Quizás les sorprenda saber que el cómic en el que se basa la película de animación nominada al Oscar, Robot Dreams, de Pablo Berger, esté dirigido a la población infantil, en concreto a quienes han cumplido ya los 9 años. Y digo que puede sorprender porque cualquier reseña de la película y del cómic, que se encuentre en internet, hablará de una sabiduría que no solemos relacionar con los más pequeños.
La autora de la historia, Sara Varon, se presenta en sus redes sociales como una ilustradora infantil y una compulsiva "halagadora" de perros. Ahí ya me tiene ganada, pero es que sumergirse en las páginas de su cómic mudo es introducirse en un manual, simpático y amoroso, sobre cómo entender algunas cuestiones imprescindibles del mundo. Robot Dreams es la historia de amistad no sólo entre un perro y un robot, sino entre muchos más personajes. Es amistad. Y amor puro. Y capacidad para entender que en la vida todo es cambio y que no hay mayor acto de generosidad que desear el bien de aquellos que queremos, aunque no necesariamente eso pase porque permanezcan a nuestro lado.
Llevo mucho tiempo advirtiendo de que la literatura infantil es el último reducto que nos queda para tratar temas que no nos van a dejar interpretar a través de otros géneros, con la misma libertad. Y sigo creyendo, de forma firme, que la sabiduría, hoy en día, está en los libros para las personas pequeñas.
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