Revista Viajes

La ruta del tutayquiri: los pueblos de los mil colores

Por Pablosolorzano
LA RUTA DEL TUTAYQUIRI: LOS PUEBLOS DE LOS MIL COLORES
No debemos irnos muy lejos de Lima para encontrar pueblos donde se celebran rituales ancestrales o donde se albergan grandes tramos de camino inca e interesantes restos arqueológicos. Apenas a unas pocas horas podemos hallar todo eso. Sí, a unas 3 horas de la mega-ciudad cosmopolita y con avenidas dignas de "primer mundo" hay aún lugares donde la tradición no ha desaparecido, al contrario, está entera, luchando por sobrevivir, por no ser devorada por una modernidad alienante y poco original. Sólo es cuestión de ponerse la mochila y animarse a andar hasta perderse un poco, porque como ya se dijo a veces perderse es una forma de encontrarse.
Con unos amigos nos animamos a ir a conocer este circuito de la cual recién se ha empezado a hablar pero que aun así es poco visitada. El hecho de saber que el sitio tiene lugares por descubrir fueron motivos suficientes para animarse a andar por allí.
¿Pero quién era TUTAYQUIRI? Él era uno de los cinco hijos del gran dios PARIACACA, Apu tutelar de la zona de Huarochirí, y que cuenta la leyenda (registrado en el libro RITOS Y TRADICIONES DE HUAROCHIRI traducción que Gerald Taylor hiciera del célebre anónimo Manuscrito Quechua del siglo XVIII) anduvo errante por estas zonas hasta establecerse y ser considerado uno de los dioses más poderosos.
Para iniciar esta ruta dejamos Lima para subir hasta Chosica (3.50 el pasaje) y desde allí tomamos uno de los buses que siguen ascendiendo a los muchos pueblos que se ubican sobre la Carretera Central. Pagamos 1.80 soles y nos bajamos en el paradero Cocachacra (km. 54) donde tomamos un pequeño bus (6 soles) de la empresa MESIAS ESPIRITU. El bus abandonó la cuenca del Rimac y se adentró en las agrestes sierras limeñas donde son características sus carreteras sinuosas y polvorientas y uno que otro abismo hasta llegar a SANTIAGO DE TUMNA (2690 msnm), apacible pueblo en el que aún florecen los casi extintos Amancaes y que está rodeado por una gran cantidad de tunales, de ahí proviene su nombre. Nos hubiera encantado conocer este lugar pero debíamos continuar. El carro siguió ascendiendo hasta encontrarse con un camino abrupto que desciende. Después de 5 horas de viaje (contando desde que salimos de Cocachacra) llegamos a...
SAN ANDRÉS DE TUPICOCHA (3327 msnm)
Nos bajamos y caminamos hacia la plaza de armas de este pueblito de entre-ríos (por estar entre el Rimac y el Lurín) que está enrejada y remozada y en la que hay una estatua al gran arqueólogo peruano Julio C. Tello. Una buena fecha para visitarlo es durante la Fiesta Patronal el 30 de noviembre, día de San Andrés. Fuimos a preguntar a la municipalidad a ver si es que al día siguiente nos podían dar el servicio que la comunidad presta para poder ir hasta el poblado de San Pablo y así acortar nuestra subida a la cima de "Cinco Cerros" pero el carro no estaba disponible. Aprovechamos para lavarnos y asearnos en el local municipal ya que es el único sitio que a esa hora contaba con agua. El pueblo cuenta con luz eléctrica y un albergue municipal. Pero era notoria su carencia de agua. Decidimos no pernoctar en el albergue sino más bien usar las carpas.
Preguntamos por el campo de fútbol del pueblo a manera de tener un lugar donde acampar pero un chico nos dijo que esa tarde la habían regado y estaba inundado. Cosa curiosa esto de gastar el agua que no se tiene en una cancha de fútbol, pasión de multitudes que le llaman. Buscamos espacios pero casi todas las chacras estaban cercadas y no había mucho terreno disponible. Ya se hacía de noche y había que decidir de una vez donde acamparíamos. Así como en todo pueblo hay un campo de fútbol también hay un cementerio, pensé. Hacia allá nos fuimos. El lugar tiene una entrada cercada donde hay algunos árboles y luego está la puerta principal enrejada y flanqueada por un par de torres, como si fuera la entrada a una iglesia.
