001 será la causa –Dios no lo permita– del próximo 11/S. El terrorista suicida en Suecia, que, recientemente, estuvo peligrosamente cerca de tener éxito, grabó un mensaje diciendo que “así, también, morirán sus hijos, hijas, hermanos y hermanas, como mueren nuestros hermanos, hermanas e hijos”. El bombardero de Times Square expresó similares sentimientos, y es probable que los responsables de las muertes de estadounidenses en el futuro también estarán motivados por la venganza por los cientos de miles de musulmanes de cuyas muertes son responsables los líderes estadounidenses desde 2001.
Esto no es, por supuesto, una justificación de tales ataques. Todo ataque contra civiles, ya sea por los Talibanes o por el General Petraeus, es absolutamente injustificable y representa un crimen de guerra. Pero, si de lo que hablamos es de la manera de mejorar la seguridad nacional, es vital que hablemos racionalmente del modo más prudente y sensible de evitar más ataques – que, en este caso es parar de crear las cantidades de personas que quieren vengarse de los estadounidenses. Si el General McChrystal está en lo cierto, cada estadounidense debería temblar ante el peligro a largo plazo que ha creado para los Estados Unidos la última década de guerra contra el mundo musulmán. Porque, si tan solo 1/100 del 1% de los mil seiscientos millones de musulmanes del mundo se sienten con derecho a atacar a los Estados Unidos en venganza por el indecible sufrimiento que los Estados Unidos han causado a los musulmanes desde el 11 de septiembre, por ejemplo, el Ejecutivo estadounidense habrá creado 160.000 musulmanes comprometidos con asesinar a estadounidenses.
Nada es más emblemático del servicio que Assange está haciéndole al pueblo estadounidense que el titular del N.Y. Times del 25 de julio que anunciaba la publicación de los Afghan War Logs de Wikileaks: “La realidad de la guerra en Afganistán es más sombría [que lo que cuenta] la historia oficial”.
Así, el N.Y. Times no solamente reconocía que Wikileaks le había dado a los estadounidenses información vital sobre la guerra que su propio gobierno les estaba negando, pero que esta información no se la había dado los medios de comunicación, ya que, si hubieran estado hacienda su trabajo, después de todo, el “decano” estadounidense, y no Wikileaks, debió haber revelado hacía mucho tiempo que la guerra en Afganistán era más “sombría de lo que la historia oficial sugería”. El titular de The Guardian del mismo día, acentuó la noticia: “Fuga masiva de información revela la verdad de la ocupación”, en otras palabras, la verdad contraria a las mentiras del Ejecutivo estadounidense.
Estos “Bitácora de la Guerra en Afganistán”, como la bitácora de la guerra en Iraq, luego, y todo el material de la última divulgación de Wikileaks de los cables diplomáticos, revelan, ante todo que el esfuerzo guerrero del Ejecutivo estadounidense está marcado por un gran engaño del pueblo estadounidense – particularmente, en lo que respecta a (1) la gran cantidad de muertes civiles que están causando los Estados Unidos y (2) el argumento de estar siguiendo una “estrategia contra-insurgencia” diseñada para instalar un gobierno Afgano democrático. Las historias del Times y del Guardian describen cómo estos documentos oficiales de los Estados Unidos revelan la manera en que el Ejecutivo estadounidense le ha mentido constantemente al pueblo estadounidense.
- ASESINATO DE CIVILES POR LOS ESTADOS UNIDOS: “Un enorme escondrijo de documentos secretos militares estadounidenses brindan una imagen devastadora del fracaso de la guerra en Afganistán, revelando la forma en que las fuerzas de la coalición han asesinado a miles de civiles en incidentes no reportados” (Guardian). “Incidente por incidente, los informes parecen la sección policial de un diario de tercera por la miríada de maneras en que fueron asesinados los civiles afganos – no sólo en ataques aéreos sino en solos y parejas – en tiroteos en las carreteras o en los poblados, en ‘errores’ o en fuegos cruzados, o en caóticos momentos cuando un conductor afgano se acercaba demasiado a los convoyes y puntos de control” (N.Y. Times). “La coalición de la OTAN en Afganistán ha venido utilizando una unidad “negra” secreta de fuerzas especiales, la Task Force 373, para cazar objetivos, para asesinarlos o arrestarlos sin juicio... las bitácoras revelan que la TF 373 también ha asesinado a hombres, mujeres y niños civiles e, incluso, a policías afganos que se le cruzaron en el camino” (Guardian).
