¡Hola, amig@s!
Segunda reseña de la Semana antibelicista, en esta ocasión con todo un clásico memorable, The red badge of courage de Stephen Crane. Henry Fleming es un joven, apenas un muchacho de dieciocho años, que a pesar de la oposición de su madre decide alistarse en el ejército federal. La Guerra de Secesión Americana está en marcha. Pero Fleming no es un verdadero patriota, y la guerra es para él una ilusión de heroísmo y gloria. Nada que ver, desde luego, con lo que se encontrará. La guerra resultará ser una constante de amenazas, de dudas e incertidumbre, de dolor, locura y muerte, de caos.
Y esa guerra como trasfondo y como metáfora de la eterna lucha de la vida será la que marque ese proceso de iniciación, de madurez. En esos dos días en los que transcurre la acción, Henry Fleming entra en contacto con la guerra del mismo modo que el adolescente, el joven, entra en contacto con la realidad de la vida y con el mal que le rodea.
Retrato soldado de la Unión
La actitud de Henry no es el reflejo de ese valor y arrojo que podría esperar de sí mismo. Y es que en la guerra de la vida cada uno de nosotros ha de medirse y redescubrirse en cada una de las situaciones a las que debamos ir enfrentándonos. Puede que lo que veamos no nos guste y debamos engañar y engañarnos a nosotros mismos.La roja insignia del valor fue la primera novela en la que la guerra fue tratada desde el punto de vista de un soldado, sin heroísmo, con grandes dosis de realismo y alejada del espíritu sentimental imperante hasta el momento. Y esta visión realista-naturalista y el agudo retrato psicológico del personaje hará de la novela un éxito inmediato y un referente no solo para la literatura sino también para el cine posterior.
La novela tiene como subtítulo Un episodio de la Guerra Civil Americana. Sin embargo, y aunque el escenario está sacado de la batalla que entre el 1 y el 3 de mayo de 1869 tuvo lugar en Chancellorsville, Virginia, ésta no es más que una estrategia para dar mayor verosimilitud a la historia. La visión de Crane es de más amplias, mucho más amplias miras.
Stephen Crane es un clásico de las letras americanas al que ha sido un verdadero placer volver. En apenas 29 años de vida (1871-1900) dejó algunas obras de gran calidad, como ésta o como Maggie, un chica de la calle, que tengo intención de releer en breve.
Los antihéroes siempre resultan más atractivos literariamente hablando que los grandes triunfadores. Son más de carne y hueso, ¿no creeis?
¡Gracias por vuestros comentarios! Nos leemos...
Marcapáginas 190