Simon Rattle dirige la orquesta juvenil Bolivariana de Venezuela.
Ciertas artes necesitan un envoltorio que las contenga, no es lo mismo ver un Picasso en un buen museo, que en el angosto pasillo de un hospital. De igual forma pasa con la música, que al margen de un teatro acústicamente adecuado, requiere de la ausencia de distracciones para centrar nuestra atención en un único sentido.
Creo que como mínimo, los asistentes a esta representación perderían los primeros compases atendiendo más a la vestimenta de los integrantes de la orquesta, que a la propia música.
Fuente: El País