- FRECUENTES ENCUBRIMIENTOS DE ASESINATOS DE CIVILES POR LAS FUERZAS ESTADOUNIDENSES: “Los informes indicaban, repetidamente, que los muertos no eran bombarderos suicidas ni insurgentes, y muchos de los casos no fueron reportados al público en su momento” (N.Y. Times). “Los War Logs muetran cómo los infantes de marina presentaron informes manipulados de un incidente en el que asesinaron a 19 civiles... No serán castigados” (Guardian). “Las bitácoras detallan cómo las fuerzas especiales estadounidenses soltaron seis bombas de 1 tonelada en un propiedad donde creían que se escondía una ‘persona de alto valor’; despeus de ‘asegurarse de que no hubiera afganos inocentes en el área’. Un comandante estadounidense reportó que habían muerto 150 talibanes. Los comuneros, sin embargo, reportaron que murieron 300 civiles” (Guardian).
- LOS ESTADOS UNIDOS Y UN GOBIERNO AFGANO CORRUPTO ESTÁN ALIENANDO A LOS CIVILES AFGANOS Y PERDIENDO LA GUERRA: “Los documentos ilustran en un mosaico de detalle por qué, después de que los Estados Unidos han gastado más de $300 mil millones en la guerra en Afganistán, los talibanes están más fuertes que en ningún momento desde 2001... los reportes dan un recuento desalentador de la policía afgana (que) son frecuentemente descritos como ‘de temer’, incluso odiados, por los civiles afganos. Los reportes, también, narran episodios de brutalidad policial, corrupción –menor y a gran escala–, extorsión y secuestros... El precio de la guerra –reflejado en el creciente volumen de víctimas civiles– han dejado a los estadounidenses buscando cooperación y apoyo de una población afgana que se encuentra cada vez más hastiada, resentida, temerosa y alienada... Las crecientes operaciones especiales [estadounidenses] han avivado el resentimiento de los afganos –por su falta de coordinación con las fuerzas locales, por las bajas civiles que frecuentemente ocasionan y la total falta de rendición de cuentas” (N.Y. Times)
Cuando se publicaron las bitácoras de la guerra en Irak 3 meses después, revelaron aún más información impactante, particularmente que los soldados estadounidenses habían entregado a civiles iraquíes a la policía iraquí, sabiendo que serían horriblemente torturados con taladros eléctricos, ácidos y otros dispositivos antes de ser salvajemente asesinados. Ellen Knickmeyer, jefa de la oficina del Washington Post en Bagdad en 2006, escribió que estas revelaciones significaban que los funcionarios estadounidenses habían mentido de manera rutinaria a los medios estadounidenses –y al pueblo estadounidense– al decir que no estaban enterados de estos asesinatos en masa. Los líderes estadounidenses también mintieron constantemente al declarar que no estaban contabilizando las bajas civiles, cuando, de hecho, sí lo estaban haciendo. Dado que el derecho internacional hizo a los líderes estadounidenses responsables de proporcionar ley y orden en el Irak ocupado, estos cables de Wikileaks también han revelado que los líderes estadounidenses tienen una gran responsabilidad por estos crímenes de guerra, que están entre los peores desde la II Guerra Mundial.