Es lo que había, así que armamos carpas y a cocinar. Cuando acabamos nos fuimos con mi amigo Sergio a recorrer un poco el pueblo, bastante desolado y triste a esa hora. Sentado sobre una roca encontramos a un señor que nos contó que él era de Tupicocha pero que se había ido a vivir a la costa porque "ya casi nadie quiere quedarse aquí, los jóvenes se van, no hay oportunidades, no hay agua". Le preguntamos si podíamos ir a Cinco Cerros y nos dijo que sí pero que ya que no había carro, nos tomaría por lo menos 5 horas llegar y es algo complicado.
En el grupo teníamos 2 personas que estaban en su primer trekking y no queríamos esforzarlas así que decidimos no subir aunque nos quedamos con las ganas ya que por lo averiguado el sitio está lleno de restos arqueológicos como puertas trapezoidales, grandes habitaciones, chullpas, tumbas, batanes y otros restos de factura inca, además de mucha leyenda y mitología.
Una fecha importante para visitar este lugar son los 2 y 3 de enero, cuando se celebra la ancestral Huayrona, verdadera ceremonia de raíces ancestrales que, felizmente, aún se mantiene vigente y que consiste en la elección y cambio de mandos comunales. Aquí las antiguas autoridades rinden informes sobre las labores hechas durante su gestión, todo cumpliendo con rituales muy antiguos como el uso de la chicha, la coca y las flores. Luego se elige a las nuevas autoridades con música de bandas y cada nueva autoridad recibe imposición de los inmensos quipus, a la manera de una banda presidencial. Este ritual ha motivado estudios de los más reconocidos científicos sociales.
Despunta el día y bien temprano estábamos despiertos y levantando campamento. La noche no había sido muy fría gracias que estuvimos bien guarecidos en la entrada del cementerio. Queríamos desayunar algún platillo del pueblo por lo que nos fuimos a buscar entre las callecitas de Tupicocha que estaba bastante movido porque ese día se celebraba un referéndum así que medio mundo iba y venía por todos sitios. Felizmente conocimos a doña Fermina Perales quien vende comida en un puesto. Conversamos largo rato con ella y nos contó que quizá tendríamos problemas para conseguir transporte hacia SAN DAMIAN DE LOS CHECTA, nuestro próximo destino, bastante distante por cierto.
Mientras esperábamos el carro le pregunté a doña Fermina sobre la celebración de la Huayrona y si era posible que cualquier foráneo pudiera participar y me dijo que no había problemas, que hasta los "señores gringos" vienen y miran pero que eso sí había que ser puntuales porque la reunión empieza a las 8 de la mañana y cuando cierran la puerta no se vuelve abrir hasta el mediodía. Además me dijo que podía ofrecernos su casa para hospedarnos en la próxima Huayrona.
Nos impacientamos porque no hay buses que bajen hacia San Damián. Les digo a mis amigos que como no hemos caminado nada pues que ya es hora de hacerlo. Propongo ir por la carretera hasta que el carro nos dé el alcance y así llegar a San Damián. ¿Y si no llega uno? Pues acampamos donde nos agarre la noche. Sale, vamos. Se inicia la caminata en lo que debe ser el tramo más complicado ya que nos encontramos con varias abras en el camino hasta que luego de una hora nos encuentra el bus y sin pensarlo dos veces subimos.
Felizmente encontramos asientos y gente buena que nos daba indicaciones de lo que ver y de dónde ir. Un señor me habló de Cinco Cerros: "Las construcciones han sido hechos al borde del abismo. Si alguien quería atacar por esa lado no iba a poder porque sería como enfrentarse a un abismo" me dice. Y me entristece más la idea de saber que no podré verlo. Bueno, será un motivo para volver, pienso. Después de pasar algunas otras abras, por fin divisamos el pueblo que tanto buscábamos colgado sobre el vacío.
SAN DAMIÁN DE LOS CHECA (3235 msnm)
Este pueblo ya está localizado en la cuenca del río Lurín. Es decir por fin habíamos unido el del Rimac con el de Lurín que era lo que buscábamos. Los territorios de san Damián estuvieron habitados por etnias que antecedieron a los incas, como los Checa quienes dominaron estos lugares desde tiempo remoto y siguieron viviendo aquí durante la extirpación de idolatrías a fines del XVI. Otra etnia importante fue la de los Yauyos quienes desde el valle del río Cañete ascendieron hasta esta zona en busca de mejores tierras. La llegada de los cuzqueños se dio bajo el mando del Inca Tupac Inca Yupanqui con quien se aliaron los Yauyos por lo cual sus dioses fueron respetados por el Inca. La presencia cuzqueña se nota en los tampus y caminos ubicados en las alturas de San Damián.
