OBRAS
LA ROIBA · 08/07/2014
Dentro de la ensenada de Bueu y muy próximo a la playa de Beluso, en la costa sur de la ría de Pontevedra, se sitúa la pequeña playa de La Roiba donde el arquitecto coruñés Ramón Vázquez Molezún (1922-1993) construyó a finales de los sesenta una pequeña vivienda para disfrute de su familia durante el periodo estival. Este pequeño refugio constituye una de las obras más relevantes de la arquitectura moderna del siglo XX en España. Todo un ejemplo de sostenibilidad, adaptación y sensibilidad hacia su entorno y hacia la escala del paisaje, tomando como base y cimentación parte de los muros de mampostería de granito de una fábrica de salazones preexistente.
En esta vivienda nada es convencional: la planta sótano es un pañol que se inunda cuando suben las mareas, las estancias son camarotes que durante el día permanecen abiertos y se conectan en un espacio unitario, diferentes sistemas de poleas abren y cierran compuertas y las cubiertas recogen agua de lluvia para su reutilización. De esta forma, La Roiba en su estado primitivo podría entenderse como un barco varado en las rocas de la playa y, tras una ampliación en la planta superior y una capa de pintura blanca, se transforma en un auténtico velero –como diría Luis Miquel- a punto de salir a navegar (1).
(1) En su refugio de La Roiba está todo condensado. Da la impresión de que el arquitecto apenas ha intervenido, se ha limitado a dejar que los materiales encuentren su sitio […]. Sin imponerse, sin querer dejar huella, sin manifestarse altiva y pomposamente, sin atisbo de pedantería, sin pretender estar dentro o fuera del camino del progreso, esta casa no tiene ninguna gana de salir en las revistas sino más bien de salir al mar: a pescar. MIQUEL, Luis (1993). “Ramón Vázquez Molezún”. En: Corrales y Molezún: Medalla de Oro de la Arquitectura 1992. Madrid: CSCAE, 1993 – pág. 43.
Memoria del arquitecto:
Aprovechando unas construcciones de la antigua fábrica de salazón de la “Roiba” se proyecta hacer un refugio de verano con almacén para embarcaciones y útiles de pesca.
La construcción, de unos 100 metros cuadrados de planta, tiene como programa el siguiente: un cuarto de estar con terraza, un dormitorio de padres, dos dormitorios para hijos e hijas, una cocina comedor, un cuarto dormitorio posiblemente para servicio, unos aseos generales, un aseo de servicio, un gran almacén accesible desde el interior y exterior, fosa séptica, aljibe para almacenamiento de agua de lluvia, unos depósitos elevados para servicio, espacios para aparcamiento y patio de servicio.
Los dormitorios, dado el destino de la construcción, tienen una superficie mínima para darle un carácter marinero, que se ha de cuidar en todo momento.
La estructura así como los forjados y muros, será de hormigón armado.
Se conserva todo lo posible los muros de mampostería existente, diferenciando así la antigua construcción de la actual.
La cubierta es plana para poder recoger fácilmente las agua de lluvia.
Las ventanas serán de madera vista, con lunas correderas tipo Pearson.
Existen chimeneas hogar en el estar y dormitorio principal, existiendo posibilidad de situar otras en el almacén inferior, y en la terraza exterior.
Toda la construcción es muy cerrada al norte, abierta discretamente al este y oeste, y muy abierta al sur, donde si sitúa la terraza.
Los aseos y, por lo tanto, toda la distribución de aguas, está reunida en un solo bloque, debajo del cual está la fosa séptica y encima del mismo si sitúan los depósitos elevados.
Toda la construcción se eleva sobre el nivel del camino solamente unos dos metros, exceptuando el torreón que forman los depósitos de agua.
El pavimento interior será de linóleum y la construcción de primera calidad.
Las obras se ejecutarán bajo mi dirección facultativa.
[Tres hojas mecanografiadas por Ramón Vázquez Molezún, fechadas en Bueu, en julio de 1967]
Nota: Salvo indicado, toda la información gráfica publicada en el presente artículo ha sido cedida generosamente por la familia de Ramón Vázquez Molezún.