Revista Cultura y Ocio

“La Revuelta Enemiga”: buena dosis de rock and roll

Publicado el 16 abril 2013 por Ruta42 @ruta42

Mucho más tarde de lo habitual, en comparación con citas anteriores, el numeroso público vallisoletano se acercaba a las instalaciones de la sala blanca del Laboratorio de Artes Escénicas (LAVA). Ahora bien, cuando lo hizo, fue en tropel. Y si no, que se lo digan al grifo de cerveza que apuró bebidas en cuestión de diez minutos. La ocasión no era para menos. Más de diez años, desde su separación en 2002, para disfrutar de Los Enemigos en un concierto que, si bien no consiguió agotar localidades, sí se puso a la cabeza en cuanto a nutrido setlist se refiere. Difícil se lo ponen a Lori Meyers, que sucederán a esta banda, representativa del rock en español, en Valladolindie 2013.

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Fotografía: Jesús Díez

Se hicieron de rogar. Cumplidos los diez minutos de rigor -¿o eran cinco?- y apurando la expectación generada en una introducción cinéfila lanzada desde control de sonido que hizo eterna y recurrente la espera, las guitarras aullaron para recibir a ‘John Wayne’. Introducidos ya en bases de rock and roll que apoyaban estribillos de sustancia coral y vocal, siguieron ‘Brindis’ y ‘Esta mañana he vuelto al barrio’. Majestuosas y graves iban desarrollándose los primeros cortes que alcanzaban necesarios puntos de inflexión con ágiles punteos de un Manolo Benitez de gusto y estilo demostrables.

Rápidos, encauzaron sin problemas un inicio que encontró huecos para uno de esos himnos de rock de estadio, ‘Paracaídas’, que a ritmo de bombo y caja deja (casi) descubiertas las estrofas en un aporte instrumental justo que se complementa con la firmeza de la respuesta vocal del público, como del resto de componentes, y que desatarán la efusividad de Fino Oyonarte tras comprobar la efectividad de ‘Señora’. En unas líneas vocales bien llevadas sigue Josele Santiago, que no evitar reír al presentar ‘Miedo’, sobre piezas que de manera singular experimentan con las dinámicas o acordes arpegiados para melodías cálidas y tribales que continúan en ‘Ná de ná’.

Fotografía: Jesús Díez

Fotografía: Jesús Díez

Pausa para los matices western -‘Por la sombra’- y vuelta a un rock macarra de corte ibérico con ‘Antonio’. “Siempre viene con nosotros”, confiesa Josele. Serán estas, pocas, junto a los sentidos agradecimientos, gran parte de las palabras que oiremos salir de boca de Los Enemigos. Centrados en un espectáculo veloz que permitiera recorrer lo más significativo de su carrera, era habitual empalmar finales fugaces, como ocurría con ‘El fraile y yo’ o ‘Quillo (He vuelto a nacer)’.

Con reservas para las influencias sureñas y los espacios de recogimiento, el desenfreno tomaba constantemente el auditorio en cortes como ‘Dentro’. Un género de apuesta por el que circulaban también, de cuando en cuando, la inspiración progresiva -‘Sr. Correcto’-; la ejemplificación de multitarea con Fino como vocalista principal en ‘Razas de Caín’; o, las dedicatorias por el tiempo cumplido, aquí se coló para la ocasión ‘Me sobra carnaval’. Siempre con gracia y espontaneidad, algo muy presente en sus letras -si la mejorable sonorización, permitía disfrutar de ellas- en un directo que supera a las grabaciones en estudio, por lo menos en autenticidad.

Fotografía: Jesús Díez

Fotografía: Jesús Díez

El desparpajo y la efusividad, que apremian cuando el currículum está más que mascado, chocaban con la uniformidad negra que disponían sobre el escenario. Quizá, solo fuera una seña más de una sencillez que evidenciaban ruedas de acordes, notables por su sencillez, a lo largo de ‘No amanece en Bouzas’. O, tal vez, solo un guiño a la situación que se coló en un manido “con la que está cayendo” antes de desear ver pronto ‘La otra orilla’. Y es que, ¿quién no ha soñado el cambio? Ellos también, y muestra dieron con ‘Las tornas’. En un juego de incertidumbre que, acompañado por una idónea iluminación, derivó en sintonía para pista de baile, como ocurriría con ‘No se lo cuenten’, donde un entregado Fino dio buena muestra de comprender la intensidad de un concierto más allá de la ejecución de su instrumento.

Si algo negativo destaca por encima de todo en las reuniones de formaciones clásicas, es la elección del repertorio. No habrá disputa, en cambio, en una ‘Desde el jergón’ que fue reconocida mayoritariamente por el público que acompañó en gritos y saltos a los madrileños. La vitalidad de la banda acompañaba con el fervor que seguía en aumento con piezas como ‘Septiembre’ y ‘Yo, el rey’. Una emoción, la del público, que fue provocada (aún más) y alimentada por Josele que, decidido a marcar territorio en las primeras tablas, animó al auditorio a gritar alto en esta noche al ritmo de ‘La cuenta atrás’, con la que cerraron un sobresaliente primer acto.

Fotografía: Jesús Díez

Fotografía: Jesús Díez

No tardaron algunos, los menos (gracias), en perder incluso los estribos ante tanta locura y recuerdo juvenil. La media de edad daba cuenta de un grupo que marcó a toda una época y que, sin embargo, aunque eran los menos, también encontraba hueco en la atención de un público más joven. El regreso, tras la pausa necesaria -ya se había sudado en visible cantidad-, aconteció en un primer momento de alma blues en la recreación de ‘Qué bien me lo paso’, y fue tomando temperatura con ‘Soy un ser humano’ y ‘Todo a cien’.

Fotografía: Jesús Díez

Fotografía: Jesús Díez

Desgastados ya los dedos de tanta difusión virtuosa sobre las seis cuerdas en un rock fundamentalmente macarra y de recorrido urbano, cuyo paradigma encontramos en una esclarecedora ‘Complejo’, nadie habría pensado -o sí- que encontrarían un momento para el motor y base de cualquier formación: su baterista. Bien respaldado, con todo lo necesario, Chema “Animal” Pérez entonó por sorpresa su propio himno. Un estruendoso tiempo para la improvisación sirvió como (inesperado) preludio para la despedida efectiva de manos de ‘Alegría’. Cerrando, así, lo que sin duda ejemplifica una cita con un espectáculo de rock clásico. Cumpliendo cánones. No cabía esperar menos.

“La Revuelta Enemiga”: buena dosis de rock and roll

Javier Luna Roldán

Estudiante de Periodismo en la Universidad de Valladolid. Amante de la música. De vez en cuando, me dejan caer por aquí.

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