Revista Cultura y Ocio

La sangrienta Guerra Civil Española : batalla del Ebro

Por Joaquintoledo

El 25 de julio del año 1938 empezó la ofensiva, poco después de la medianoche desplegada en tres frentes principales: entre Riba-roja, Flix y Asco. Con el fin de distraer de este punto a los nacionales se llevaron a cabo maniobras de distracción en el norte y el sur del frente, pero se dieron malos resultados y los republicanos retrocedieron con ingentes pérdidas luego de ser machacados por los nacionales. Por el norte se tuvo algo de éxito llegando hasta los Altos de los Auts, cortando  así una importante carretera,  sin embargo,  la falta de apoyo hicieron que quedaran  aislados e indefensos ante el contraataque republicano. Como era de esperarse, en el sector central del frente se produce el furor de la batallla. Aquí el avance republicano estuvo acompañado por una coordinación con la artillería y allí surge su éxito, ocupando las sierras de Fatarella, Pandols y Cavalls, siendo la máxima línea de penetración en el frente.

Sin embargo,  la naturaleza, en este caso el río, hacían de por sí, muy difícil toda la operación  y el cruce de nuevas tropas así como de sus suministros se hace en extremo complicado. Pronto estos empiezan a escasear y el resentimiento de los republicanos que más éxito habían tenido en el frente comienza a hacerse evidente. Este problema se vio incrementado cuando la Legión Cóndor enemiga inicia una seria de devastadores ataques aéreos que acabaron con los aprovisionamientos, los republicanos no tuvieron más remedio que defenderse a duras penas con su artillería antiaérea, mientras sus soldados corrían el riesgo de quedar aislados. Dos días después la aviación republicana entra en escena, pero el daño ya estaba hecho. Nunca se supo el motivo exacto de tal retraso tan perjudicial para estos.

Los nacionales buscaron acabar con sus enemigos hasta del modo más cruel. Abrieron algunas represas que elevaron el río  que llegó  arrastrar sistemáticamente a soldados y material ocasionando un gran desastre. Pero los republicanos continuaron valientes rumbo a Mequinenza, Fayón, Gandesa (no se logró conquistarla) y  otros lugares, colocándose desafiantes frente a sus adversarios. Mientras tanto,  los nacionales deciden que habían dado ya tiempo suficiente y van peleando una guerra de desgaste que desemboque en un ataque final. La contraofensiva era esperada y los republicanos a duras penas consiguen construir fortificaciones y alistarse para la ofensiva final. Cuando esta ofensiva da inicio  los nacionales atacan Pandols y se consigue repeler a los republicanos sobre Corbera, aunque en realidad el 22 de septiembre luego de la ocupación, costosa por cierto, del vértice Gaeta los nacionales deciden un alto al fuego temporal.

Todo el mes de agosto y el mes de septiembre, los nacionales consiguieron hacer retroceder lenta pero progresivamente todos los avances republicanos y para el 2 de octubre se ocupan la Sierra de Lavall de la Torre. El 31 hacen lo suyo con la sierra de Cavalls y los primeros días de noviembre con la de Pandols. Aquí la aviación de ambos bandos luchó desesperadamente, aunque al final la derrota republicana era inminente, si bien opuso heroica resistencia a los nacionales. Y así cayeron entre el 7 al 13 de noviembre Mora de Ebro, La Fatarella, entre otros lugares. Los republicanos intentaron desesperadamente replegarse de modo ordenado hacia el margen izquierdo desde donde habían partido pero fue algo casi imposible. Sufrieron amargas pérdidas. El 15 de noviembre, lenta y paulatinamente, se inicia el cruce del río, al día siguiente a las 4 de la madrugada los últimos republicanos abandonando el margen derecho del río Ebro, el enfrentamiento había resultado un fracaso para ellos. La batalla tiene final oficial cuando se ordena volar el puente de Flix.

Resultados

Estaba claro que los republicanos eran los favoritos a perder la guerra,  y en efecto, eso sucedió poco después de cuatro meses. La batalla y acaso la guerra entera  había dejado ya un gusto amargo en millones de españoles, un conflicto que más años más tarde sería interpretado como el calentamiento a la Segunda Guerra Mundial, y aunque resulte descabellado, no está tan lejos de la verdad. En el Ebro las bajas fueron las siguientes: más 10 mil republicanos muertos, 34 mil de ellos fueron heridos y tuvieron casi 20 mil prisioneros, eso sin contar sus decenas de aviones derribados. Los nacionales a pesar de ser los agredidos contaron con casi 6500 muertos, muchos menos claro está, 30 mil heridos, y 5 mil prisioneros, así como 50 de sus aviones fueron derribados o simplemente destruidos. Los comunistas habían perdido otro campo de batalla, esta vez en España, con Francia, Alemania e Italia no se podía contar, tampoco con Inglaterra, la lista de países donde el comunismo podía expandirse disminuía para la URSS y los regímenes fascistas ya ponían en práctica la guerra del bombardeo masivo. Curiosamente, debido a esa labor genocida y criminal, que luego sería imitada por comunistas y aliados, eran los que más adherentes y simpatizantes tenían en la Europa de aquella época. ¿Qué era necesario para detener todo ese clima de sangre en España?, y, ¿cuál de los dos bandos ser haría con la victoria final? Nadie lo sabía aún, pero especialmente Alemania e Italia estaban obteniendo lo que querían: acabar con los comunistas y practicar para la guerra que se avecinaba.

Escrito porJoaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y  con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.


Volver a la Portada de Logo Paperblog