Cuenta la historia que tras 10 años de matrimonio, Marie Curie de 39 años, inesperadamente enviuda. Su joven marido de 47 años, con el que venía compartiendo su vida y obsesiones científicas tropieza en la calle siendo arrollado por un carro de caballos. Dicen las malas lenguas que ese tropiezo de Pierre Curie, mucho podría tener que ver con un estado de salud ya demasiado fastidiado por los efectos de la radioactividad, algo que ni siquiera Marie Curie admitiría hasta muchos años después. Tal era el apego del científico al hijo descubierto: el radio.
Se dice que el ser humano para ser necesita compartir, que es su necesidad última, porque es así como conectamos con los otros, pero no debe ser tan fácil cuando se está entre la minoría de los #raros, por eso para estos una pérdida así añade un drama añadido por esa sombra de soledad que amenaza con más fuerza.
¿Qué tiene esto que ver con Rosa Montero? Cuando Rosa Montero escribe este libro, hace casi tres años que vivió su propia pérdida, Pablo Lizcano tras 21 años de convivencia había muerto, y con él el lamento de la "intimidad perdida". No hay duelo que superar, nos dice Rosa Montero, qué error cuando así "antes de saber" consolaba yo a otros, dice ella, porque no hay muerte que superar, viene a ser un tiempo necesario para aprender a vivir con esa pérdida, para aprender a vivir de otra forma, "para reinventarse".
Dicho esto, y a partir de este punto en común entre ambas, Rosa Montero tras leer un pequeño diario que deja Marie Curie de su primer año de viudedad, sigue investigando, estudiando, para traernos finalmente un libro que dedicado a la figura de Marie Curie; porque estoy totalmente de acuerdo en que este libro no se trata de un libro centrado en la muerte ni en el duelo, sino en la vida de Marie Curie, contado a la forma de Rosa Montero, interpretada a su forma. Y le ha quedado de muerte.
Así que acabamos conociendo la evolución de la persona y de sus descubrimientos científicos, del por qué de su gran aportación al siglo XX y XXI, en unos años fascinantes que coincidían con los incios del descubrimiento de que el átomo no es ya la partícula más pequeña. Allí se encuentra Marie Curie entre la élite científica casi exclusivamente masculina.
Y al abordar la vida de Marie Curie, no pueden dejar de aparecer ciertos temas satélites muy interesantes también, como los arraigados prejuicios que existen y siguen existiendo sobre la mujer y que tan limitantes son. Me ha encantado la forma tan gráfica de representarlos, utilizando halstags: #LugarDeLaMujer; #CulpaDeMujer; #HonrarALosPadres .... en los que la ambición, la inteligencia, y la obstinación pueden incluso ser imperdonables si no se cumplen con los primeros “requisitos” ....; también se habla de la necesidad de búsqueda de belleza del ser humano para hacer la vida soportable; y que no falte el tema que creo que obsesiona (en sentido positivo) a Rosa Montero, que es: la memoria y el ser.
Me despido con una cita de Pierre Curie que a mí me parece que debiera ser más oída, cuando a propósito del deseo de aportar algo a la humanidad, y gracias a que su campo era el científico y no el activista, por ejemplo, dice:
"Si actuáramos a la ligera jamás tendríamos la certeza de no estar haciendo más mal que bien al retrasar alguna evolución inevitable. Pero en el ámbito de la ciencia, podemos pretender hacer algo"
NOTAS:
- Al final del libro, aparece a modo de epílogo el diario de ese año de duelo de Marie Curie. En la que se aprecia el gran vacío que le quedó.
- Referencia a Carmen Laforet, otra mujer poderosa que no pudo con la presión "de estrellarse una y otra vez contra los límites" ¡cómo me recuerda este pequeño homenaje que le hace Rosa Montero al relato de La pared de Jelinek, de su libro "La muerte y la doncella I-V"
- Una curiosidad: Tras el descubrimiento del radio, hubo un frenesí que identificó la energía del radio con un maná de vigor eterno y todo lo bueno por imaginar. "Este pequeño Dios" se ponía en pequeñas concentraciones (por lo caro) en cosméticos, pastas de dientes, y demás que añadían valor al producto. Hasta que después de 30 años de falsas creencias, un híper millonario que se podía pagar lo que quisiera, mandó hacerse sus botellitas de tónico de radio para tomárselas. Esto permitió que todo el mundo viera los efectos reales del radio. Ya podemos imaginar que murío y no en muy buenas condiciones. Este creyente millonario del radio se llamaba Eben Byers.
- Concepto de "mujer pelota" de Simone de Beauvoir, viene a decir, que "la mujer pelota" es la que con su ejemplo de éxito, en vez de abogar por las dificultades de la mujer en alcanzar metas, refuerza la discriminación de éstas en la sociedad, al reforzar los prejuicios que se tienen sobre ellas, pues su triunfo lo justifica a su valía, y si el resto de mujeres por término general no lo consigue es porque no valen como el hombre. No se fija en lo que han dejado por el camino y que el hombre no le ha hecho falta dejar.
- Marie Curie (1867-1934) 66 años
- Pierre Curie (1859-1906) 47 años