LA RUTA DEL TUTAYQUIRI: LOS PUEBLOS DE LOS MIL COLORES
Las paredes de este lugar han sido adornadas (principalmente en la plaza) con dibujos de buen gusto que le dan un encanto especial. Esto fue una grata sorpresa ya que sabíamos que ese modo de adornar las paredes era algo que se podía ver en Antioquia (más abajo) pero ahora comprobamos que la buena iniciativa se está copiando en otros pueblos del valle. Estupendo. Si a todo este colorido le sumamos el hecho de que el pueblo está rodeado de un paisaje de montañas verdes la cosa se hace aún más grata. Nos fuimos a sentar a la sombra de la estatua del torito que domina la pileta de la plaza (San Damián es un pueblo ganadero) y luego de las fotos de rigor caminamos un poco por sus calles. Tiene una iglesia del siglo XVII que por lo que nos contaron conserva hermosos lienzos y fina carpintería como muestra del viejo esplendor del pueblo. Lamentablemente no pudimos conocerla por dentro. El pueblo se ve ordenado y limpio, cuenta con un hostal, agua, luz y restaurantes.
LA RUTA DEL TUTAYQUIRI: LOS PUEBLOS DE LOS MIL COLORES
Es notoria su producción de quesos y sus ferias agropecuarias que organizan muy seguido según una señora que conocí en la plaza. Una buena fecha para visitar el pueblo es el 27 de setiembre, día en que se celebra a su santo patrón o en la "Fiesta de Bajada de los Reyes" cuando el pueblo se vuelve un "aquelarre" lleno de diablos, monstruos y enmascarados que celebran a lo grande la despedida de los reyes entre las calles. Particularmente, este pueblo, es uno de los que más me gustó en este viaje.
LA RUTA DEL TUTAYQUIRI: LOS PUEBLOS DE LOS MIL COLORES
Desde san Damián se nota el camino que asciende hacia una planicie desde la cual se tiene acceso al TAMPU DE LLAQUISTAMBO, lugar rodeado por laderas de cerros en las cuales se encuentran restos de andenes que hasta hoy son usadas. Dice la leyenda que este cerro fue fundado por Tutay Quiri y que desde allí sus hijos (los Checta) ejercían su domino sobre las etnias vecinas. Luego el mismo sitio fue usado como TAMBO, es decir lugar con funciones de alojamiento, alimentación y hospedaje para los funcionarios incas que llegaran por el lugar.
A 10 kilómetros de Llaquistambo se ubica otro tambo, el de TAMPUCANCHA, que es un asentamiento construido a la manera de las canchas incas (gran complejo de planta cuadrangular cercado en sus tres lados por un muro medianero, que en el interor cobija cinco recintos de planta rectangular) y que partir de allí el camino inca continúa pero no sé sabe hasta dónde. Pero lo atractivos de San Damián no acaban allí también está muy cerca la naciente del río Lurín (en el puente Quilquichaca, a las afueras del pueblo), donde hay bosquecillos de eucaliptos y truchas. Además de bosques de queñuales y una bonita laguna llamada Yanascocha y otras ruinas como Conchasica y Olculla. Lamentablemente por cosas de tiempo tampoco podíamos subir a ver estos lugares puesto que el feriado se nos acababa y lo que queríamos era abrir el camino que uniera las cuencas. Así que luego de comprar algo de alimentos decidimos no continuar por la ruta tradicional (la carretera) que trepa hacia el abra de Conchasica para llegar hasta la carretera que baja desde Huarochirí a la costa (luego de pasar por pueblos como Sunicancha, Lahuaytambo y otros) y por el contrario inventar una ruta, tomar la posibilidad más incierta: descender por las laderas hasta la misma vera del Lurín, que se veía allí, al fondo de un abismo y dejar que el río nos guíe en nuestro descenso a la costa.
LA RUTA DEL TUTAYQUIRI: LOS PUEBLOS DE LOS MIL COLORES
LA RUTA DEL TUTAYQUIRI: LOS PUEBLOS DE LOS MIL COLORES
 Así entre resbalones, tropezones y caídas íbamos descendiendo hacia el río. Mientras bajábamos encontramos una imagen fantástica: al fondo la gran montaña CINCO CERROS aparecía impecable con sus cinco puntas como una especie de descomunal almena. Nos iba a acompañar por toda la caminata. Así nos fuimos internando entre campos de maíz y espinosos arbustos hasta que llegamos a las aguas claras del río y caminamos por sus orillas que muchas veces se estrechaban dramáticamente y nos obligaban a pasar a la otra orilla pisando piedras o usando árboles como puentes artesanales.
