Revista Cine
Que gran y maravillosa escena final de la película:
¡Oh, capitán, mi capitán!
Un espectacular derroche de talento y emoción, entre el guión de Tom Schulman, la capacidad interpretativa de Ethan Hawke y Robin Williams, la dirección de Peter Weir, y la banda sonora de Maurice Jarre conforman un final excepcional para una pelicula impresionante.
Desde mi humilde punto de vista realmente merece la pena intentar ser feliz en este valle de lágrimas. Y terminaré con un ¡Carpe diem, camaradas!
Marta Serrano
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