Revista Cultura y Ocio

“La ruta infinita”, de José Calvo Poyato

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

«En el Quinto Centenario de una de las más grandes gestas de la historia de la humanidad, con su impecable estilo y habitual rigor histórico, Calvo Poyato nos desvela en ‘La Ruta Infinita’ la historia de esa aventura que fue algo más que la Primera Vuelta al Mundo.»

El 10 de agosto de 1519 partía del sevillano muelle de las Mulas una flota compuesta por cinco naves (la Trinidad, la San Antonio, la Concepción, la Victoria y la Santiago) dirigida por el experimentado navegante portugués Fernando de Magallanes, que había tenido el empeño y la tenacidad de hacer realidad su proyecto para buscar un paso entre el Atlántico y el mar del Sur. Tras permanecer cuarenta días en la desembocadura del Guadalquivir, frente a Sanlúcar de Barrameda, salieron a mar abierta.

“La ruta infinita”, de José Calvo Poyato

Cubierta de: ‘La ruta infinita’

Pero llegar a este día no fue fácil. Vamos a hacer un poco de historia pues merece la pena, y comenzamos en el año 1479 con la firma del Tratado de Alcaçovas entre las coronas castellana y portuguesa en el que no sólo se ponía fin a la guerra de sucesión provocada tras la muerte del rey Enrique IV por el trono castellano entre Isabel La Católica y Juana la beltraneja, sino que además se repartían los derechos de navegación y conquista del Océano Atlántico. Según este tratado, el reino de Castilla, así como las Islas Canarias, serían para Isabel y Fernando, mientras que Madeira, Porto Santo, las Azores y las Islas de Cabo Verde, serían para Portugal.
Múltiples incidentes ponen continuamente en peligro la paz conseguida en Alcaçobas y tanto es así que el día 7 de junio de 1494, en la villa de Tordesillas, Castilla y Portugal firman un tratado que dividía el océano Atlántico por medio de una raya trazada de polo a polo, 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde.
España tenía el control de la zona oeste, lo que abarcaba buena parte del continente americano, además de las islas Canarias. Portugal, en cambio, controlaría toda la zona este, con territorios que abarcaban desde África hasta el océano Índico y el pico oriental de Sudamérica, que permitiría la colonización de Brasil.

Por todo ello España estaba muy interesada en una vía marítima a Asia que no implicase navegar hacia el sur bordeando África y luego ir hacia el este hasta la India. El paso por tierra del Atlántico al Pacífico ya se conocía en 1519, porque en 1513 el conquistador español Vasco Núñez de Balboa había avistado el océano Pacífico, al que llamó «mar del Sur», con una travesía terrestre a través de Centroamérica.
Ante el fracaso que obtuvo al exponer sus propósitos al rey de Portugal, Manuel I, que ya conocía una vía para navegar hacia Asia bordeando África y no tenía necesidad de financiar una nueva vía, Magallanes, acompañado del  cosmógrafo Ruy Faleiro decidió ir a España para exponer al entonces joven rey Carlos I su audaz proyecto. Aceptado el proyecto por el rey, se firmaron el 22 de marzo de 1518 en Valladolid unas capitulaciones para la expedición en las cuales se le otorgaba a Magallanes el título de capitán general de la «Armada para el descubrimiento de la especería», gobernador y adelantado de todas las tierras que «descubriese» y que sin faltar a lo acordado en el tratado de Tordesillas se buscase un paso para llegar desde las aguas del Atlántico hasta el que se conocía entonces como mar del Sur -hoy océano Pacífico- y abrir una ruta para llegar a las islas de las Especias. Había también un tercer objetivo que se mantuvo en secreto.

“La ruta infinita”, de José Calvo Poyato

Carta que Juan Sebastián Elcano escribe a Carlos I, el 6 de septiembre de 1522 en Sanlúcar de Barrameda.

José Calvo Poyato nos lleva a la bulliciosa Lisboa, donde se están construyendo la Torre de Belém y el monasterio de los Jerónimos, y en la cual Magallanes da forma a sus sospechas. También viajará a Sevilla, una ciudad en la que se siguen con pasión los viajes a las Indias, y a la corte de un jovencísimo Carlos I, donde se multiplican las intrigas cortesanas y los intentos de frustrar la expedición que protagonizará la gran aventura de viajar alrededor de la Tierra a través de mares desconocidos y hacer frente a los peligros en tierra firme pues realmente había entre España y Portugal una verdadera guerra de espías. Unos y otros buscaban hacerse con portulanos, mapas, cartas de marear o comprar información a pilotos y cartógrafos. Había mucho en juego y en la corte portuguesa actuaron agentes castellanos y en la castellana, portugueses. Hubo sabotajes y muertes.

Después de este paseo por la historia volvamos a la expedición, y volvemos el día 6 de septiembre de 1522, tres años después de su partida, cuando solo una de las cinco naves que partieron, la Victoria, con el velamen destrozado y una menguada tripulación de dieciocho hombres hambrientos y agotados, llegaba al puerto sevillano ante la atónita mirada de una multitud que se apiñaba en el Arenal y llenaba las riberas del Guadalquivir. Al mando de la nao estaba el vasco Juan Sebastián Elcano. Las calamidades y contratiempos sufridos eran incontables, pero habían encontrado un paso para llegar al mar del Sur, a las islas de las Especias, y dando la primera vuelta al mundo.