LA RUTA DEL TUTAYQUIRI: LOS PUEBLOS DE LOS MIL COLORES
LA RUTA DEL TUTAYQUIRI: LOS PUEBLOS DE LOS MIL COLORES
Toda una aventura que no olvidaré jamás. Según el mapa que teníamos llegaba un momento en que la quebrada doblaba y el Lurín empezaba ya su descenso sin interrupciones hacia la costa pero la bendita curva no llegaba. Aún con luz aprovechamos acampar en un espacio plano que encontramos muy cerca del río. Buscamos leña e hicimos una gran fogata. Conversamos como locos mientras tirados sobre el pasto observábamos lo poco de cielo que la estrechez del valle nos dejaba ver. 
LA RUTA DEL TUTAYQUIRI: LOS PUEBLOS DE LOS MIL COLORES
Al día siguiente bien desayunados continuamos. Pasamos el día buscando la curva de la quebrada que no llegaba y no llegaba. A veces la cosa era desesperante no tanto por andar perdido por allí que eso es algo que nos encanta sino por los tiempos ajustados que teníamos para volver a los estudios y trabajo en la ciudad. La excesiva confianza que teníamos de que encontraríamos la salida en un día jugó en contra. De nuevo se hacía tarde y de la salida nada...
Aprovechábamos los frutos de algunos árboles para comer y absorber algo de jugo porque hasta el agua se nos había acabado. El camino que habíamos inventado a veces se separaba del río para volver a subir a los cerros y luego volver a bajar. Por fin con las luces suaves de la tarde llegamos a la curva en que el río dobla hacia la costa y que por los cálculos nos llevaría hacia CRUZ DE LAYA.
LA RUTA DEL TUTAYQUIRI: LOS PUEBLOS DE LOS MIL COLORES  A estas alturas apareció de la nada un pequeño pueblito (que no aparecía en el mapa) de 10 o 12 casas. Fuimos a buscar la tienda del lugar pero más parecía un sitio fantasma. No había ni un habitante. Y nosotros con hambre y sed. Las ventanas enrejadas de la única tienda estaba abiertas de par en par y allí sobre una mesa tan cerca y tan distante: agua y comida!! Qué dura la vida. Desde la altura en que este villorrio se ubicaba vimos a lo lejos unas tejas metálicas allí debía estar el pueblo soñado ¿o eran alucinaciones? A partir de aquí dejamos de ir por la orilla del río y empezamos a andar por el camino de herradura que pendía del cerro. Cayó la noche y nos cruzamos con un arriero y su esposa que nos dio la buena noticia: No falta mucho para Cruz de Laya. Continuamos entre las sombras pegados al cerro para no darle rienda suelta al vértigo y meterse una picada al abismo.
LA RUTA DEL TUTAYQUIRI: LOS PUEBLOS DE LOS MIL COLORES
Después de un buen trecho andando aparecieron algunas capillas con cruces dentro lo que nos indicaba que el pueblo estaba cerca. Hasta que en una curva apareció súbito, en un repliegue del río, Cruz de Laya: A comeeeer. Así finalizaba la caminata en que anduvimos acompañados por las aguas del Lurín
CRUZ DE LAYA (1650 msnm)
Entramos al pueblo como locos a buscar un restaurante. Lo único vivo era una tienda en la que 5 muchachitos estaban hipnotizados por el juego de video en donde dos héroes virtuales se sacaban la mugre. No se dieron cuenta que entramos y salimos. Llamé por atención y no salió nadie. Mis amigos se habían tirado a las veredas. Me fui a otra tienda y otros muchachitos también estaban tan hipnotizados mirando una película policial en un DVD. Mi madre!! ¿Hay alguien en este pueblo que no esté hipnotizado por una televisión por favor? Volví a la tienda anterior y por fin apareció una señora que gentilmente nos prestó una olla y nos dejó usar su casa como tienda de campaña. Sacamos la cocinita de camping y el gas y nos pusimos a hacer unos tallarines suculentos. El hecho es que al último los muchachos del pueblo se olvidaron de la hipnosis virtual y se pusieron a nuestro alrededor a observar esa cocinita tan pequeña y toda esa parafernalia de aventureros que sacamos.
La señora nos contó que el pueblo tenía un Albergue municipal. Fuimos a buscar al encargado que nos dejó ver el sitio que si bien aún se estaba construyendo estaba bastante pulcro y con un baño muy limpio y amplio. El albergue tiene muchos cuartos y por cama cobran 10 soles. Fantástico. Barriga llena, corazón... ¿qué hacemos? Todos a dormir aunque las chicas se pusieron a jugar a las cartas y a tomarse lo que quedaba de un buen ron que una llevó.
