AtonementQuerido Nacho,
Ya escribí sobre tu trabajo en anteriores ocasiones de este blog y además, te conozco. Sabes que me va a costar ser objetiva, pero también eres consciente de que me pretendo una profesional del medio, así que aquí van mis comentarios sobre ese regalo que acabas de hacerme, llamado "visionado de La Ropavejera", tu corto.
Lo primero, lo que opino: que no conocía a esta señora protagonista hasta que tú me hablaste de ella y que siendo yo de natural inclinada al ámbito de lo siniestro, saber de su existencia me intrigaba y me atrapaba, inevitablemente.
Nacho: me conoces. Sabes de mis reticencias y mis traumas respecto al tratamiento de cierto estilo cinematográfico (y no cometeré el error de llamarlo género, que podría con ello enojarte y no quisiera...) cuando se hace de forma irrespetuosa y aun mucho peor, cuando se consiente torpe y mediocre copiando las excelencias del clásico de tiempos pasados.
A mí que no me toquen el terror decimonónico para hacer mierdas contemporáneas con ínfulas de homenaje, vaya, y que odio a Amenábar.
Pero he visto La Ropavejera: un "corto" que es más largo de lo que me esperaba, que protagoniza una hierática Ana Torrent de timbre de voz escondido en la garganta, reservado para el punto de diálogo exacto en el que debe decir algo y provocarte un escalofrío.
He querido dibujar este corto en cuanto vi el primero de sus planos, porque es puro cómic a plumilla y sombra de grafito; son ojos y bocas asustados entre claros y oscuros y además, por él se mueve esa hermosa criatura llamada Marina Alegre que respira muy bien, mismo como si tuviera un pánico terrible ante lo que pudiera sucederle en cualquier momento por las plantas de esa casa de Barcelona.
No es original tu corto, querido Nacho: no eres el primero que se sirve del blanco y negro y los candiles para dar miedo, que pone a niños, orfanatos y sospechosos miembros de una siempre alta sociedad de una época en el marco de un cuento de terror.
No eres el primero y ¿sabes qué? Afortunadamente: tampoco serás el último.
Yo al menos, espero que siga habiendo muchos como tú y que todos me tapéis la boca como tú lo has hecho con tu corto, porque menudo trabajo, Nacho... La Ropavejera no se hace en un día y este texto, a penas va a llevarme media hora escribirlo.
Ovación y clamores.
Expiación y disculpas.
Un abrazo y mil perdones, de tu amiga
María