Revista Viajes

La ruta del ron

Por Captainflint

Por fin una actividad cultural amigos. Por fin una excursión en la que no hay que arrastrase por una jungla o subir un monte o que te piquen millones de mosquitos en un puto río. Basta de mariconadas sanas y naturales y pasemos a temas más serios. Todo viaje ha de tener una parte de investigación, estudio y crecimiento personal. La del mío tardó en llegar pero cuando lo hizo no defraudó.

Fábrica Santa Teresa

Fue uno de esas jugadas que surgen así de pronto, sin que jamás estuvieran en el plan, fruto de una afortunada coincidencia. Estábamos en Cayo Borracho retozando al sol cuando a mí me dió por sacar mi botella de Santa Teresa. A raíz de eso y de la necesidad de conseguir un mechero para encender la cachimba acabamos hablando con una pareja que teníamos al lado.

Resultó que ella, Cali, trabajaba en Santa Teresa. Resulto que había una fábrica de este delicioso ron en Maracay, lugar por el que teníamos que pasar en nuesto camino a Puerto Colombia. Resultó que se pudía hacer un tour de degustación de rones allí. Oh sí! Yo quiero! No importa que haya que sacrificar un día de playa. Este es un plan que no se puede dejar pasar.

Hicimos lo del buceo en Cepe y, a la que volvíamos de la costa, coordinamos con Cali una reserva para hacer la ruta del ron en la fábrica de Santa Teresa de Maracay. Nos costó unos cuantos autobuses llegar allí pero ya, desde el principio, aquello fue un triunfo total.

El sitio era espléndido, entre montañas verdes y con campos de caña de azúcar por todas partes. El chiringuito estaba muy bien montado, ambientado como una estación de tren antigua en la que habían puesto un restaurante - bar de lo más cool. Nos acojonamos un poco pensando que la broma iba a salir cara. Efectivamente, lo era, la ruta del ron sale por 100 bolivares persona pero… nosotros estábamos en una lista de invitados y no teníamos que pagar un duro. Grande Cali!

El paraíso, litros y litros de ron

No sólo eso sino que además el señor del Castillo tenía reservada una mesa en el bar cool con unos cuantos cocktails y un plato de entremeses (que resultó ser un delicioso ceviche) de gratis. Empezamos nuestra particular ruta del ron apretándonos un delicioso combinado de ron Santa Teresa 1796 con jugo de naranja. Nada de cubata, aquí se bebe con clase amigos.

La camarera nos recomendó dejar los entremeses para el final de la visita, al parecer íbamos a volver medio tajados de aquello. Nos subimos a una especie de tren eléctrico y empezamos a recorrer la factoría mientras una amable empleada de Santa Teresa nos iba hablando del proceso de elaboración del ron, desde la caña de azúcar al aguardiente hasta el delicioso brebaje final.

Por cierto que resulta que Venezuela es el único país donde, por ley, para que a algo se le llame ron, tiene que haber estado dos años añejándose en barricas de roble. Al parecer en otros países productores de ron sólo se exigen seis meses. Gente seria con este tema los venezolanos.

La visita siguió en los almacenes donde se producen los barriles que albergaran el Santa Teresa mientras va pillando sabor, la auténtica clave del proceso. Nos explicaron como se fabrican y cuánto tiempo pueden utilizarse. De cada uno de ellos sale la nada despreciable cantidad de trescientas botellas de ron y pueden utilizarse continuadamente por cincuenta años.

Ron bicentenario, esa botella vale unos 300 euros

Nos llevaron también a la parte vieja de la fábrica, donde vivía el pavo que tuvo la brillante de idea de empezar a producir ron en lugar de cacao. Había allí una puerta custodiada por unos candados muy tochos, detrás de la cual,al parecer, está la receta original del ron.

Pero lo que más me impresionó a mí fueron las bodegas de ron bicentenario. Un almacén lleno de barriles, algunos de los cuales tenían el nombre de un pavo grabado. Se trata de una edición especial de Santa Teresa fuera del alcance del público general. No se compra en botellas sino en barriles y no se compra en las tiendas sino en la propia fábrica.

Os explico, imaginemos que yo voy a la fábrica con 23000 dolarillos de nada que no sé en qué gastarme. Puedo hacer que mi nombre se grabe en uno de esos barriles, que pasa entonces a ser de mi propiedad. Significa esto que, hasta que el barril se termine (recordemos, 300 botellas), tengo el derecho de, cuando me apetezca, llamar a Santa Teresa y pedirles que me envíen una botella de mi barril sin coste alguno. A mí o a cualquier otro bodegas amigo mío al que quiera lo suficiente como para hacerle semejante regalo.