José Calvo Poyato tardó dos años en documentarse para poder escribir La ruta infinita pero contó con unos buenos aliados para escribir la novela como son los diarios de Antonio Pigafetta y Francisco Albo piloto de la nao Victoria; los numerosos ensayos sobre la Primera Vuelta al Mundo que hay publicados; el Archivo General de Indias en Sevilla que es una fuente de información casi inagotable sobre los barcos y la vida en ellos; y sobre todo la imaginación y el buen hacer de un novelista experimentado.

Es una pena que la mala relación que existió entre Elcano y Pigafetta (sobresaliente con Magallanes) no haya aportado más luz sobre lo ocurrido desde la muerte de Magallanes hasta el atraque en Sevilla, pues en este periodo el protagonista de la hazaña es precisamente Juan Sebastián Elcano, navegante experimentado y respetado por sus hombres que tomó decisiones arriesgadas que le permitieron, en condiciones particularmente difíciles terminar dando la vuelta al mundo.

Para terminar diré que hay varias claves que iras descubriendo poco a poco durante la lectura de la novela. La primera es entender la importancia de Lisboa o Sevilla como grandes centros de la navegación de la época. La pugna entre castellanos y portugueses los espías, los sabotajes, los atentados…
El proyecto de Magallanes, con su gran secreto no recogido en las capitulaciones. El enrarecido ambiente en que se lleva a cabo la organización de la escuadra. Las tensiones vividas en la expedición, debidas a causas muy diferentes.
Los acontecimientos que tuvieron lugar a lo largo de aquellos tres años sin los cuales no puede entenderse lo que ocurre al final…

Hay que reconocer el esfuerzo de Calvo Poyato en recoger todo lo citado anteriormente, sin perder de vista que se trata de una novela en la que no faltaron las pasiones humanas, desatadas en sus más diversas manifestaciones. Aunque tengáis muchas ganas no voy a desvelar ese otro objetivo, al que hice referencia, y que a mi entender fue decisivo para que Carlos I no vacilara en prestar su apoyo a aquella expedición. Un objetivo que preocupaba a Portugal más que la apertura de una nueva ruta por aguas que no correspondían a su hemisferio y que explican, sobradamente, sus intentos por evitar que la expedición zarpara o que la Victoria culminara su viaje.

«La gesta culminada por Juan Sebastián Elcano y los diecisiete hombres que arribaron a Sevilla, apenas cubiertos por unos andrajos, hambrientos y enfermos a bordo de un barco con el velamen destrozado y que tuvo serias dificultades para poder remontar el curso del Guadalquivir, es merecedora de ser recordada. Aquellos hombres escribieron una de las páginas más grandes de la historia de la humanidad. Hace ahora quinientos años del comienzo de aquel viaje que terminó siendo épico y logró circunnavegar la Tierra por primera vez.»

“La ruta infinita”, de José Calvo Poyato

Con José Calvo Poyato

El autor:
José Calvo Poyato (Cabra,1951) es catedrático de historia. Se doctoró con una tesis sobre los señoríos en el paso del siglo XVII al siglo XVIII, período que, centrado en el reinado del último Austria, Carlos II, y el primero de los Borbones, Felipe V, constituye la mayor parcela de su labor investigadora: La guerra de Sucesión (1988), Así vivían en el Siglo de Oro (1989), De los Austrias a los Borbones (1990), Carlos II el Hechizado y su época (1992), Felipe V, el primer Borbón (1993) y Juan José de Austria (2002).
Ha publicado también las novelas de base histórica Conjura en Madrid (1999), La Biblia negra (2000), El hechizo del rey (2001), Los galeones del rey (2002), Jaque a la reina (2003), El manuscrito de Calderón (2005), La orden negra (2005), El ritual de las doncellas (2006), La dama del dragón (2007), Vientos de intriga (2008), El sueño de Hipatia (2009), Sangre en la calle del Turco (2011), Mariana, los hilos de la libertad (2013) y El Gran Capitán, que han cosechado todas ellas un gran éxito de crítica y público.
Sus novelas han sido traducidas en numerosos países, entre ellos Alemania, Italia, Portugal, Francia, Polonia o Rusia.

El libro:
La ruta infinita ha sido publicado por la Editorial Harper Collins Ibérica en su Colección de Novela Histórica. Encuadernado en tapa dura con sobrecubierta, tiene 478 páginas.

Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.

Como complemento pongo un vídeo en el qué José Calvo Poyato nos habla de su libro La ruta infinita.


Para saber más:
http://www.josecalvopoyato.com/Inicio/
José Calvo Poyato en Wikipedia.
https://twitter.com/JoseCalvoPoyato

Booktrailer “La ruta infinita”José Calvo Poyato realizado por HarperCollins Ibérica.


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