El temor suele ser un maldito fantasma que nos paraliza. Nos detiene ante grandes oportunidades diciendo: "No, no... tú no eres capaz de hacerlo, yo que tú me mantengo igual", "Ajonjolí, ¿para qué te vas a arriesgar? No es necesario que salgas de tu estado de confort". Y una, la gran mayoría de las veces, escucha a este ente y se queda como está no más, pensando en como hubiera sido si me hubiera atrevido.
Yo estoy clara de que las cosas sin sacrificio no llegan a buen puerto. Cuando las cosas cuestan tienen un sabor más dulce y las valoramos más. Por lo que el lanzarse a la piscina ante alguna idea trae un esfuerzo de la mano, ya que si no fuera de este modo no lo dudaríamos tanto y lo haríamos sin pensar. Lo importante es saber bien el objetivo de todo y remar con muchas fuerzas hasta ese punto. ¿Pero qué pasa con nosotros durante el camino?
La primera fase es un estado de excitación. La idea (que en mi caso rondan por la independencia económica) en un comienzo parece ser la mejor del mundo. Planificas todo perfectamente bien, te sientes segura y empoderada; solamente necesitas ponerte a trabajar. Si eres una hiperventilada como yo, ya tienes a la mitad de tus amistades y familiares al tanto de lo que se te ocurrió ahora. Lo que a la larga (si no funciona) es la peor decisión. La segunda fase es ponerse manos a la obra. Una, con el contagio de la excitación, comienza a averiguar todo sobre la idea. Planea páginas web (si así lo requiere), difusión en redes sociales, etc. Todavía tenemos ganas de hacer las cosas, ¡así que el entusiasmo se mantiene intacto!En la tercera fase comienza el problema. Como comenzamos a plantearlo a nuestros cercanos comienzan a llegar sugerencias, advertencias e inclusos críticas. Si padecemos del maldito síndrome ¡1, 2, 3 momia es!, nos quedaremos petrificadas porque el miedo comienza a subir por nuestros pies. ¿Seremos capaces de llevar esta idea a cabo? ¿Tendré el talento necesario?Y en la cuarta fase nos convertimos en Michael Jackson y somos expertas en hacer The Moon Walking. Nos vamos para atrás con nuestra grandiosa idea porque el miedo fue más grande y nuestra falta de confianza en lo que una es capaz, nos juega una muy mala pasada. Yo debo reconocer que soy mi peor crítica y se debe a la falta de autoestima, ya que siento, en muchas ocasiones, que no soy lo suficientemente buena en algo. En estos momentos estoy intentando superar este miedo. Tengo un terror que varias veces al día me lleva a cuestionar que mi idea sea la ideal, básicamente porque no creo que soy lo suficientemente buena en lo que quiero hacer. Para eso debo practicar y estudiar, y así podré sobrepasar toda esta avalancha. Si no hay esfuerzo no hay recompensa, y mi recompensa es poder saltar estos obstáculos. Si estás pasando por esto, lo único que puedo decirte es:- Rodéate de personas que te amen y siempre vayan a querer lo mejor para ti. De ellos solamente podrás recibir apoyo y criticas constructivas.- Solamente tú conoces tus capacidades y si sientes que es solamente temor,¡enfréntalo! No hay mejor batalla que la que se gana luchando, no la que se evade. - Si sientes que no tienes los conocimientos necesarios, estudia. Informáte, pregunta a quienes estén en una idea similar y sean exitosos. Observa, investiga. La única forma de ser bueno en algo es aprendiendo. - ¿Qué quieres realmente de tu vida? Piensa bien si tu idea maravillosa (esto generalmente lo enfoco a un negocio o una independencia económica) es lo que necesitas para lograr tus objetivos finales. ¡Un abrazo niñas!