La inteligente y sagaz periodista Ana MacPherson de La Vanguardia (4-2-11) nos presenta unas resumen de la estrategia que seguirá el nuevo Conseller de Sanitat con la desastrosa situación de la sanidad catalana casi en bancarrota. Lo pueden leer aquí. Entre otras cosas dice: "El enfermo debe estar informado, pero esto no es como una barra de bar”. “Tenemos que devolver la autoridad a los profesionales”.
Son buenas intenciones pero la sanidad catalana está tan fragmentada entre la pública, la mutual y la privada que es imposible contener el gasto. Podría poner muchos ejemplos pero el problema está es que desde siempre se han hecho las cosas mal, no sólo es culpa de los socialistas. El problema viene de antes. Que el enfermo esté informado de lo que gasta le importará un pito pero si primero se lo hacen pagar y luego se lo devuelven la cosa cambiaría. Estamos acostumbrados a no pagar y la medicina es cara.
Desde luego yo no daría acceso a la sanidad pública a aquella persona que no cotice y, más si es inmigrante recién llegado; sólo lo atendería en caso de urgencias como ocurre en muchos países. Se me tachará de elitista pero al recién llegado sólo se le debería permitir hacerse de una mutua, tal como recomienda Boí Ruiz y, después de demostrar su estabilidad económica y su trabajo, podría afiliarse a la seguridad social.
La interconexión informática entre los hospitales es inexistente; un paciente puede ir a urgencias de un hospital por la mañana, a otro a mediodía y a otro por la noche con toda impunidad y sin desembolsar ni un euro. ¡Es asombroso! Nadie puede soportar una carga financiera de este tipo. Hace falta el copago pero se necesitan huevos para imponerlo; y los políticos no los tienen por miedo al rechazo por los votantes. Es asombroso que la medicina sea la única profesión socializada y gratuita para todos; los abogados, notarios, arquitectos, talleres de coches, reparaciones de electrodomésticos también podrían ser gratuitos con lo que al final llegaríamos a un estado comunista. No señores; la sanidad se ha de pagar y, a la larga, se irá a la privatización total de la medicina y habrá como en otros países un Medicare para atender a la población sin recursos.
¿Cómo devolverá la autoridad el Sr. Ruiz la autoridad a unos profesionales cuando se les ha llegado a degradar de forma tan ostensible? ¿Pondrá un policía al lado de la enfermera o del médico para vigilar que el asegurado no les amenace si no le recetan lo que el quiere?