Es Edwette (Edvet o Julvette) una de esas santas de Bretaña, a la que la falta de información auténtica no le han quitado devoción, y durante siglos. Sabido es que, en lo que el culto a nuestros hermanos los santos se refiere, más puede la tradición y la fe, que la historia y los documentos. A los que aman a Dios todo les sirve para el bien, a decir de San Pablo (Rm 8, 28). Veamos que nos dice la leyenda de esta santa, venerada en un pequeño pueblo costero bretón:
Santa Edwette de Esquibien, virgen y mártir. 15 de abril.
La leyenda, con visos medievales, anterior sin duda al siglo X, nos dice que los santos hermanos San Demet (1 de enero, Todos los Santos Misioneros de Bretaña) y Edwette, naturales de Gales, viajaban en un barco que padeció un naufragio del que solo sobrevivieron los hermanos. Salvados, llegaron a las costas bretonas, en Plozevet, donde erigen una ermita para agradecer a Dios su salvación y dedicarse a la vida eremítica. Recibida una revelación, ambos decidieron separarse para iniciar su nueva vida. Edwette se metió en una artesa o pila de granito, y se dejó llevar por las olas, sin que se hundiera, confiando a la Providencia la elección del sitio done comenzar su vida de penitencia y oración. Las olas la llevaron al sitio que hoy se llama puerto Sainte Edwette.
Los habitantes de la zona, paganos, no entendieron las palabras evangélicas que la santa les trasmitía, ni menos aún el prodigio que la había traído flotando por los mares. Pensaron que era una hechicera, y comenzaron a pegarle con palos y horquillas de hierro. La dieron por muerta, pero Dios la sanó de los golpes. Esa noche, al ver que aún vivía, los paganos intentaron golpearle de nuevo, pero comprobaron que las horquillas habían desaparecido de todas las casas, teniendo desde entonces que usar de madera, lo que dio origen al nombre del pueblo. Los habitantes del pueblo, atemorizados, la dejaron en paz, permitiéndole hacerse una ermita sobre las piedras. Aún puede verse en una roca las supuestas huellas de las rodillas, el rosario y la mano derecha de la santa. Al morir, luego de convertir a la región, se construyó una capilla que a pesar de los avatares del tiempo, aún se conserva, restaurada y embellecida con el pasar del tiempo. En 1743 se restauró del todo. Allí se venera su imagen, del siglo XIX y repintada, con la característica que posee tres coronas: una en el pecho, por virgen; otra en la cabeza, por princesa; y la tercera en la mano por mártir.
Pero, ¿como que mártir? Pues sí, porque la leyenda se complica, haciendo a Edwette una de las 11.000 vírgenes compañeras de Santa Úrsula (21 de octubre), algo bastante frecuente en santas desconocidas o legendarias, y en reliquias con nombres femeninos de las que igualmente nada se sabe. De hecho, en la misma capilla puede leerse: “Santa Edwette, virgen y mártir, que murió en el año 383, fue una de las compañeras de Santa Úrsula”. Algunos historiadores creen es un desdoble del culto de la también legendaria compañera de Santa Úrsula, Santa Thumette (4 de mayo y 21 de octubre), aunque esta leyenda es posterior al siglo XIII. Otros, los más, creen que en realidad es la misma Santa Julvette (18 de noviembre), hermana de San Maudez (2 de septiembre y 18 de noviembre), del que sí se sabe en ocasiones se confunde con San Demet.
Fuente:
-“Les vies des saints de la Bretagne Armorique”. Fr. Albert le Grand. 1636.