En pocas palabras, tanto las bitácoras de Guerra de Irak como las de Afganistán han revelado que la totalidad del poder Ejecutivo estadounidense es una “vasta máquina de mentir”, como el periodista David Halberstam describió a las fuerzas armadas estadounidenses en su declaración jurada en el juicio de CBS contra Westmoreland. Hay que entender que “verdad” vs. “mentiras” no es ni siquiera una categoría operacional dentro del Poder Ejecutivo o en las fuerzas armadas. El propósito de comunicarse con el público no es proveerle información verídica sino, más bien, hacer avanzar “la misión”. La gente que se comunica con el público obtiene sus empleos y son ascendidos en base a su habilidad para inducir al público al error, engañar, “voltear la noticia” y mentir. Jamás han sido funcionarios del Poder Ejecutivo por decirle la verdad al pueblo estadounidense, y, de hecho, muchos fueron castigados o despedidos por hacerlo. Y nada describe mejor la degradación de la democracia en los Estados Unidos que el hecho de que el público espera que los funcionarios del Poder Ejecutivo mientan, y que los periodistas incluso traicionen su profesión por defender el secreto ejecutivo y excoriar a aquellos que revelen las mentiras, como Julian Assange.
Por lo tanto, es imposible exagerar la importancia de la documentación de Wikileaks sobre estas mentiras al pueblo de los Estados Unidos. Cuando un periodista reporta sobre un despropósito del gobierno estadounidense, los funcionarios del gobierno automáticamente niegan todo y muchos estadounidenses no saben a quién creer. Pero Wikileaks ha revelado documentos oficiales del gobierno que prueban que los líderes estadounidenses mienten y cometen crímenes de guerra. El hecho de que los Estados Unidos hayan tapado el homicidio de civiles, y que esto esté contribuyendo a que estén perdiendo la
guerra, ya no está abierto a debate. Los desvergonzados políticos y periodistas de carrera que ignoran diariamente los homicidios en masa cometidos por los Estados Unidos, mientras exigen el arresto de Assange o, mejor aún, su ejecución, se avergüenzan a sí mismos, a sus hijos y sus profesiones por su indiferencia a todo sufrimiento que no es el sufrimiento de los estadounidenses y por su sumisa servidumbre a un poder ejecutivo ilegítimo.
Pero los documentos divulgados por Wikileaks revelan algo aún más importante: la absolutamente ridícula acusación de que Assange ha “dañado” la “seguridad nacional” de los Estados Unidos, según dicen, por revelar información que podría ayudar al “enemigo”. Es obvio que el “enemigo” sabe que quienes han sido asesinados por los estadounidenses son civiles. El Poder Ejecutivo estadounidense obviamente proclama que sólo mata “insurgentes” para mantener en secreto ante el pueblo estadounidense que, de hecho, asesina civiles, temiendo que de saberse tendrían que enfrentar protestas que podrían atarlo de manos.
Los documentos de Wikileaks, aún cuando datan de 2009 y antes, también arrojan mucha luz sobre lo que está ocurriendo hoy en día bajo el general David Petraeus.
En importante recordar que, después de todo, la controversia de Wikileaks no es primariamente sobre temas legales abstractos del pasado, sino sobre lo que está sucediéndoles a seres humanos de carne y hueso hoy. Mientras Ud. lee esto, miles de afganos y pakistaníes están acurrucados en sus hogares, aterrorizados por los actos bélicos de los Estados Unidos, de la brutal ofensiva del General Petraeus en el sur de Afganistán, que se ha topado con un aumento de los ataques con bombas improvisadas y asesinatos por parte de los talibanes, y que ha ocasionado que la Cruz Roja emita una inusual advertencia indicando que las condiciones para los civiles afganos son las peores en 30 años, es decir, ¡tan malas como durante la invasión rusa! Un reportero canadiense comentaba que el principal hospital de Kandahar está saturado con heridos civiles y que “algunos días, el piso está rojo de sangre”.
