Revista Educación

La ruta de los viernes

Por Siempreenmedio @Siempreblog
La ruta de los viernes

Desde hace ya algún tiempo, la salida del trabajo los viernes es un infierno, una cita casi segura con la ya famosa cola de la TF-5, la forma más absurda de perder el tiempo, gasolina y contribuir al cambio climático. Ninguno de los trucos horarios que probé -había quienes decían que si a las tres en punto de la tarde estabas ya a la altura del Hospital Universitario te escapabas- dio resultado, ni antes ni después de la hora citada, salvo que tuviera que quedarme más tarde en la oficina a terminar algún asunto. Incluso hubo piques en Facebook entre conocidos que también sufren la autopista y trabajan en Santa Cruz, a ver quién tenía la solución más eficaz para llegar antes a casa. Cronometraban incluso los minutos que tardaban hasta su destino. Luego compartían la solución, a veces eficaz, otras no tanto.

Harta de aquellas colas y animada a participar en ese pique, un día probé suerte. Sin GPS ni nada que se le parezca, decidí hace ya bastantes meses dejarme llevar por mi sentido de la orientación y coger todos los atajos que la lógica me iba indicando para conectar, sin conocer prácticamente la zona, la Rambla de Santa Cruz con la Vía de Ronda, a partir de donde el tráfico parecía fluir un poco más.

Así fue como tras el primer desvío por la calle Horacio Nelson conecté en breve con el antiguo manicomio y descubrí barrios capitalinos y de La Laguna que solo conocía por nombre; más allá de las cuatro calles de La Salud, me adentré en zonas totalmente desconocidas, localizaciones cuyo nombre no me atrevo a citar para no meter la pata. Casi en el barrio de La Candelaria supe de pintadas populares de hace algunos años, como que "Franco" había "Wert-o", que varios menceyes canarios sobreviven en vías laguneras, que hay vida más allá del eje Taco-La Cuesta, que tenemos algunas instalaciones deportivas públicas de primer nivel o que hay calles denominadas con nombres de rectores ¿canarios? cuya existencia desconocía.

En ese trayecto de casi 9 kilómetros hay también muchos bares, más en los barrios humildes y obreros; muchos hombres saludan a varios de los coches que pasan; hay abuelos que recogen a sus nietos del colegio; y también hay que esquivar muchos socavones que requieren arreglo urgente.

A ese primer tramo he ido sumando con el tiempo otros atajos desde la Vía de Ronda hasta la ya ineludible TF-13, la carretera a Punta del Hidalgo, y admito satisfacción cuando a través del parabrisas contemplo a distancia cómo la ruta habitual está llena de coches y yo avanzo ligerita. Y si a ello le sumo de banda sonora Radio Clásica de RNE arranco el fin de semana 'pianita' y relajada.

No obstante, siempre estará el humor de Abubukaka para arreglarlo todo.

Las colas pueden ser turismo. 💁‍♀️ pic.twitter.com/IL96aHgBkh

- Abubukaka (@Abubukaka) January 5, 2020

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