Estamos en julio, el mes de las dos grandes revoluciones que originaron las democracias francesa y estadounidense, recordaba el profesor Francisco Sosa Wagner en la “Escuela de Verano” de Ciudadanos (Cs), para añadir que este partido también había iniciado este mes otro proceso revolucionario, “el de las pequeñas cosas”.
Afirmación audaz que este catedrático, maestro de prestigiosos catedráticos de Derecho Constitucional, planteaba en un debate sobre los cambios constitucionales que piden casi todos los partidos, aunque ni siquiera tres presentan sentido de Estado.
Exparlamentario europeo de UPyD y ahora asesor de Cs, cree que las posibles reformas de la Constitución deben ser mínimas, igual que otro participante en el debate, Francesc de Carreras, uno de los fundadores del partido y también maestro de constitucionalistas.
(A propósito: el cronista nunca llegó a saber por qué este profesor abandonó UPyD, como otras grandes personalidades, un partido que merece aún hoy el agradecimiento de los ciudadanos por su valentía frente a los nacionalismos y por su honradez).
Voolviendo a la Constitución, desde 1978 se ha ido creando un buen corpus legal, y porque las mejoras autonómicas o federalistas pueden copiarse de la misma ley básica alemana, que ha definido perfectamente las atribuciones del Estado y de los landers.
Lo importante por tanto es la revolución de cada día, “el proceso revolucionario de las pequeñas cosas” que Cs está realizando, dice Sosa Wagner.
Así ha conseguido higienizar la suciedad que ha descubierto, imponiendo sus criterios contra la corrupción en las CC.AA., condición para apoyar a los gobiernos minoritarios.
Pero también en el gobierno central de Mariano Rajoy, que ha tenido que aprobar como añadido dos medidas del programa de Cs que afectan favorablemente a millones de españoles.
Una es la Ley de los autónomos, pago parcial solamente porque al PP le queda mucha deuda política que abonar hasta 2020, y la anulación del IRPF para las rentas inferiores a los 14.000 euros.
Pequeñas cosas pero revolucionarias para millones, nada que ver con las destructivas explosiones anticonstitucionales que exigen podemitas y nacionalistas.
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SALAS