Asesinatos, suicidios, duelos, condenas a muerte, guerras, eclipses, vampiros, misterios, juicios… Detrás de los grandes libros se esconde mucha más sangre de lo que uno podría imaginar. ¿Por qué Pushkin murió en un duelo? ¿Es cierto que se han hallado pruebas de la reencarnación de Shakespeare? ¿Sabías que Pessoa tuvo dificultades para encontrar editor o que La Divina Comedia estuvo a punto de no publicarse?
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Después de leer «La noche en que Frankenstein leyó El Quijote» me quedé con curiosidad de leer algo más de Santiago Posteguillo. Conocía sus tochos históricos pero no encontraba el momento adecuado y cuando descubrí este, no me lo pensé dos veces. Ligero y corto es un libro perfecto para leer en una tarde lluviosa o durante un viaje (como ha sido mi caso).
Consta de 30 capítulos cortos, cada uno dedicado a un autor y ordenados cronológicamente. La estructura no varía a la de «La noche en que Frankenstein leyó El Quijote». Primero nos relata la historia sin decir el nombre del protagonista y luego, cuando ya queda desvelado, el autor nos habla comentándonos los detalles. A algunos escritores los descubría antes y esas cábalas mientras no lo sabes son entretenidas.
La gran mayoría de las anécdotas me parecieron muy interesantes. La del poeta Virgilio es una de las más divertidas, cuenta que le preparó un funeral a una mosca y todos se preguntaban por qué. También me gustó mucho la desaparición de Agatha Christie al más puro estilo de sus novelas. O la rabia que puede sentirse leyendo la historia de Isaac Asimov (la cual desconocía). O esa hostia en la cara bien dada a algunos por parte de Pessoa. O como gracias a conocer tan bien a un padre, «La Divina Comedia» se publicó. Las tres condenas a muerte de Séneca es la que más recuerdo y la que me dejó con ganas de leer en condiciones sus obras.
Lo único que decepciona de este libro es su longitud. Sabe a poco.
Puntuación: 7/10
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