En estas últimas elecciones municipales en el Perú tuve la oportunidad de apreciar la bajeza de nuestra clase política, insultos de un lado a otros y cuestiones personales a flote como si estuvieramos buscando al ser humano perfecto para que nos gobierne, definitivamente que no hemos aprendido nada, al final eso nos manda a votar por el menos malo ya que entre los seres humanos es imposible encontrar a alguien que no haya cometido errores en su vida.
Pero bueno, este no era el tema de este artículo, bien, veamos, tuve la oportunidad de observar la campaña electoral dentro de lo que hoy considero el bastión fujimorista, la selva central, exactamente las provincias de Chanchamayo y Satipo en Junín y la pasqueña provincia de Oxapampa, lugares con una geografía muy hermosa, me atrevería a decir que es uno de los lugares más bellos del Perú, pero estas provincias no sólo tienen en común el tema geográfico sino también otro más oscuro como lo es el negocio del narcotráfico.
En los años 80′s y 90′s estas zonas estuvieron plagadas de terroristas senderistas, eran comunes los asesinatos y las tomas de pueblos por parte de esa lacra terrorista, pero ellos no estaban ahí sólo por imponer su nefasta ideología sino también para brindar protección a los grandes capos de la droga y sus movimientos millonarios de cocaína a través de sus pistas de aterrizaje clandestinas. Cabe señalar también que el proceder de sendero luminoso era muy mal visto por quienes pretendían hacer uso y abuso del poder, los ajusticiamientos populares eran casi cotidianos, delincuentes, extorsionadores y corruptos eran presa de este tipo de acciones senderistas.
Al tomar el poder Fujimori y al “quitarle” el negocio de protección del narcotráfico a sendero, el poder pasó a manos de autoridades políticas corruptas, quienes no solamente obtenían ingresos por sus fechorías sino también por parte de aquellos narcotraficantes que hasta el día de hoy se pasean muy tranquilos por esa zona, se acabó la violencia senderista, se acabaron las tomas de pueblos y los ajusticiamientos pero floreció grandemente la corrupción, el nacimiento de nuevos empresarios con capitales de dudos procedencia dió lugar a un auge económico en la región, el turismo se convirtió en una de las principales fuentes de ingreso.
El mejoramiento de carreteras no se hizo esperar, había que tener mejores rutas y mejores alternativas de transporte de la droga y eso se vió fortalecido con el apoyo del gobierno fujimorista, ¡claro! ellos manejaban el gran negocio de protección y quien sabe que otras alianzas más.
Hoy en día uno conversa con gente de la zona y la mayoría recuerda con nostalgia aquellos años fujimoristas y es tal la nostalgia que están dispuestos a votar por Keiko Fujimori el 2011 para presidente, y es que ello no ven mas allá de lo que fue su propio beneficio, ni siquiera ven que hoy en día están mejores economicamente hablando pero ya sin alianzas perversas sino asentándose cada vez en un estado de derecho que al final beneficia a todos por igual y le da más oportunidades de desarrollo a la gente.
Pues bueno, puedo entenderlo de la gente de Chanchamayo y Satipo pero de la gente de Oxapampa no, ellos nunca tuvieron beneficio alguno, sólo recogieron lo que quedaba del abierto apoyo a Chanchamayo y Satipo por parte del fujimorato, pero siempre siguieron siendo el pueblo olvidado, nunca se concretó la carretera a La Merced (increíble que hasta el día de hoy no se concrete aún) recién este año han podido pavimentar las pistas de su ciudad, pero aún así prefieren adherir su voto al fujimorismo, no entiendo este tipo de preferencia aunque puedo comprender algo cuando siento una fuerte intensión anti pasqueña y es que es así ellos se sintieron siempre mas del otro lado (chanchamayinos).
Lo claro es que la antigua ruta de la droga se ha convertido hoy en el bastión de Keiko Fujimori, los votos así lo han determinado en la última elección municipal y esto es algo para analizar, dice mucho de las intensiones de un posible nuevo gobierno fujimorista, dice mucho de los intereses personales y de grupo de poder que existen en esa candidatura, dice mucho del aún vigente negociado que existe dentro de esa agrupación política.