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La revolución de los peores

Publicado el 03 junio 2013 por Cartas A 1985 @AntonCruces

Junio de 2013

No soy muy futbolero. Esa es la verdad. Me parece que el fútbol está sobrevalorado en todos los sentidos. Solo sigo con ilusión los devenires de La Roja. Debe de tratarse de un legado de mi infancia cuando era un crack con el balón, bueno…más o menos.

Estudié en un colegio de curas hasta los 13 años. Lo único que saqué en claro es que Dios creo los recreos para jugar al fútbol. El que no lo hacía o era un raro, o padecía un gordismo severo. Es cruel, lo sé, pero es la realidad.

Como decía Pablo Abraira. Lo siento mucho. La vida es así. No la he inventado yo.

Pablo “El Excusas” que le llamaban.

Los niños serán el futuro y todo lo que queráis, pero en general son unos cabrones sin corazón. Para contaros esta historia en condiciones necesito que viajemos hacia atrás en el tiempo…

 

Febrero de 1985

FASE I. LA PREPARACIÓN

El recreo suele comenzar en torno a las 11:20 de la mañana. Los últimos diez minutos de clase se destinan a fraguar clandestinamente la letra pequeña del partido. Vivimos rodeados de curas así que no enfrentamos a una empresa muy arriesgada. Los hombres de Dios son unos tipos más listos que el Diablo. Tienen un radar perfectamente calibrado para dar hostias no sacramentales con presteza y precisión. Afinado a la micra. A pesar de ser un colegio religioso solo rezo cuando pasan por mi lado, como ahora, solo espero que pase de largo y…

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-Me ha caído. Hoy me ha tocado a mí. Me quema la cara. Me cago en &%&$ por primera vez en mi vida. Qué ironía.

No fallan una. Mejor andarse con ojo para la próxima.

FASE II. TIPOS DE PARTIDO

Ya en el patio, y una vez superado el escollo de la planificación, los líderes eligen entre dos posibles formatos de partido:

a) Real Madrid-F.C. Barcelona: Un clásico. Nunca mejor dicho. No tengo muy claro de qué equipo soy, así que dependo del día y de las necesidades del encuentro. A veces milito en las filas blaugranas y en otras ocasiones pongo mis servicios a disposición de los merengues. No hay problema. Soy un mercenario. Creo un precedente. Años después Figo me robaría la idea.

b) Mejores contra peores: Así cómo suena. Y a tomar por culo. Si la cuestión va de humillar desde el principio, no puedo imaginar un escenario mejor. Objetivo conseguido. Aquí también me debato entre dos mundos. No soy Butragueño de acuerdo, pero tampoco un paquete, así que me utilizan a su antojo. Nunca me han valorado. Soy un gran delantero y poseo un regate espectacular.Ellos no lo aprecian, pero…

… poco después estoy a punto de disputar un partido con el legendario club San Andrés de Placeres. Por fin…un campo de verdad acorde con mis habilidades.

CAMPO DE PLACERES

Porto el número 2 a la espalda. La camiseta me queda al menos dos tallas más grande. Soy pequeño y escurridizo. Igual es cosa mía, pero me da la sensación de que los del otro equipo tienen ya pelos en las pelotas. El más bajo me saca dos cabezas y masca tabaco.

¡Da igual! ¡Pelearé hasta el final! - pienso mientras me ato las botas en el vestuario. Puedo conseguirlo, he de dejar mi nombre grabado en la historia del club. ¡Tengo la fuerza de un tren y el espíritu de un campeón y…

Tropiezo y me lesiono nada más salir. No me da tiempo ni a llegar al campo.

No me llaman nunca más, pero yo vuelvo cada sábado porque Luis, el entrenador, me prometió que contaba conmigo.

“Si eso ya eso” fueron sus palabras exactas.

Pero volvamos al recreo…

Los autoproclamados mejores se dan cuenta rápidamente, que jugar contra los peores resulta bueno para su ego, pero un poco aburrido. Tras reunirse en corro de emergencia deciden salpimentar a los paquetes con algún mejor para así dar un poco de alegría al evento. El experimento resulta un éxito. Todos felices. Los mejores se divierten más y continúan ganando mientras que los peores se creen más competitivos y también saborean mejor sus palizas.

Junio de 2013

Este extraño equilibrio nos favorecía a todos. A los buenos, a los malos y a mí, pero entonces ocurrió.

Todo se fue al traste con:

La revolución de los peores

(Continuará…)


La revolución de los peores

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