Revista Opinión
Los Reyes saludan a los aficionados desde el palco del Mestalla.
Tras la experiencia real en la final de 2009, cuando los aficionados de Athletic y del Barça afearon con gritos de protesta la entrada de los reyes al estadio, boicoteando los acordes del himno nacional que sonaban por los altavoces, la Real Federación Española de Fútbol ha aprendido la lección. Puede que esta noche el público reaccione de manera parecida, pero la RFEF ya lo ha prevenido y ha contratado un sistema especial para la mesa de mezclas que anulará automáticamente los sonidos discordantes. Otra cosa es que las cámaras puedan evitar imágenes opuestas y desacordes con lo que en realidad ocurra pero no dudo de que el director de producción jugará con ellas de manera que sólo se vea lo que él quiera y no lo que a todos pueda interesar.
Según Miguel Ángel López, coordinador de partidos de la RFEF, la Federación siempre monta un equipo extra en los estadios donde organiza eventos. Desde una mesa de mezclas situada a pie de campo se controla el sonido y se evitan gritos y protestas innecesarias. Los técnicos, por su parte, tienen la orden de elevar el volumen de la Marcha Real durante los tres minutos antes del inicio del partido. De esta manera piensan controlar a las dos aficiones y tienen asegurado el el himno y una presencia del rey sin percances. Pero la organización sigue recelando del efecto provocado por los aficionados madrileños ante los probables abucheos de los catalanes o viceversa, provocando ambos distorsiones ambientales. En una palabra, que la calma y la normalidad del ambiente resultan difíciles de controlar.
Hace dos años, se repartieron octavillas y silbatos por parte de grupos independistas aledaños. Y el Mestalla se dividió entre los seguidores del Athletic y los del Barcelona, acostumbrados a ganar. Los primeros llevaban 25 años sin levantar la Copa mientras que el Barça no lo hacía desde 1998. Muchos de los aficionados del equipo catalán tuvieron el deseo de posicionarse políticamente y boicotearon el himno español antes del inicio del partido, coincidiendo con la entrada del Rey en el estadio. Los pitos emitidos y los 5000 silbatos repartidos atronaron y enmudecieron las notas del himno español. De ahí, la redoblada capacidad acústica del sistema de megafonía puesto hoy en el estadio valenciano que evitará la repetición del espectáculo sucedido hace dos años. La RFEF ha contratado un sistema de megafonía con una potencia de 100.000 vatios (cada vatio se transforma en el oído en 120 decibelios, casi “al umbral del dolor”, según el rotativo 'Marca') con lo que se asegura que el himno pueda escucharse en toda España sin necesidad de hacer dobles versiones. Otra cosa es que veamos o no las reacciones visuales en la televisión, sobre todo cuando aparezca el jefe de la Casa Real y se repitan idénticas escenas que las ya vividas en otras ocasiones.
Además de la presencia de los Reyes, se espera que estén presentes los alcaldes de Madrid, Barcelona y Valencia –Gallardón, Hereu y Barberá– y los presidentes de las respectivas comunidades autónomas –Esperanza Agarré, Camps y Artur Más–, lo que asegura cierta complacencia o discrepancia añadida de los aficionados, según el grado de apoyo o desacuerdo con éstos. Claro que, para animar la fiesta y conseguir crear un clima más propicio a los actos que tendrán lugar a posteriori, la RFEF ha contratado a Seguridad Social, Dover, Huecco y Celtas Cortos. Pero, ¿bastarán para celebrar el triunfo de los ganadores y olvidar el fracaso de los perdedores?