La segunda tarde en La México es para los matadores un éxito, aún sin haber partido plaza el estar anunciado por segunda vez en la Temporada Grande es signo de reconocimiento a su arte, a su técnica, a su torería. Pero la hora de la verdad puede ser oscura, tanto que aunque el de luces arriesgue todo, aunque haga uso de todos los recursos toreros, aunque los alamares de su hermoso vestido se manchen de sangre de tan arrimado que se está... la segunda tarde no es siempre es favorable y el torero se va de la plaza resoplando sus ansias de ser figura.
El pasado domingo en la Plaza México ocurrió que el cartel estuvo formado por 3 matadores tirunfadores de su primera tarde 3, con toros de San José y Barralva que no dieron un juego limpio.
Y hablando del buen juego del toro, se podría decir que la oreja que cortó el español José Mari Mazanares fue ganada a la "antigua usanza" pues fue por la efectiva estocada con que mató a su primer toro, ya que no se le pudo del todo al de San José. Hubo pases sí, pero sin continuidad que permitiera una lidia que nos volviera locos, que nos llevara al éxtasis. Sin embargo el público de la México ha puesto atención a la estocada, al cómo tras la herida el toro rindió su ser a la muerte. El señor Juez, atinadamente, otorgó la oreja que el tendido pedía por la certera estocada. Enhorabuena por el Juez y el Tendido de La México... eso ya nos habla de cultura taurina.
Pero retomando la introducción... los Pepes restantes no fueron tan afortunados. Al más joven -José Mauricio- sus toros no lo ayudaron en mucho y sí lo arrollaron de fea manera, pero aún así sacó la cara y los mató a los dos.
José Luis Angelino no se ha hecho la limpia que necesita, y es que en verdad que ya lleva un buen tiempo sin triunfar rotundamente en La Plaza México. Su primer toro fue complicado y no transmitía mucho, aunque al incio con el capote le metió un par de verónicas de mucho arte. A su segundo lo recibió de pie frente a toriles con un chicuelina en la que casi le arranca los alamares de la hombrera, el torito con sus pitones. Después siguió quieto para otras dos más. Luego vino el Quite de Oro inventado por Pepe Ortiz, una caleserina rematados con buenas maneras. Pero un amplio dominio de las suertes no siempre te llevan al éxito... porque la Fiesta engrendra en sí el misterio del arte, eso que llamamos "emocionar", emocionar al otro, llevarlo a la catarsis, pero no sólo es cosa del torero. El toro debe transmitir, lamentablemente para Angelino y muchos otros durante la historia taurina, no siempre se pueden lidiar bureles así, ideales. Regaló un toro, que le fue rechiflado por buena parte del público.Pero no sirvió de mucho porque tampoco tuvo toro-toro. Así que se fue resoplando sus ansias.
Que haya suerte y toros!