Con la luz del día conocimos mejor el pueblo que está enclavado entre estrechas chacras y cañaverales. No había carro que nos llevara hasta nuestra próximo parada: distante a 10 kilómetros, ANTIOQUIA, por lo que nos recomendaron caminar hasta la carretera que baja desde Huarochirí para tomar bus. Bajamos entre cañaverales y el camino encontramos un Station Wagon que subía y nos llevó por fin por 4 soles cada uno.
ANTIOQUIA (1550 msnm)
Llegamos a este bello y ordenado pueblo productor de manzanas cuyas casas y lugares públicos han sido adornadas con hermosos dibujos (ángeles, flores, mujeres andinas, niños, etc.) por iniciativa de los vecinos en alianza con una ONG lo que le da una imagen de fantasía. Caminaba por sus calles como si estuviera perdido en un gran retablo ayacuchano, en un mundo de fantasías, sólo faltaba que Hansel y Gretel aparecieran. El clima es cálido y la gente amable. 
LA RUTA DEL TUTAYQUIRI: LOS PUEBLOS DE LOS MIL COLORES
Caminamos conociendo gente y nos enteramos que los pobladores están muy bien organizados. La principal actividad aquí es la agricultura por lo que se tienen parcelas de cultivo agroecológico. Con los frutos obtenidos de estas tierras, membrillo y manzana sobre todo, producen mermeladas, vinagres y sidras. A unas cuadras de la plaza encontramos un centro de esparcimiento llamado "Pariacaca", que es un gran campo en la que han levantado la inmensa silueta de un cóndor acompañado de dos llamitas y donde aprovechamos para despatarrarnos. Hay hoteles (desde 15 soles la cama) muy ordenados, restaurantes y zonas de camping y las orillas del Lurín muchas pocitas de agua para darse un gran chapuzón. Tienen un baño público muy limpio y servicio de internet, con teléfono público comunitario.
LA RUTA DEL TUTAYQUIRI: LOS PUEBLOS DE LOS MIL COLORES
El acceso a uno de los edificios municipales es libre y se puede tener desde su balcón una linda imagen del pueblo. El calor apremiaba así que nos animamos a tomar unas cervezas en la plaza mientras que el vientecito nos refrescaba. Eso era vida, el resto era mentira, como quien dice. Nos fuimos a uno de los restaurantes que está a las afueras del pueblo y con la vista del río la comida se hacía más deliciosa que nunca. Entre los platos había camarón de río, pachamanca y cuy. Todo esto rociado de un vinito hacía que la tarde sea un alarde de felicidad, algo cercano a la perfección: paz, tranquilidad, sol cálido, exquisita comida, amigos y vino.
LA RUTA DEL TUTAYQUIRI: LOS PUEBLOS DE LOS MIL COLORES
Volvimos al pueblo y nos sentamos a la puerta del centro de esparcimiento a seguir charlando y bromeando. La noche cayó y nos sorprendió con algún otro vaso de cerveza en la mano. Nadie quería volver a Lima pero era inevitable. Ya habíamos tenido unas buenas dosis de felicidad y había que controlar la adicción. Pasó una combi que por 8 soles nos devolvió a Lima después de pasar por pueblos donde hay caminos incas muy bien mantenidos y largos como Sisicaya y Nieve Nieve de los que ya se hablará en una futura crónica. Así que Limeñísimos amigos, hermanados conmigo en la paranoia y el temor, anímense a tomar la mochila. A 3 horas hay pueblitos como estos, donde caminar, respirar y sentirse en paz es posible y sobre todo gratis. Nos vemos en la ruta.
Pablo
DATOS
COMITÉ DE GUIAS TURISTICOS DE ANTIOQUIA8100357 Y 810 0238
HACIA ANTIOQUIA
ASOCIACION DE TAXI SOL DE CIENEGUILLA: 10 SOLES. Cruce de Av Nicolás Arriola con Av. Rosa Toro. Salidas de 6 a 10 de la mañana y retorno de 2 a 6 de la tarde. También hay buses y carros desde las 7:30am. El costo oscila entre 6 y 8 soles.
HACIA SAN DAMIAN
TRANSPORTE PEREZ (6 a 10 soles por persona)Nicolás Arriola 2330- Telf. 3623220Miércoles, sábado y domingo 8 am - martes y jueves 2 pm
TRANSPORTES PARIAKAKA - Telf. 3273139.También salen carros desde Cochachacra al medio día, interdiario.

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Por  Aurea Alva
publicado el 21 noviembre a las 23:06

Nuestro Perú tiene muchos lugares hermosos para visitar.Al leer este artículo creí estar recorriendo estos parajes.Yo los invito a que visiten Cascas, en la región de La Libertad, zona de un buen vino, truchas y un magnífico clima.