Islandia fue el primer país europeo donde se produce una revolución ciudadana. La crisis islandesa no es sólo una crisis financiera y económica también es una crisis política. Las protestas en Islandia entre 2008 y 2011 son conocidas como " la revolución de las ollas y las cacerolas" o Búsáhaldabyltingin. Estas protestas se inician a finales de octubre de 2008 tras la crisis financiera que se avecinaba en el país y alcanza su culmen en enero de 2009. El papel de la sociedad civil es determinante para el éxito de este movimiento.
La revolución de las ollas y las cacerolas se trata de protestas organizadas por la población civil, que se reunían pacíficamente en la plaza del Parlamento islandés, para mostrar su descontento con la gestión de la crisis financiera por parte del Gobierno. En octubre de 2008, Hördur Torfason, un cantautor y poeta islandés, inicia una protesta individual, animando a la gente a manifestarse cada sábado en la plaza del Parlamento islandés, hasta que dimita el Gobierno. Hördur Torfason articula la protesta ciudadana entorno a una serie de reclamaciones: la dimisión de altos cargos del Gobierno, del Banco Central y la convocatoria de nuevas elecciones. El movimiento de protesta de las ollas y las cacerolas cristalizará entorno a esta iniciativa.
Hördur Torfason, cantautor y poeta islandés.
El 20 de enero de 2009 tiene lugar la revolución islandesa que obliga al Gobierno a la dimisión. Diversos grupos de manifestantes se turnan en la plaza del Parlamento utilizando cacerolas a modo de protesta. Se reunen miles de personas y eso obliga a utilizar las fuerzas antidisturbios, por primera vez, desde el ingreso de Islandia en la OTAN en 1979. Se encienden hogueras y se quema el abeto de Navidad, regalo de Noruega a Islandia. El 21 de enero, continúan las protestas y es asaltado el coche del primer ministro, Geir Haarde. Los ciudadanos denuncian que la crisis económica ha puesto de manifiesto graves deficiencias en el Gobierno islandés y reclaman una reforma democrática. Los líderes políticos culpan a los bancos y a la élite financiera del colapso bancario.
La revolución de las cacerolas en Islandia
La revolución de las cacerolas es inédita en la historia de Islandia y gana adeptos rápidamente. Se produce dimisiones en el seno del Gobierno: El 23 de enero de 2009, El Primer ministro islandés, Geir Haarde, anuncia su renuncia a su cargo junto a la ministra de Exteriores, Ingibjörg Sólrún Gísladóttir. El 24 de enero, vuelve a haber una reunión pacífica en la plaza del Parlamento. Acuden miles de personas- 5000 ó 6000-. La participación y el apoyo vienen principalmente del centro izquierda pero también de la derecha. Tal como explica Ása Ólafsdóttir, los islandeses dejan de creer en las autoridades políticas porque bajo su mandato se produjo el colapso bancario y no se asumió ninguna responsabilidad. La situación se invierte. Los ciudadanos protestan contra la élite que ha provocado la crisis y que no ha sabido gestionarla. La caída del Gobierno se anuncia el 26 de octubre de 2009. El presidente pide la formación de un nuevo gobierno provisional y la organización de nuevas elecciones. El resultado de esas elecciones da como resultado una coalición entre la Alianza Social Democrática de centro izquierda y el Movimiento de Izquierda-Verde. El nuevo gobierno que llega en abril de 2009 promete recoger las reivindicaciones de los manifestantes. El nuevo gobierno toma el mando del país con el objetivo de salvar a Islandia de la ruina, regenerar la política y asegurar la justicia social. Así mismo, se aprovechará la ocasión para mirar hacia Europa y pedir la solicitud de adhesión a la UE.
Revolución de las cacerolas en Islandia.