Diversos personajes más o menos famosillos disponen de un barril de este mágico brevaje. Por ejemplo Gorbachov, o el hermano de Schumacher, o Rubén Blades que al parecer, recientemente agotó el suyo trás tenerlo durante dos años. Un flojo el panameño, a mí ese barril me dura un par de meses. Los etílicos que tengo por amigos se bajarían cualquier botella que yo les mandara en una noche por mucho que fuera ron bicentenario. Y encima seguro que lo mezclaban con coca cola…

Momento bodegas

En fin, lo siguiente que vino fue el plato fuerte de la visita: la degustación de rones!! Unos espléndidos los de Santa Teresa, no se conforman con darte un chupito y a otra cosa sino que te ponen seis copazos con cada uno de los distintos tipos de ron que se producen allí (no incluyen el bicentenario lamentablemente). Tienes el Santa Teresa normal, el Santa Teresa 1796, el Santa Teresa Selecto, el Santa Teresa blanco y el Santa Teresa Aracú.

El primero es el que compramos en los supermercados de España, que aquí lo llaman la botella “pecho cuadrado”. Los dos siguientes van sabiendo cada vez menos a alcohol y cada vez más a madera. Deliciosos! El Santa Teresa blanco es increíblemente bueno para no ser un añejo y el que se usa en cocktails. Por último el Aracú es un delicioso licor que se mezcla con leche evaporada para hacer un brebaje similar al Baileys que está increíble.

Fue una experiencia cultural muy enriquecedora. Teníamos allí un maestro degustador (gran profesión por cierto) y fuimos copa por copa degustando el ron mientras el pavo nos explicaba las diferencias. En teoría había que probar cada copa y no bajársela entera pero yo quería asegurarme de que había captado de verdad la esencia de cada ron…

Pero no se acababa ahí el asunto. Tras los seis pelotazos, a cual más sabroso, pasamos a la degustación de cocktails. En otra sala muy bien preparada con rones enmarcados y mapas de distribución de Santa Teresa en el mundo, había un barman preparando copazos. Blanco con limón, cuba libre, Aracú con leche. Nos pusimos realmente finos amigos. Sole, yo y otra pareja que andaba haciendo el tour. El ambiente era más que propicio para socializar y acabamos aprentándonos otros dos cocktails más con ellos al término del tour, cortesía de la mesa reservada a nombre del señor del Castillo.

Salimos de allí a gatas. Pero con el orgullo y la satisfacción de saber que, a partir de ahora, podremos ser unos ebrios, pero lo somos con estilo y conocimiento de causa. Fue un día grande y una actividad original, divertida y, no sé si lo he dicho ya, muy cultural. El ron Santa Teresa pasa a mi lista de favoritos y a partir de ahora le hará seria competencia a Brugal.

Un título más importante que el de ingeniero informático

Nuestros nuevos colegas nos llevaron en coche a la estación de bus y de allí volvimos a Maracay para nuestro bus nocturno a Ciudad Bolivar. Y sí que debía ir yo más tajado de lo que pensaba porque tuve la genial idea de cortarme el pelo en el rato muerto que teníamos antes de subir el bus. La peluquera metió tijera a saco sin que yo fuera consciente del destrozo que estaba haciendo y el resultado es que en ese histórico momento dejé de ser un melenas. Bah, a la mierda, tener el pelo largo es molestísimo para viajar.<p align=”center”><object classid=”clsid:d27cdb6e-ae6d-11cf-96b8-444553540000″ width=”554″ height=”500″ codebase=”http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=6,0,40,0″><param name=”id” value=”minislideshow” /><param name=”name” value=”minislideshow” /><param name=”bgcolor” value=”ffffff” /><param name=”flashvars” value=”xmlUrl=http://www.thecaptainflint.com/gallery2/mediaRss.php?g2_itemId=25058&amp;%26g2_maxImageWidth=552%26g2_maxImageHeight=368&amp;showDropShadow=true&amp;useFull=true&amp;delay=4&amp;showControls=always&amp;siteInfoText=PacoInAmerica&amp;roundedMask=true&amp;showTitle=top&amp;siteInfoUrl=http://www.thecaptainflint.com” /><param name=”src” value=”http://www.thecaptainflint.com/gallery2/minislideshow.swf” /><param name=”wmode” value=”transparent” /><embed id=”minislideshow” type=”application/x-shockwave-flash” width=”554″ height=”500″ src=”http://www.thecaptainflint.com/gallery2/minislideshow.swf” wmode=”transparent” flashvars=”xmlUrl=http://www.thecaptainflint.com/gallery2/mediaRss.php?g2_itemId=25058&amp;%26g2_maxImageWidth=552%26g2_maxImageHeight=368&amp;showDropShadow=true&amp;useFull=true&amp;delay=4&amp;showControls=always&amp;siteInfoText=PacoInAmerica&amp;roundedMask=true&amp;showTitle=top&amp;siteInfoUrl=http://www.thecaptainflint.com” bgcolor=”ffffff” name=”minislideshow”></embed></object>


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