La Ruta del Cares discurre por la conocida como “Garganta Divina” del río Cares. Foto: Sara Gordón
Las montañas son el diario de la tierra, en ellas está escrito su pasado, su presente y si se sabe leer entre líneas también podemos prever el futuro. Cuando nos encontramos con un desfiladero estamos viendo el poder de erosión del agua, la paciencia de los años frente a la dureza de la roca. La ruta del Cares transcurre por la garganta del rio Cares que desde tiempos inmemoriales moldea la piedra caliza para seguir su curso imparable. A un lado la piedra y al otro el barranco, en el fondo se escucha el río y el camino entre Poncebos y Caín transcurre tranquilo. Una ruta que comienza en Asturias y termina en León, o al revés. Once kilómetros que fueron construidos por el hombre en este enclave natural para mantener el canal de la central hidroeléctrica de Camarmeña-Poncebos. El tiempo del agua para modelar y el del hombre para construir es incomparable. Me imagino a los obreros de principios del siglo XIX colgados con cuerdas para acceder al cañón, escuchando el estruendo de las detonaciones de dinamita. También me imagino el paisaje hace millones de años cuando no existía el cañón y esto sería llano. Todo este pasado para poder disfrutar hoy de un paseo maravilloso ¿me pregunto cómo será dentro de 100 millones de años?
De los cerca de dos millones de personas que anualmente visitan el Parque nacional de Picos de Europa se estima que la Ruta del Cares es la senda que recibe mayor afluencia de visitantes. Foto: Sara Gordón
En la ruta nos encontramos con túneles, puentes, cascadas… Foto: Sara Gordón
Se tarda unas tres horas y media en realizar el recorrido en una dirección. Foto: Sara Gordón
En muchos trozos puede apreciarse el canal. Foto: Sara Gordón
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