Petraeus ha triplicado los ataques aéreos, llevó a 9.000 asesinos estadounidenses que están matando [a civiles] 24 horas al día, y ha introducido una cantidad sin precedentes de incursiones nocturnas, similares a los ataques nazis de las películas de los años 1940s, mientras que soldados estadounidenses entran a gritos y balas en los hogares de la gente, aterrorizan a las mujeres y a los niños, y asesinan, hieren, torturan o encarcelan a los hombres indefinidamente, sin un juicio u oportunidad de demostrar su inocencia. Incluso el títere estadounidense que funge de presidente afgano, Hamid Karzai, está tan impactado por los bombardeos aéreos que le ha rogado a los Estados Unidos que los reduzca, diciendo, “las redadas nocturnas a las casas... Terribles… Terribles. Una razón seria por la que los afganos están tan desencantados con la OTAN y con el gobierno afgano… ¿Cómo medir las consecuencias de todo esto en términos de las vidas de niños y mujeres, perdidas porque los estadounidenses querían capturar a Talib A. ¿Y quién es Talib A? ¿Es él tan importante que justifique la muerte de 10 civiles más? ¿Quién lo decide?”
Burlándose una vez más de su pretensión de estar llevando la “democracia” a Afganistán, Petraeus rehúsa rotundamente a acabar con lo que el líder afgano describe como la responsabilidad del General por el asesinato de civiles.
Particularmente significativos son los reportes en primera persona divulgados en Wikileaks del asesinato por estadounidenses de civiles inocentes en los puntos de control estadounidenses, que substancian la admisión de McChrystal, en marzo de 2010, de que "hemos asesinado a incontables personas, pero hasta donde yo sé, ninguna que fuera una amenaza".
Y es que todo esto genera una pregunta básica sobre la gran intensificación de los bombardeos estadounidenses ordenados por Petraeus. Si las fuerzas estadounidenses han asesinado ingentes cantidades de civiles inocentes en los puntos de control, donde los soldados pueden ver a las personas que asesinan a la cara, ¿cuántas más civiles inocentes está matando Petraeus desde el aire, en bombardeos en los que no se ve a las personas que mueren?
Y estos documentos de Wikileaks también brindan importante información sobre la manera en que la intensificación de los ataques de Petraeus al sur de Afganistán y Pakistán, donde ha ordenado la intensificación de los ataques robóticos aéreos así como los asesinatos en tierra, está debilitando, y no fortaleciendo, seguridad nacional estadounidense a largo plazo. Al igual que los talibanes están más fuertes, hoy, después de que los Estados Unidos han despilfarrado $300 mil millones y miles de vidas de estadounidenses en los últimos diez años, a la larga, las tácticas de Petraeus están fortaleciendo, y no debilitando, a los enemigos de los Estados Unidos. Si Petraeus asesina suficientes civiles en el sur de Afganistán, el General [de marras] podría declarar algunos éxitos aquí. Pero no cabe duda de que sus tácticas están sembrando un torbellino a largo plazo que no solo amenaza la estabilidad de los gobiernos afgano y pakistaní, sino que representan una amenaza a largo plazo para los Estados Unidos.
Un mapa de la ONU recientemente publicado por el Wall Street Journal, revela que los talibanes, usando tácticas de guerrilla clásicas, ha tomado territorios del norte y oeste de Afganistán, en tanto Petraeus se ha ido al sur, cediéndoles control sobre más territorio del que tenían antes. “Mapas Internos de Naciones Unidas muestran un marcado deterioro de la situación de seguridad en Afganistán durante la temporada de combates de este año, contradiciendo las pretensiones de la administración Obama de progreso militar desde que empezó el aumento de las tropas estadounidenses hace un año”, reportó el WSJ.
El N.Y. Times, por su parte, reportó que varios grupos de insurgentes en Pakistán han respondido a las tácticas de Petraeus coordinando y cooperando por primera vez, aumentando significativamente la amenaza que representan para el estado pakistaní. También es obvio, para quien quiere ver, que Petraeus no puede matar a más "insurgentes" de los que él mismo creará si continúa provocando a los 41 millones de pashtunis a ambos lados de la frontera afgano-paquistaní. La población combinada de Vietnam del Norte y del Sur durante la guerra de Vietnam era solamente de 31 millones, después de todo, pero fue suficiente para darle batalla a 500.000 soldados estadounidenses.
