La Rosa de Jericó me resulta fascinante...
Cierto es que ha sido y será venerada y asociada a múltiples creencias y significados a lo largo de los siglos.
Es una planta tan singular que se seca por completo, se marchita y se encoge hasta parecer que está muerta, sin embargo, cuando se la remoja en agua, resurge y se abre, mostrando su verdadera belleza interior.
Increíble, ¿verdad?
Lo curioso es que lo que para unos es simplemente una secuencia natural, aunque sea aparentemente milagrosa, digámoslo así, para mí es una representación genuina del amor.
"Todas las noches el cielo
se sienta en el marco de mi ventana,
y yo lo observo en silencio
sin querer darle importancia,
aunque me muera por preguntarle,
aunque ignore mi presencia"
Te preguntarás porqué tengo esta percepción…
Cierra los ojos y siente cómo una pequeña brisa mueve tu pelo mientras visualizas cómo se va transformando ese color mortecino en pequeños matices verdes llenos de vida, hasta que se abre del todo.
Así es el amor…
“Donde la vida parece fugarse,
tan sólo con una mirada
arde pecho y piel.
Hablo de mirada,
pero puede ser un aroma,
o el roce suave de unos dedos
que se tocan,
o la rotundidad de un silencio
que anida un abrazo
capaz de arrasar
con el dolor y las dudas.
Donde parece la nada.
Basta con un solo pensamiento
para que broten pequeños destellos
de pura magia.
Y siento amor, sí,
de la forma más inexplicable
posible,
de una forma brutal e insondable.”
Beatriz CáceresEscritor y poeta.