Estos días he estado devorando Trollhunters, la serie animada de Guillermo del Toro, una propuesta divertida con personajes entrañables y con un universo rico y extenso que invita al espectador a quedarse. La primera temporada de 26 capítulos está disponible al completo en Netflix.
La historia nos presenta a Jim Lake Jr, un quinceañero de lo más normal que es elegido por un amuleto mágico para ser el trollhunter que da título a la serie. La misión del cazador de trolls es proteger el Mercado de los Trolls (su ciudad) y a sus habitantes, y mantener el equilibrio entre el mundo de los humanos y de los trolls. Lo curioso es que durante generaciones el amuleto en cuestión había elegido a trolls para la tarea, Jim es el primer humano que porta la armadura y la espada del Trollhunter, un honor y una responsabilidad que le viene grande al chaval. Jim tendrá que aprender a ser un héroe, una tarea nada sencilla.
El viaje del héroe, por lo general, no es un viaje solitario. Siempre hay un grupo de seguidores que le ayudan en su titánica tarea, un grupo versátil conformado por personajes con diferentes habilidades y cualidades, vitales para el funcionamiento del equipo que trabaja con/para/junto al héroe. La scooby-gang de Buffy The Vampire Slayer podría considerarse el paradigma de lo que el grupo de apoyo del héroe, heroína en este caso, es. En la scooby gang cada personaje tiene un rol y una relación única con el héroe; sus acciones y reacciones están siempre encaminadas a conseguir que el protagonista logre su objetivo y a facilitarle el camino hacia el éxito. Sin embargo, entre los miembros también se establecen relaciones que enriquecen al conjunto y que ayudan a la evolución de los personajes. Volviendo a Buffy (siempre podemos confiar en la obra de Whedon), podemos tomar como ejemplo el capítulo The Yoko Factor, la presencia de Spike en el grupo afecta a su dinámica rompiendo su armonía, el vampiro actúa como elemento desestabilizador. Por separado, la scooby gang fracasa pero unida, vence. Las relaciones dentro del grupo deben cuidarse o terminan rompiéndose con dramáticas consecuencias.
En Trollhunters, el héroe no está sólo, Jim cuenta con la inestimable ayuda de una scooby gang encabezada por Tobias 'Toby' Domzalski, amigo de la infancia y divertido Sancho Panza de esta historia. Toby es el Xander de la serie, un personaje divertido, amable y bastante torpón que sorprende por su valentía y bravura, por su sensibilidad y empatía. Un personaje pequeño y regordete que es mucho más de lo que parece. Tobías no duda en acompañar a Jim a las misiones más peligrosas sin preocuparse nunca por su propia seguridad, tan enfrascado está en la magia del viaje que nunca piensa en las consecuencias.
Claire Núñez, interés romántico del protagonista, pasa la primera parte de la temporada en la ignorancia. Sin embargo, su incorporación a la scooby gang es un soplo de aire fresco para el funcionamiento del grupo y la salva de pasar toda una temporada sufriendo el efecto Iris o Laurel (la CW maltrató a estes personajes durante demasiado tiempo).
La parte troll de la scooby gang la forman Aaarrrgghh y Blinky. El primero es un enorme troll pacifista, parco en palabras, todo bondad y buenas maneras. Un personaje del que es imposible no enamorarse y que en seguida hace buenas migas con Toby, su compinche, dando lugar a una de las relaciones más tiernas de la serie. Blinky, por su parte, es el entrenador y guía del Trollhunter en su misión. Un troll erudito y educado capaz de ver todo el potencial de Jim como persona y trollhunter. Un Giles con forma de troll que incluso vive una trama similar a la que el vigilante de Buffy sufrió en A New Man, si en aquella ocasión Giles se convertía en un monstruo, aquí es Blinky el que se convierte en un hombre durante varios episodios. El arquetipo del mentor juega un importante rol en todas las scooby gang, Buffy no podría entenderse sin Giles, vigilante de Buffy y mentor de todos los jóvenes del grupo que, con el tiempo, se erigió en figura paterna de Buffy, papel que el bibliotecario asumió con reticencias al principio pero que consolidó su relación con su cazadora y con el resto del grupo.
Trollhunters se desarrolla sin grandes sorpresas siguiendo el predecible camino del héroe. Jim se enfrentará a los típicos problemas de la adolescencia, a una madre que comienza a sospechar de su comportamiento, a la traición de alguien cercano, al típico matón de instituto y al amor por una chica popular que, gracias a Dios, no es la típica damisela en apuros. A pesar del uso y abuso de lugares comunes, Trollhunter consigue entusiasmar por su visión del mundo troll, los adorables gnomo Chompsky y cambiaformas NoEnrique, una imaginaría visual riquísima y un reparto de voces (en su versión original) efectivo. La serie fue uno de los útimos trabajos de Anton Yelchin, antes de su muerte puso voz al protagonista de esta historia en la que también encontramos a Kelsey Grammer (Blinky), Tom Hiddleston (Knajigar), Steven Yeun (Steve), Ron Perlman (Bular) o Clancy Brown (Gunmar).
Disfruté mucho con la primera parte de la serie hasta el enfrentamiento con Bular en The Battle of Two Bridges (1x13), el segundo tramo de la temporada, con Angor Rot y la búsqueda de las tres gemas, no me resultó tan entretenido de ver y, por momentos, la serie acusó cierto estancamiento y repetición de esquemas e ideas. Aún así, es una primera entrega muy disfrutable que encantará a los más pequeños de la casa y a aquellos adultos que sepan disfrutar de la ligereza y la acción que marcan el patrón de Trollhunters desde su piloto.
Sin llegar a las cotas de complejidad argumental de Legend of Korra o al derroche de imaginación de la magnífica Gravity Falls, Trollhunters es una serie que pese a sus fallos consigue entretener al espectador. Sin embargo, de cara a una segunda entrega estaría bien arriesgar temáticamente y alejarse de los lugares comunes para explorar nuevas facetas del héroe y su scooby gang. La serie necesita crecer y explorar cuestiones y lugares más complejos, más oscuros, más adultos.