Julia Navarro recoge en “La sangre de los inocentes” distintas persecuciones religiosas a través de tres momentos históricos
Julia Navarro es toda una eminencia en la ficción histórica y con “La sangre de los inocentes” profundiza una vez más en los conflictos, problemas e intolerancias que las religiones han traído a lo largo de la historia de la humanidad. Ahora que he vuelto a la obra de esta autora que descubrí hace muchos años con “La bilbia de barro”, he decidido leerme toda sus novelas y tuve suerte de encontrar este título que llevaba un tiempo rondándome por la cabeza en Bibliometro. Como siempre, te traigo mi reseña de esta genial historia.
“La sangre de los inocentes” hila a la perfección tres épocas de la historia (el siglo XIII, la Segunda Guerra Mundial y la época actual) con la religión como trasfondo para presentar tres momentos diferentes marcados por persecuciones, injusticias y locuras cometidas en nombre de algún dios. Todo comienza con la crónica que escribe Fray Julián (un notario de la Inquisición) sobre el asedio que los cristianos realizan sobre los cátaros en Montsegur (Francia). El fraile vive continuamente en la angustia de no saber si su trabajo es o no inmoral y termina su obra con la sentenciosa frase “algún día alguien vengará la sangre de los inocentes”. Trascurridos 8 siglos, el manuscrito llega a manos de un profesor e historiador francés con el encargo por parte del conde de un heredero de los dominios cátaros de verificar y analizar la obra del religioso. El profesor se enfrasca en esta misión, pero pronto verá sacudida su propia vida cuando su mujer de origen judío desaparece sin dejar pista en la Alemania nazi. En pleno siglo XXI el trabajo del fraile vuelve a salir a la luz y se utiliza como una pista más para intentar desvelar los próximos objetivos de un grupo terrorista islámico que quiere dominar Occidente a toda costa.
De esta forma, Julia Navarro pone sobre el tapete los diferentes abusos y luchas de las religiones predominantes a lo largo de la historia como la represión de los cristianos contra los cátaros, la persecución religiosa, política y social contra los judíos, el conflicto árabe-israelí, y el islamismo radical contra los llamados infieles. Los diferentes protagonistas sufren de un modo u otro estas barbaries y algunos buscan una venganza final que por fin honre la memoria de todos los inocentes caídos por la sinrazón religiosa y/o política. Como siempre, la autora contextualiza a la perfección los lugares y momentos históricos y, a pesar de la densidad del libro, atrapa al lector introduciendo una serie de misterios e intrigas que lo mantienen en vilo hasta el final. La reflexión está servida en esta novela que muestra como el ser humano, de una manera u otra y en distintos lugares del mundo, siempre ha matado o muerto en nombre de intereses que se han justificado como provenientes de algún dios o tradición religiosa.
Al igual que hace poco recomendaba “Dispara, yo ya estoy muerto”, aconsejo vivamente la lectura de “La sangre de los inocentes” (que además complementa un poco al primero y vuelve a recalcar la idea del sentimiento de la muerte en vida que experimentan algunas víctimas de tragedias llevadas a cabo en nombre de algún dios o contra los creyentes de alguna religión). Como ya he comentado, seguiré hasta completar la bibliografía de Julia Navarro y pronto te encontrarás alguna nueva reseña de otro de sus libros por aquí.
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