Sin embargo, a la larga, las preguntas más profundas que se derivan para los estadounidenses de los documentos de Wikileaks van más allá del mundo musulmán. Si pudiéramos liberarnos de toda una vida de propaganda oficial que nos fuerza a identificar al Poder Ejecutivo estadounidense con el pueblo estadounidense, la evidencia bastaría para darnos cuenta de que, en política extranjera y militar, el Ejecutivo estadounidense es una institución autocrática que no representa a sus propios ciudadanos, opera, básicamente, a espaldas del Congreso, el Poder Judicial y con la complicidad de unos medios de comunicación que se han convertido en un brazo del Ejecutivo, propalando las mentiras antes que exponiéndolas.
Unos meses después de la decisión del Presidente Obama de enviar 30.000 soldados estadounidenses más a Afganistán en diciembre de 2009, por ejemplo, sólo el 24% de los estadounidenses quería que fueran más y 43% quería reducir el número de tropas. Sus deseos fueron ignorados, tal como también son ignoradas las opiniones de los estadounidenses que, hoy, por un margen de 63 a 32, se oponen a la continuación de la carrera bélica estadounidense en Afganistán. Y, como revela Bob Woodward en Obama’s Wars, incluso el Presidente es sólo un títere cuando se trata de decidir si continúa o no la guerra. Woodward documenta cómo las fuerzas armadas aplastaron el claro deseo de Obama de iniciar una gran desmilitarización de Afganistán en 2011. El mes pasado, Obama fue humillado al ser forzado a endosar una fecha hipotética de retiro en 2014.
La mayoría de estadounidenses está de acuerdo con la declaración de independencia que dice que los gobiernos derivan "sus justos poderes del consentimiento de los gobernados". Pero los gobernados sólo pueden dar su consentimiento si están informados de lo que deben consentir. Esto suena obvio. Yo no puedo decir que di mi consentimiento para comprarle su computadora portátil si Ud. me indujo al error al no decirme que estaba descompuesta. Uno de nuestros principios legales más básicos es que un contrato es nulo e inválido si una de las partes lo obtuvo bajo falsedades. Al revelar el masivo engaño perpetrado por el Ejecutivo estadounidense, Wikileaks ha demostrado que tal Ejecutivo no representa legítimamente al pueblo estadounidense.
Estos documentos de Wikileaks deben hacer preguntarnos: ¿en qué medida los ciudadanos de una democracia le debemos lealtad a una gavilla de líderes autocráticos que obtienen el consentimiento de sus ciudadanos mediante una duplicidad masiva? Y, ¿en qué medida podemos confiar en su juicio o su decencia?
En los próximos años, los estadounidenses se encontrarán haciéndose tales preguntas cada vez más frecuentemente en los próximos años, a medida que el declive económico y los futuros ataques terroristas obliguen a las élites estadounidenses a llevar a casa este estado mental autoritario que causa tanto daño en el extranjero. Parece seguro que la democracia estadounidense deberá enfrentar los desafíos más grandes desde la fundación del país.
Pero es a largo plazo. La pregunta que debemos hacernos ahora es si los estadounidenses pueden oír el sonido del sufrimiento que sus líderes están causando fuera, ya que, en este mismo instante, hombres, mujeres y niños inocentes están siendo asesinados y mutilados en lo que la Cruz Roja ha descrito como la carnicería de civiles más grande desde que los rusos invadieron [Afganistán] hace 30 años.
Julian Assange debería ser aplaudido, no perseguido, por escuchar el sonido del sufrimiento.
¿Lo oímos nosotros?
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Fred Branfman denunció la Guerra Secreta Aérea del ejecutivo estadounidense en Laos, que asesinó ilegal y salvajemente a decenas de miles de inocentes agricultores laosianos. En años recientes, ha escrito frecuentemente sobre los actos bélicos del ejecutivo estadounidense para Alternet.
Tomado de Sin PermisoUna mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización