Escuchó a Batista, chocó sus manos con las de Pocho Lavezzi y aceleró hacia el área de Bolivia. Y allí, un recuerdo cruzó el inconsciente de Sergio Agüero. La escena de aquella tarde en el baby de Loma Verde, donde protagonizó un momento extraordinario desde el banco. Su padre, molesto por algunos errores, lo había sacado del equipo y sentado entre los suplentes. Crisis de familia, pelota de partido. Hasta que, de pronto, el partido entró en turbulencias. Y Leonel, según el relato de Cristian Grosso en el libro Futbolistas con Historias, tuvo que darle nuevos minutos de acción a su hijo. Todo, para ganar el duelo. Una decisión tan urgente como la de Batista. El DT que lo mandó al césped ante Bolivia. Y al que Kun hizo respirar con su golazo del empate.