Hoy quiero presentaros un estudio publicado en el año 2005
en la revista Journal of Experimental Psychology. En el mundo muchísimas personas, más
de 2 millones, tienen que pasar muchas horas y muchos días conectadas a una
máquina de hemodiálisis. Son personas que padecen insuficiencia renal crónica y
cuyo tratamiento sin lugar a dudas impacta de forma negativa en las personas
que necesitan acudir a un centro de hemodiálisis varias veces a la semana.
Pues los autores de este estudio compararon a dos grupos de
personas (sanos y pacientes de diálisis) y les hicieron llevar durante una
semana una agenda electrónica para registrar su estado de ánimo cada 90
minutos. Tanto los participantes sanos como los pacientes que padecían la
enfermedad renal pensaban que la hemodiálisis les afectaría/les afectaba en su
felicidad. Pues bien, los resultados indicaron que todos eran igual de felices.
Estos datos y otros parecidos solo pueden responder a una
característica importante en los seres humanos, la capacidad de adaptación. Los
seres humanos somos capaces de adaptarnos a situaciones que nunca pensaríamos
que fuéramos capaces de adaptarnos.
Cuando llegan situaciones complicadas las personas felices son capaces
de seguir siendo felices cuando se adaptan a ellas y las personas infelices son
infelices independientemente de muchas de las situaciones que les rodean.
¡Claro que es mejor tener una buena salud que mil achaques o
una enfermedad grave!¡Yo quiero tener una muy buena salud! Pero la
investigación parece que nos demuestra que la salud no da la felicidad, incluso
la mala salud. No tiene sentido preocuparnos (que no ocuparnos) por nuestra
salud o tener miedo a contraer determinadas enfermedades, el camino de la
felicidad siempre empieza hoy y empieza pase lo que pase y nos pase lo que nos
pase.