El río Llobregat, con al menos 185 inundaciones documentadas desde el año 1100, históricamente -y aunque las nuevas generaciones no lo hayan vivido- ha sido desde siempre un serio peligro para la integridad física de todas las poblaciones que caóticamente ocupan su valle bajo. Como ejemplo de esta especial violencia natural, de entre todas las inundaciones destaca la que tuvo lugar el 20 de septiembre de 1971, la última y peor avenida del Llobregat de las que se han registrado jamás.
La catástrofe ocasionó 18 fallecidos, 1.500 viviendas inundadas, la pérdida de toda la cosecha del delta del Llobregat ( ver Parc Agrari del Baix Llobregat, crónica de una frágil y amenazada supervivencia) y unos 17.000 millones de pesetas de la época en daños (unos 102 millones de euros de hoy en día). Por suerte, nunca se ha vuelto a registrar una crecida similar... aunque ello no signifique que no pueda volver a producirse. Una riada que, debido a la ocupación irresponsable del territorio desde entonces, nos podría hacer ver en directo imágenes catastróficas parecidas a las de la DANA de Valencia por nuestras calles.
Memoria histórica para reflexionar.